Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "invierno" aquí tienes una selección de 95 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra invierno para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Luisito pasaba el invierno bien.
- El invierno parecía una desnudez.
- Tuvimos que aguardar todo el invierno.
- El invierno es para el amor verdadero.
- Hacía un tiempo de invierno admirable.
- Por marzo, cuando el invierno ha pasado.
- En invierno, la playa de las Ánimas es triste.
- Se acordaba del sol de invierno de la tarde anterior.
- Ni el verano le sofocaba, ni el invierno le encogía.
- Me va a coger el invierno sin un hilo sobre mi cuerpo.
- Irnos a pasar unos meses, hasta que vuelva el invierno.
- El invierno iba a volver, el diluvio estaba a la puerta.
- En toda mi vida no he visto un invierno tan frío como este.
- Tal vez las gotas de lluvia que iban a caer en aquel otro invierno.
- Anita encontraba la vida de Vetusta más tolerable que en invierno.
- El primo Manolo no viene a España más que, por ejemplo, en invierno.
- Un invierno hizo Martín una hazaña, de la que se habló en el pueblo.
- Mire usted, prefiero el invierno con todas sus borrascas y su agua eterna.
- Invierno y verano estaba en su cuartucho, sin cesar de planchar un momento.
- Entramos en la bahía de Cádiz una mañana de invierno, con un sol espléndido.
- Una mañana de invierno muy hermosa y muy clara me llamaron para ir a Aguirreche.
- Corría entre tanto el invierno, y el capellán se habituaba a la vida campestre.
- En invierno cae la nieve y aúllan los lobos en las inmediaciones de la rectoral.
- Las flores del ramo eran de las más bellas, raras y valiosas que hay en invierno.
- El invierno actual siempre era más frío que todos los que recordaban, menos uno.
- Ella habló de su miedo, de los sustos que durante el invierno pasaba en el camino.
- IX LA MUJER DEL TÍO GARROTA UNA noche de invierno, un chico fué a llamar a Andrés.
- Estamos ya a principios de invierno, y este viejo debería llevar un traje de abrigo.
- Eran como estremecimientos de aquella naturaleza próxima a dormir su sueño de invierno.
- Así como así, el invierno había pasado, y el calor de la lareira no era apetecible ya.
- En invierno acontece con la humedad nacerle a uno de nosotros berros y arboledas en el cuerpo.
- Y en un año se transformó en Paseo de invierno el apetecible Espolón, secularizándose en parte.
- La familia, en estos días de invierno reunida en la cocina, delante del fuego del hogar, me espera.
- Todo aquel invierno continuó el tratamiento de las duchas circular y escocesa y el bromuro de sodio.
- El mozo y la criada estaban sacando leña y sarmientos, metidos durante todo el invierno en el lagar.
- Y en invierno, una chaqueta de paño negro, fuerte, que debía de estar calafateada como una gabarra.
- Mesía y Visita no tenían en el invierno de sus amores aquellos días de sol de que hablaba Obdulia.
- Desde que ha venido el invierno murmuró hablando consigo misma no sé qué tiene ni qué trazas saca.
- Muchas veces, en pleno invierno, se aligera el cielo, huyen las nieblas y queda el mar azul, admirable.
- Por invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde, y en verano poco antes de ponerse el sol hasta la noche.
- En invierno usaba zapatillas de orillo y una capa larga, que le colgaba de los hombros como de un perchero.
- Después volvía el invierno, como en sus mejores días, con fríos, escarchas y lluvia, lluvia interminable.
- Era en invierno, y quedamos los tres convenidos en permanecer con la cabeza tapada, como si tuviéramos frío.
- Un hombre que lo ha sido todo, presidiario y revolucionario de barricadas, torero de invierno y tratante en ganado.
- En los crepúsculos de invierno, obscuros y muchas veces lluviosos, salvaba Roseta temblando más de la mitad del camino.
- Aquella misma verdura de los árboles, tan desnudos en invierno, era bien venida en primavera, pero causaba ahora hastío.
- Llévame a ese lugar donde el arroyo se ensangosta, que agora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados.
- CAPÍTULO VII CÓMO MARTÍN ZALACAÍN BUSCÓ NUEVAS AVENTURAS Una noche de invierno llovía en las calles de San Juan de Luz.
- Martín, viendo que no era difícil recorrer los caminos, tomó su cochecito y se dirigió hacia Urbia una mañana de invierno.
- Al llegar el invierno, aparecía siempre en la plaza algún aragonés viejo llevando a la zaga un muchacho, como bestezuela asustada.
- Las amistades falsas, gastadas hasta hacerse insoportables durante el común aburrimiento de un invierno sin fin, ahora se renovaban.
- El dinero, cautivo en los estudis durante el invierno, oculto en el arca ó en el fondo de una media, comenzaba á circular por la vega.
- Y determinó consagrar algunas horas de las largas noches de invierno a enseñar al chiquillo el abecedario, la doctrina y los números.
