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Ejemplos de oraciones con la palabra índole

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra índole en el contexto de una oración.

Término índole: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "índole" aquí tienes una selección de 13 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra índole para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Si salen de mala índole.
  • El chico es de buena índole.
  • En la índole de don Pedro había un fondo de crueldad, sostenido por su vida grosera.
  • La índole de las relaciones que con las personas tuviese determinaba el predominio de tal o cual mitad.
  • Petra, por venganza, por mala índole, había hablado, había dicho a alguna amiga lo de su antigua ama.
  • Pero tenía buena índole, y cuando sentara la cabeza y diera un estirón sería una criada inapreciable.
  • ¿Hay nada más interesante que la Inquisición, de índole tan semítica, dedicada a limpiar de judíos y moros al mundo?
  • A esto no llegó ni podía llegar la de Jáuregui, porque tenía ciertas delicadezas de índole y de educación que se sobreponían a sus enconos de usurera.
  • Sus amigos, que le conocían bien, descubrían en él menos entereza para desempeñar el papel de libertino, y a menudo se le clareaba la buena índole al través de la máscara.
  • La índole de tan sagrada institución discurría Julián es opuesta a impúdicos extremos y arrebatos, a romancescos y necios desahogos, ardientes y roncos arrullos de tórtola.
  • Era de tal índole la maldad de esta hembra, que daba por buenas las desazones que el lance pudiera causarle, por la responsabilidad que ella tenía, con tal de ver comprobados por los hechos sus pronósticos.
  • En esto hay que contar con la índole, con el esqueleto espiritual, con esa forma interna y perdurable de la persona, que suele sobreponerse a todas las transfiguraciones epidérmicas producidas por la enseñanza.
  • ¡Cuántos años tenía que remontar en la historia de sus amores para encontrar paseos de aquella índole! Sin embargo de la risa, sin temor al barro que debía de haber en la calle de Tras la cerca, que no estaba empedrada, se metió por un arco de la Plaza Nueva, entró en un callejón, después en otro y llegó al cabo a la calle a que daba la puerta del Parque.