Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra gobierno

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra gobierno en el contexto de una oración.

Término gobierno: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "gobierno" aquí tienes una selección de 86 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra gobierno para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Hágolo para mi gobierno.
  • Es el diccionario del Gobierno.
  • Pero en fin, es mujer de gobierno.
  • Con mi cabeza me gobierno yo solo.
  • Esto no nos lo puede prohibir el gobierno.
  • El Gobierno se lo lleva todo con las contribuciones.
  • ¡y el gobierno en la hoguera! ¿Qué más podían pedir?
  • Le esperaban en el Gobierno civil para una junta de ganaderos.
  • El gobierno no nos permite otras, aprovechemos esta coyuntura.
  • ¿Has puesto eso con gobierno para que no se manchen los monos?
  • Parece ser que una simple decisión del gobierno acabará con él.
  • El nuevo gobierno les miraba como vencedores, pacificadores y héroes.
  • El día en que haya un gobierno que les quiera comprar, se acabó la guerra.
  • ¡Ah!, si el Gobierno me nombrara ortógrafo de la vía pública, ya veríais.
  • Trampeta, con actividad vertiginosa, hacía la cama al candidato del gobierno.
  • Y esto no es un programa de gobierno, sino que se cumplirá en todas sus partes.
  • Si yo fuera gobierno, cerraba todos los que no estuvieran reconocidos por la ciencia.
  • Se abandonaba en brazos del Provisor para todo lo referente al gobierno de la diócesis.
  • Pero pongo en tu conocimiento, para tu gobierno, que he traído unas calandrias riquísimas.
  • El gobierno de la casa lo ha de llevar mucho mejor que tú, porque es mujer que lo entiende.
  • Castigo inmediato y cruel a todos los que van al gobierno con el único fin de hacer chanchullos.
  • Rubín estaba furioso, y sostenía que el Gobierno no tenía vergüenza si no fusilaba en el acto.
  • El gobierno de tal casa, que habría rendido a cualquiera mujer, no fatigaba visiblemente a Isabel.
  • Iba de la sala a la cocina y de la cocina a la sala, dictando reglas y pragmáticas de buen gobierno.
  • En limosnas se le iba casi todo el dinero que le daba el gobierno y mucho de lo que él había heredado.
  • Pero hay mucho tonto, mucho inocente, y el Gobierno debe velar por los tontos para que no sean engañados.
  • Carraspique frisaba con los sesenta años, y no se distinguía ni por su valor ni por sus dotes de gobierno.
  • Su doble misión de hombre de gobierno en la diócesis y sabio de la catedral le imponía un trabajo abrumador.
  • Sólo notaba Julián cierta resistencia pasiva en lo tocante al gobierno de los estados y hacienda del marqués.
  • No disponía el gobierno en el distrito sino de lo que, pomposamente hablando, puede llamarse el elemento oficial.
  • Mal iba todo, y la culpa la tenía el gobierno, un puñado de ladrones que no se preocupaban de la suerte del país.
  • Yo le digo que es el buen tirano, la dictadora inteligente, la representación del gobierno ideal para los perezosos.
  • Estos artistas de verso también paran a veces en la cárcel, según el gobierno que rige los destinos de la Nación.
  • Y el día que haya en España un gobierno medio liberal siquiera, ese hombre saldrá de aquí con la sotana entre piernas.
  • El gobierno de la República, los subprefectos y demás funcionarios de la frontera española dejaban pasar a los facciosos.
  • Recuerden ustedes, señores, lo que nos duraba un sombrero de teja en los ominosos tiempos en que no nos pagaba el Gobierno.
  • La libertad y el gobierno son antitéticos, había leído en un periódico rojo, y aplicaba la frase a la cocina y a la mujer.
  • Después, cuando le oí decir, por cierto sin tono de queja, que el Gobierno le debía nueve pagas, me expliqué aquel deterioro.
  • Cada país tiene el Gobierno que merece, y aquí no puede gobernar más que un hombre que esté siempre con una estaca en la mano.
  • Había que cambiar de forma de Gobierno cada poco tiempo, y cuando estaba en república, ¡le parecía la monarquía tan seductora.
  • Y como no hay secreto bien guardado entre tres, y menos entre tres docenas, el país y el gobierno supieron pronto la gran noticia.
  • Continuó el viejo Malespina, ya sabe usted que el Gobierno inglés me mandó llamar para perfeccionar la Artillería de aquel país.
  • Era un especialista en las enfermedades de la patata, y tenía un trabajo sobre el particular que no acababa de premiarle el Gobierno.