- Como era de esperar, el invierno volvió con todos sus rigores, riéndose a carcajadas de los incautos que se creían en plena primavera.
- Un domingo de invierno, por la tarde, al anochecer, no sé por qué me decidí a dejar la diligencia de San Fernando y a quedarme en Cádiz.
- Impaciente ya, resolvió don Pedro la marcha antes de que pasase la inclemencia del invierno, a fines de un marzo muy esquivo y desapacible.
- El invierno había sido duro, las patatas pocas y malas, el macho estaba enfermo, los muchachos descalzos, un pedrisco lo había arrasado iodo.
- Sobre todo, desde que elogió aquella obra tan mala, estrenada este invierno, diciendo que en ella se planteaba el problema, y qué sé yo qué.
- Esos albañiles de los dramas populares que se nos vienen a quejar de que sufren el frío del invierno y el calor del verano, no son los únicos.
- Las partes de por medio suelen quedarse en el pueblo y se les conoce porque les coge el invierno con ropa de verano, muy ajustada por lo general.
- En rigor, el invierno, nada, pero en la tranquilidad y tibia y vaga alegría del ambiente, una delicia que saboreaba con inefable gozo la Regenta.
- Durante los meses del calor disminuían bastante las limosnas, pero se hablaba mucho en las cofradías, preparando las fiestas de Otoño y de Invierno.
- Mi amita se casó en Vejer al amanecer de un día hermoso, aunque de invierno, y al punto partieron para Medinasidonia, donde les tenían preparada la casa.
- En el lado opuesto la Lonja de la Seda, acariciada por el sol de invierno y luciendo sobre el fondo azul del cielo todas las esplendideces de su fachada ojival.
- Mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno leños, a que nos calentábamos.
- Cruzaban la plaza y pasaban sobre los tejados golondrinas gárrulas, inquietas, que iban y venían, como si hiciesen sus visitas de despedida, próximo el viaje de invierno.
- Una tarde de invierno vio Paula llegar a la aldea cuatro hombres que conducían a hombros el cuerpo destrozado de su marido en unas angarillas improvisadas con ramas de roble.
- ¡Adiós el invierno! La primavera se acercaba con sus tibias caricias, y en los balcones sonreían las muchachas, mirando de soslayo a los que se detenían para contemplarlas.
- CAPÍTULO II CÓMO MARTÍN, BAUTISTA Y CAPISTUN PASARON UNA NOCHE EN EL MONTE Una noche de invierno marchaban tres hombres con cuatro magníficas mulas cargadas con grandes fardos.
- Al mediar Noviembre suele lucir el sol una semana, pero como si fuera ya otro sol, que tiene prisa y hace sus visitas de despedida preocupado con los preparativos del viaje del invierno.
- Algunas deudas antiguas las había satisfecho con la paga de Navidad de sus arrendatarios de la huerta, pero necesitaba con urgencia ocho mil reales, pues el invierno exige grandes gastos.
- Pero ¿verdad dijo Obdulia, poniéndose más guapa que esto de encontrarse de vez en cuando se parece un poco a un buen día de sol en invierno, en esta tierra maldita del agua y la niebla?
- A lo lejos gritaban las agoreras aves de invierno, que después aparecían bajo las nubes, volando fuera de tiro, sin miedo al cazador, pero tristes, cansadas de la vida, suponía Quintanar.
- Se fué el doctor, y la muchacha de los ojos negros descorrió las cortinas y Martín se encontró en una habitación grande, algo baja de techo, por cuya ventana entraba un dorado sol de invierno.
- Notaba Ana con tristeza y casi envidia que en general los vetustenses se resignaban sin gran esfuerzo con aquella vida submarina, que duraba gran parte del otoño, lo más del invierno y casi toda la primavera.
- En cuanto las lluvias de invierno se inauguraban, después del irónico verano de San Martín, a Frígilis se le caía encima Vetusta y sólo pasaba en su recinto los días en que le reclamaban sus árboles y sus flores.
- El entusiasmo de la juventud, el ansia de vivir, manifestábanse en él con extraordinaria fuerza, como frutos tardíos del árbol de su vida, que había pasado invierno tras invierno sin conocer hasta ahora la primavera.
- Aunque era invierno, se me figuraba que los árboles todos del jardín se cubrían de follaje, y que el emparrado que daba sombra a la puerta se llenaba inopinadamente de pámpanos para guarecerles cuando salieran de paseo.
- Calculaba él, con aquella frivolidad afectada y natural al mismo tiempo de materialista práctico, calculaba que allá para el invierno él se sentiría fuerte como un roble y la Regenta estaría suave y dócil como una malva.
- Y en último término, en el límite del horizonte, entre el verde de la vega y el azul del cielo, el puerto, como un bosque de invierno, marcando en la atmósfera pura y diáfana la aglomeración de los mástiles de sus buques.
