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Ejemplos de oraciones con la palabra maría

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra maría en el contexto de una oración.

Término maría: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "maría" aquí tienes una selección de 100 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra maría para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • María.
  • Ave María Purísima.
  • Ave María Purísima.
  • ¡Ave María Purísima!
  • ¡Ave María Purísima!
  • Y de la Corte de María.
  • A don Luis María Pastor.
  • A la calle del Ave María.
  • Habíale dicho Ave María, 18.
  • Cálmate, por María Santísima.
  • Don José María dijo un oficial.
  • (María, ¿a dónde vas tan bonita?
  • Santa María de las Flores, con 12.
  • ¡Que si vi entrar a María Cristina!
  • Bueno y sano contestó Don José María.
  • ¡Ave María Purísima! decían al entrar.
  • Sor María de la Cruz, y al lado una fecha.
  • María Santísima, lo que bregaron para acostarle.
  • ¡María Santísima!, con lo que sale usted ahora.
  • María Santísima era la Madre de Dios, en efecto.
  • María llevaba siete espadas clavadas en el pecho.
  • Se llamaban, como va dicho, Santa María y San Pedro.
  • Un tío suyo era boticario en la calle del Ave María.
  • ¡María Santísima!, cuando el temido momento llegase.
  • ¡Ave María Purísima, qué disparate! Estás tú fresco.
  • ¡Jesús, María y José!, ¡qué horror! exclamó mi ama.
  • El Ave María y la Salve adquirieron para ella nuevo sentido.
  • ¡Qué tormenta se prepara, María Santísima! ¡Qué viento.
  • El órgano parecía sentir más de corazón las penas de María.
  • Medio siglo después me acordé de Don José María Malespina, y dije.
  • Ella, Ana a los pies del Magistral, como María a los pies de la Cruz.
  • ¡María Santísima, y cuánta planta tiene usted aquí! Es un jardín.
  • ¡Jesús, María y José! exclamó Doña Francisca más muerta que viva.
  • ¡Qué curiosos son estos hombres! ¡Virgen María!, todo lo quieren saber.
  • María, además de Reina de los Cielos, era una Madre, la de los afligidos.
  • Entró allí cierta hechicera más poderosa que la señora María la Sabia.
  • Recuerdo mis conversaciones con Dolores y con una amiga suya, María Jesús.
  • Adiós, María Dolores, marcho mañana en un barco de flores para la Habana.
  • ¡Ave María Purísima! exclamó el cura llevándose ambas manos a la cabeza.
  • Sobre la pared, bajo las ménsulas, resaltan los emblemas de Jesús y María.
  • Iv Aquella noche se fueron a Variedades, que está a dos pasos del Ave María.
  • ¡María Santísima! ¿Ve usted las pestañas cómo las tengo, llenas de polvo?
  • Dolorcitas trajo un anteojo y miramos el Puerto de Santa María, Rota y Puerto Real.
  • Luego vi a doña María Victoria, ¡qué excelente señora! Hízome sentar a su lado.
  • Porque ¡María Santisma !, si Maximiliano apostaba a feo, no había quien le ganara.
  • Casi de los primeros que a ellas bajaron fueron Don José María Malespina y su hijo.
  • Cuando salió don Fermín de Santa María la Blanca, tenía la boca hecha agua engomada.
  • Volvía la Marquesa, toda de negro, de pedir en la mesa de Santa María con Visitación.
  • Ella, María, iba allí porque delante llevaba a su Hijo muerto, pero Ana, ¿a qué iba?
  • Le nombro a Nuestro Divino Redentor y a María Santísima del Carmen, y como si tal cosa.
  • ¡Don Luis María Pastor en los Bufos! Azorín pregunta quién era don Luis María Pastor.
  • El duelo se verificaría en el Puerto de Santa María, en la finca de un amigo del marqués.
  • Andrés quiso enterarse de quién era sor María, de si vivía en el hospital o dónde estaba.
  • ¡Hijo, por María Santísima! exclamó doña Lupe consternada, a punto que entraba su sobrina.
  • Después se apasionó, como toda la juventud de su época, por María o la hija de un jornalero.
  • Al llegar a este punto de su charla, Don José María dio tal tumbo que se quedó en cuatro pies.
  • Con aquel anteojo se veía un poco del billar del casino, que estaba junto a la iglesia de Santa María.
  • ¡Pero qué cosas se le ocurren a este hombre! Ave María Purísima exclamó Guillermina con benevolencia.
  • Pepe, haciendo cortesías, hasta media calle, y las dos señoras subieron despacio hacia la del Ave María.
  • Cuando Aurora sale de su obrador, él la espera en la calle de Santo Tomás y van juntos hacia el Ave María.
  • Cargó, pues, la señora de Jáuregui con sus penates, y se instaló en un segundo de la calle del Ave María.
  • Los oficiales que le rodeaban mirábanle con sorna oyendo el último jactancioso concepto de Don José María.
  • Como seguro prosiguió, aunque da mucho que hacer, el chico de la tienda de ropas hechas, José María Vallejo.
  • El poeta eclesiástico que olvidaba otros cabellos para alabar los de María, le pareció sublime en su ternura.
  • Por eso estoy todo el santo día vigilando a José María Vallejo, que es un buen hombre, sin despreciar a nadie.