  • Del gobierno doméstico cuidaban las dos, pero más particularmente la suegra, que mostraba ciertas tendencias al despotismo ilustrado.
  • El Magistral un sabio, un literato, un orador, un hombre de gobierno, y lo que valía más que todo, en su concepto, un hombre de mundo.
  • Todo anunciaba que el señor de los Pazos se llevaría el gato al agua, a pesar del enorme aparato de fuerza desplegado por el gobierno.
  • También charló Juan Pablo de política, diciendo con mucho tupé que el Gobierno estaba de cuerpo presente, y que la situación duraría.
  • Las damas salieron a la calle, y el Provisor entró, dejando atrás pasillos, galerías y salones, en las oficinas del gobierno eclesiástico.
  • Tan pronto se le inundaba el alma de gozo oyendo decir que el Gobierno iba a dar mucho estacazo y a pasarse los tales derechos por las narices.
  • Creían que era el mismo gobierno lo que quemaban al son de la Marsellesa, y los industriales soñaban despiertos en la rebaja de la contribución.
  • Camps traía recomendaciones para el director del Tesoro, y quiso cobrar unos pagarés falsos de fusiles que se suponían comprados por el Gobierno.
  • Su hijo, que después fue marqués de Casa Muñoz, casó con la hija de Albert, el que daba la cara en las contratas de paños y lienzos con el Gobierno.
  • El marqués de Vegallana y Ripamilán, que estaban en medio del grupo, volviéndose a todos lados, opinaban que ellos gobierno, darían el estanco a la viuda.
  • ¿Por qué no me había de dar el Gobierno, vamos a ver, por qué no me había de dar el encargo, mediante proporcionales emolumentos, de vigilar los rótulos?
  • Pero después la sátira se remontó, metiéndose de rondón en la política, y las fallas se convirtieron en burlas al gobierno y caricaturas de la autoridad.
  • Él la conservó, y cuando fue a París, la Convención le condenó no sé si a muerte o a destierro por haber admitido condecoraciones de un Gobierno enemigo.
  • Zalamero, a los veintisiete años, era ya diputado y subsecretario de Gobernación, y se decía que Rivero quería dar a Joaquinito Pez un Gobierno de provincia.
  • En los últimos años de la Revolución, Don Manuel Pez diole un destinillo en el Gobierno civil, y él lo aceptó como ayuda hasta que vinieran tiempos mejores.
  • Cuando emprendía una excursión por camino desconocido, contaba los pasos, aunque hubiese medidas oficiales, porque no se fiaba de los kilómetros del Gobierno.
  • El gobierno dispone de mucha fuerza, ¡qué diantre!, y cuando ve la cosa mal parada recurre a la coacción, haciendo las elecciones por medio de la Guardia Civil.
  • Si mandaban los del Marqués, don Álvaro repartía estanquillos, comisiones y licencias de caza, y a menudo algo más suculento, como si fueran gobierno los suyos.
  • En un pueblo así, ¿cómo es posible realizar desde la Gaceta un cambio tan radical como el que supone el asunto, hoy estudiado por el gobierno, de las Congregaciones?
  • Comenzó a decir de qué manera se podía conquistar la Tierra Santa y cómo se ganaría Argel, en los cuales discursos eché de ver que era loco repúblico y de gobierno.
  • Subía el Magistral por las primeras calles de la Encimada, pasó por la puerta del Gobierno civil y allá dentro, en medio del patio, vio un pozo que él sabía que estaba ciego.
  • La mejor de las leyes la que las anula todas, y el único gobierno serio el que tiene por misión no gobernar nada, dejando que las energías sociales se manifiesten como les da la gana.
  • Era cierto que había aceptado la mitra a condición de escoger, sin que valieran recomendaciones, una persona de su confianza en quien depositar los cuidados del gobierno eclesiástico.
  • Otros tertuliantes sentían envidia, y aunque felicitaban y adulaban al favorecido, al propio tiempo hacían pronósticos de las dificultades que había de tener en el gobierno de su ínsula.
  • Decía que su ideal era un gobierno de leña, que hiciera las leyes y nos las aplicara sin contemplaciones, mirando siempre a la justicia, con una tranca muy grande y siempre alzada en la mano.
  • Y poco a poco estos hombres fueron ganando la simpatía y la confianza de todos, y en sus manos se confiaron los más arduos negocios humanos, es decir, la dirección y gobierno de las naciones.
  • ¡Pedirme dinero un hombre que, cuando debe, no hay medio de sacarle un real, y se enfada si una reclama lo suyo! Dice que le van a hacer secretario de un gobierno de provincia y qué sé yo qué.