- Durante el invierno, en las horas de sol, algunos viejos de la vecindad, con traje de casa y zapatillas, pasean por la cornisa, y al llegar Marzo o Abril contemplan los progresos de los hermosos perales y melocotoneros de las huertas.
- Las ideas tristes habían volado como pájaros de invierno, Ana se había visto en el paseo de San Blas rodeada del mundo, agasajada, y a su lado iba don Álvaro Mesía, enamorado, triste de tanto amor, resignado, cariñoso sin interés, suave y tierno, sin esperanza.
- Lo que se puede bien llamar juventud dorada del clero de la capital, tan envidiada por sus colegas de la montaña, que según ellos mismos se embrutecían a ojos vistas, la juventud dorada acudía sin falta todas las tardes de otoño y de invierno que hacía bueno al Espolón.
- Una tarde de color de plomo, más triste por ser de primavera y parecer de invierno, la Regenta, incorporada en el lecho, entre murallas de almohadas, sola, obscuro ya el fondo de la alcoba, donde tomaban posturas trágicas abrigos de ella y unos pantalones que don Víctor dejara allí.
- Eran los sencillos aragoneses, golondrinas de invierno que, al caer las primeras nieves que dejan el campo muerto y el hogar sin pan, levantan el vuelo con su cargamento de lana, y desde el fondo de la provincia de Teruel llegan, a Valencia, ofreciendo lo que la familia fabrica durante el año.
- Pero no soy, aunque me pesa, y su merced lo habrá podido comprobar con el arrayán de su buen juicio, más que un pobre, cuanto humilde aficionado al trato de las Musas, que labora con estas sus torpes manos en amenizar las veladas de los socios, en las frigidísimas noches del helado invierno.
- ¡el marqués de Ulloa! Porque ya es hora de decir que el marqués de Ulloa auténtico y legal, el que consta en la Guía de forasteros, se paseaba tranquilamente en carretela por la Castellana, durante el invierno de 1866 a 1867, mientras Julián exterminaba correderas en el archivo de los Pazos.
- Caminaba perezosamente por las calles de la ciudad en los fríos crepúsculos de invierno, comprando los encargos de su madre, deteniéndose embobada ante los escaparates que empezaban á iluminarse, y al fin, pasando el puente, se metía en los obscuros callejones de los arrabales para salir al camino de Alboraya.
- Detrás de unas tablas, que dejaban pasar las blasfemias y el ruido del dinero, estudiaba en las noches de invierno interminables el hijo del cura, como le llamaban cínicamente los obreros, delante de su madre, no en presencia de Fermín, que había probado a muchos que el estudio no le había debilitado los brazos.
- Todos los años, al oír las campanas doblar tristemente el día de los Santos, por la tarde, sentía una angustia nerviosa que encontraba pábulo en los objetos exteriores, y sobre todo en la perspectiva ideal de un invierno, de otro invierno húmedo, monótono, interminable, que empezaba con el clamor de aquellos bronces.
- Aunque tradicionalmente el Espolón venía siendo patrimonio de sacerdotes, magistrados melancólicos y familias de luto, como algunas señoras notasen que el Paseo de los curas era más caliente que todos los demás, comenzaron en tertulias y cofradías a tratar la cuestión de si debía trasladarse el paseo de invierno al Espolón.
- ¡Cuánto más hermosa, aunque estuviera fuera de toda idea de belleza tradicional, la función de un motor eléctrico, que no este trabajo muscular, rudo, bárbaro y mal aprovechado! VI TIPOS DE CASINO AL llegar el invierno, las noches largas y frías hicieron a Hurtado buscar un refugio fuera de casa, donde distraerse y pasar el tiempo.
- Refugio, la querida de Juan Pablo, estaba aquel invierno muy mal de ropa, y no iba al café del Siglo, sino al de Gallo, porque le cogía cerca (la pareja moraba en la Concepción Jerónima), y además porque la sociedad modesta que frecuentaba aquel establecimiento, permitía presentarse en él de trapillo o con mantón y pañuelo a la cabeza.
- ¡Quién hubiera dicho a doña Anuncia que aquel novio soñado, que ya empezaba a tardar, pasaba todos los días cerca de ellas, en el Espolón, el Paseo de invierno, o en la carretera de Madrid, orlada de altos álamos que se juntaban a lo lejos! Ana había notado que todas las tardes se encontraban con don Tomás Crespo, el íntimo de la casa, y un caballero que se la comía con los ojos.
- Cuando era preciso se calaba el chacó, martirizaba el pecho con el asfixiante correaje, y servía a la nación y a la libertad, yendo a pasar la noche en el Principal, donde comía melones en verano, se calentaba al brasero en invierno, en la santa y pacífica compañía de algunos otros comerciantes del Mercado, que, olvidándose de la marcialidad de su uniforme, pasaban las horas de la guardia hablando de las fábricas de Alcoy o del precio del azúcar y de la seda.