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Ejemplos de oraciones con la palabra cándido

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra cándido en el contexto de una oración.

Término cándido: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cándido" aquí tienes una selección de 11 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cándido para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Don Cándido.
  • Una obra del arte grosero y cándido de la Edad Media.
  • Añadió entreabriendo los labios con cándido asombro.
  • Diole esta noticia su amiga Casta Moreno, que la supo por Cándido Samaniego.
  • Ambos guardaban en el fondo de su alma un sueño cándido y heroico, infantil y brutal.
  • El tal era Cándido Samaniego, hombre medio curial y medio negociante, en su trato afable, en sus negocios duro.
  • Ahora que el padre era un liberal cándido y que hablaba mal el castellano, y el hijo un conservador muy burlón y mal intencionado.
  • Después comenzó la lectura de Parerga y Paralipomena, y le pareció un libro casi ameno, en parte cándido, y le divirtió más de lo que suponía.
  • Este excelente hombre, viendo sus angustias, halló una manera delicada de suministrarle la cantidad necesaria para librarse de Cándido Samaniego, que le perseguía con saña inquisidora.
  • Por ejemplo, cuando Pepito Trastamara, que lleva el nombre de los bastardos de Don Alfonso XI, va a pedir dinero a Cándido Samaniego, prestamista usurero, individuo de la Sociedad protectora de señoritos necesitados.
  • ¡Cuántas veces en el púlpito, ceñido al robusto y airoso cuerpo el roquete, cándido y rizado, bajo la señoril muceta, viendo allá abajo, en el rostro de todos los fieles la admiración y el encanto, había tenido que suspender el vuelo de su elocuencia, porque le ahogaba el placer, y le cortaba la voz en la garganta! Mientras el auditorio aguardaba en silencio, respirando apenas, a que la emoción religiosa permitiera al orador continuar, él oía como en éxtasis de autolatría el chisporroteo de los cirios y de las lámparas.