  • Después de expresar su opinión autoritaria de esta manera, doña Lupe, viendo a su sobrino más tranquilo y como vencido del sopor, empezó a dar instrucciones a Fortunata sobre el gobierno de la casa.
  • Sin pensarlo, contra su propósito, se encenagó como todos los días en las complicadas cuestiones de su gobierno eclesiástico, mezcladas hasta lo más íntimo con sus propios intereses y los de su señora madre.
  • Se acordó de la patada que había recibido él pero el licenciado había sido terco, y había vuelto a requebrarla, y a prometerla casarse en cuanto sacaran el estanquillo que le tenían prometido los del Gobierno.
  • En tal situación y en los breves periodos que tenía libres, su actividad era siempre la misma, pues hasta el día de caer en la cama estaba sobre un pie, atendiendo incansable al complicado gobierno de aquella casa.
  • Vi Aquella gran mujer, Isabel Cordero de Arnaiz, dotada de todas las agudezas del traficante y de todas las triquiñuelas económicas del ama de gobierno, fue agraciada además por el Cielo con una fecundidad prodigiosa.
  • Presentose en aquellos días al simpático joven la coyuntura de hacer su primer viaje a París, adonde iban Villalonga y Federico Ruiz comisionados por el Gobierno, el uno a comprar máquinas de agricultura, el otro a adquirir aparatos de astronomía.
  • Es lástima que Nicolás se haya ido a Toledo hace dos días, pues si estuviera aquí, él daría pasos por su hermano, y con seguridad le sacaría hoy mismo de la cárcel, porque los curas son los que más conspiran y los que más pueden con el Gobierno.
  • La marina se había sublevado, echando del trono a la reina, y ésta se encontraba ya en Francia, y se constituía un gobierno provisional, y se contaba de una batalla reñidísima en el puente de Alcolea, y el ejército se adhería, y el diablo y su madre.
  • Gran conflicto habían creado al Gobierno, en opinión de todos los del corro, el alcalde presidente del Ayuntamiento y la viuda del marqués de Corujedo exigiendo el mismo estanquillo, el importante estanquillo del Espolón para sus respectivos recomendados.
  • Juan Pablo sentía increíbles deleites en ir al café, hablar mal del Gobierno, anticipar nombramientos, darse una vuelta por los ministerios, acechar al protector en las esquinas de Gobernación o a la salida del Congreso, dar el salto del tigre y caerle encima cuando le veía venir.
  • El gobernador había consultado al Gobierno por telégrafo (lo acababa de decir la gobernadora), y el Gobierno tenía que decidir entre desairar a la dama conservadora que disponía de más votos en Vetusta o a uno de los más firmes apoyos de la causa del orden, que era el señor alcalde.
  • Y mire usted que llevo un mes de porclamar en todos lados que no hay semejante marqués, que el gobierno le ha sacado el título para dárselo a otro más liberal, y que ese título de marqués quien se lo ha ofrecido es Carlos siete, para cuando venga la Inquisición y el diezmo, como usted me enseña.
  • Nada, nada, señores, ya lo oyen ustedes dijo el Provisor en voz alta, para que se enterasen todos los presentes y no le aburrieran más en las oficinas del gobierno civil dicen que se resolverán los expedientes uno a uno, porque no hay criterio general aplicable, es decir, que no se resolverán nunca los expedientes dichosos.
  • Súpose más tarde que había ido a Inglaterra a comprar fusiles, que hizo un alijo cerca de Guetaria, que vino disfrazado a Madrid y pasó a la Mancha y Andalucía en el verano del 73, cuando la Península, ardiendo por los cuatro costados, era una inmensa pira a la cual cada español había llevado su tea y el Gobierno soplaba.
  • Y llegado el instante crítico, cuando los ulloístas se juzgaban ya dueños del campo, inclinaron la balanza del lado del gobierno defecciones completamente impensadas, por no decir abominables traiciones, de personas con quienes se contaba en absoluto, habiendo respondido de ellas la misma casa de los Pazos, por boca de su mayordomo.
  • Día y noche estaba el insigne cacique atravesado en la carretera, y a cada viaje la elección de Cebre se presentaba más dudosa, más peliaguda, y Trampeta, desesperado, vociferaba en el despacho del Gobernador que importaba desplegar fuerza, destituir, colocar, asustar, prometer, y, sobre todo, que el candidato cunero del gobierno aflojase la bolsa, pues de otro modo el distrito se largaba, se largaba, se largaba de entre las manos.