  • Don José María se quedó como alelado con esta razón, y por un instante estuvo perplejo, sin saber qué decir.
  • Era la de Don José María Malespina, que vociferaba en el patio, llamando a su mujer, a Don Alonso y a mi amita.
  • Después de María Jesús, que solía llegar la primera, venían a la casa otras chicas y chicos de la misma edad.
  • ¡Ave María Purísima, qué precocidad! Todavía no ha nacido y ya sabes que es varón, y que es tan granuja como yo.
  • Si mal no recuerdo, también dijo Don José María que había aconsejado a Napoleón el atrevido hecho del 18 brumario.
  • Ave María Purísima, ¡qué barbaridad! Sentía en mí, detrás de aquella idea, una calentura de celos que me abrasaba.
  • Tenía cincuenta años, la cabeza llena de nieve, y su corazón todavía se abrasaba en fuego de amor a María Santísima.
  • ¡María Santísima y qué primer agua la que salió de aquella empecatada carita! Lejía pura, de la más turbia y espesa.
  • Don José María, que tal oyó, aseguró que, por el contrario, convenía reanimar el espíritu del enfermo con la conversación.
  • El Rosal de María (en verso) Flores de María La devoción de la Inmaculada El Romancero de Nuestra Señora La Virgen y el dogma.
  • Si quieres, como algún día, alabar rubios cabellos, alaba los de María, más dorados y más bellos que el sol claro al mediodía.
  • No pensaba ni en Dios, ni en Cristo, ni en María, ni siquiera en la eficacia de su sacrificio para restaurar la fama del Magistral.
  • Ana pensó en María, en Rossini, en la primera vez que había oído, a los diez y ocho años, en aquella misma iglesia, el Stabat Mater.
  • Al Rey Luis XVI dijo, y a la Reina Doña María Antonieta les cortaron la cabeza, naturalmente, porque no querían darle libertad al pueblo.
  • ¿Juras que reconocerás como pariente a mi hija María de Aguirre, siempre, digan lo que digan, y que la favorecerás con todos tus medios?
  • Vieron el extranjero y Martín las otras iglesias del pueblo, la Peña de los Castillos y la parroquia de Santa María, y volvieron a comer.
  • ¡Aquí de la Virgen! Pero ¡qué cosas! ¡Si María Santísima protegía ahora al enemigo! Esta idea extravagante no la podía echar de sí.
  • Embarcose más tarde para la expedición al estrecho de Magallanes en la corbeta Santa María de la Cabeza, que mandaba Don Antonio de Córdova.
  • Él era el director de aquella institución docente y piadosa, que celebraba sus sesiones en el crucero de la Iglesia de Santa María la Blanca.
  • La llamaban doña María de las Nieves, y era una de las figuras más notables que presenta Madrid en la variadísima serie de los tipos de café.
  • La meditación y el zurcido no le impedían mirar de vez en cuando a la calle, y la del Ave María es mucho más pasajera que la de Raimundo Lulio.
  • Este adjetivo, dirigido a la madre de Isabel II, indicaba cómo había llegado el odio por María Cristina hasta los más alejados rincones de España.
  • En pie, delante de ellos, la señora María la Sabia, extendiendo el dedo negro y nudoso cual seca rama de árbol, los consultaba con ademán reflexivo.
  • Al llegar a la calle del Ave María, Rubín se pasó a la acera de los impares y se puso en acecho en la esquina de la calle de San Simón, en la sombra.
  • Yo me disculpé diciendo que me lo habían contado tal como lo referí, y Don José María se puso furioso, llamándome zascandil, embustero y enredador.
  • Los largos ejercicios piadosos de las distintas épocas del año, como octava de Corpus, sermones de Cuaresma, flores de María, les sabían siempre a poco.
  • Según lo que supe después al ir a Sanlúcar acompañando a la familia, Don José María había forjado una novela de heroísmo y habilidad por parte suya.
  • ¡Lo mismo que don Luis María Pastor! ¡Sí, sí exclamo yo, lo mismo que don Luis María Pastor! Y en la sala del Español se ha producido un escándalo enorme.
  • Dejé a Don José María para ver lo que pasaba, y en cuanto puse los pies fuera de la cámara, me enteré de la comprometida situación en que se encontraba el Rayo.
  • Este acreedor era Samaniego, el boticario de la calle del Ave María, y su crédito ascendía, con el interés vencido de seis por ciento, a sesenta y tantos mil reales.
  • Acerqueme al grupo de donde salía aquella charla retumbante, que dominaba las demás voces, y quedé asombrado, reconociendo al mismo Don José María Malespina en persona.
  • Los mozalbetes más osados acercaban a ella el rostro con cierta insolencia, pero la belleza bondadosa de aquella cara de María Santísima les imponía admiración y respeto.
  • El verano robaba gran parte del contingente de aquellos ejércitos piadosos del Corazón de Jesús, la Corte de María, el Catecismo, las Paulinas y demás instituciones análogas.
  • Cruzamos la bahía de Cádiz, desembarcamos, atravesamos las calles del Puerto de Santa María, en coche, y llegamos a la finca del amigo del marqués, a eso de las dos de la tarde.
  • Platón, comprendiendo por instinto antes que por criterio, que las órdenes de Estupiñá eran más prácticas que las de la placera, salió y fue presuroso a la calle del Ave María.