Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra abrirle

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra abrirle en el contexto de una oración.

Término abrirle: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "abrirle" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra abrirle para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Antes de abrirle, mi odio le había conocido.
  • ¿Querría doña Ana abrirle de par en par el corazón?
  • Su ama la vio entrar en la casa y fue a abrirle la puerta.
  • Salió a abrirle una muchacha, y poco después se presentó un señor.
  • Eso es corromperle, eso es abrirle los ojos sobre cosas que no debe ver.
  • Pero la maldita casualidad se empeñó en abrirle los ojos cuando no quisiera.
  • Pues abrirle la cabeza a Don Basilio y sacarle toda la paja que hay dentro para venderla.
  • ¡Dios, con la faena que en ella había! Cuando llegó Rubín, a las doce, salió a abrirle su amiga con semblante risueño.
  • Y como encontró a su amigo más atento que nunca, más cordial, más afectuoso, no tardó en abrirle el alma de par en par.
  • Y la verdad es que debía hablar a mi marido para abrirle los ojos, pues aunque resulte un malvado en casa, es un tonto fuera de ella.
  • Al abrirle la puerta, no se admiró Fortunata de lo descompuesto que venía, porque ya no eran nuevas aquellas inesperadas apariciones.
  • Sólo faltaba Aurora, a quien Fortunata esperaba con ansia, y siempre que sentía pasos en la escalera, iba a la puerta para abrirle antes de que llamase.
  • Iban a abrirle, iba a salir ella, Ana, a su encuentro, se atrevería a sonreír como siempre, tal vez a ponerle la frente cerca de los labios para que la besara.
  • Allá fueron ellas, y al entrar vieron a Nelet el cochero en mangas de camisa, con un cuchillo en la mano, ocupado, con la gravedad de un sacrificador, en abrirle el gañote a un robusto capón que sostenía Visanteta por las patas.
  • Fué varias veces á Valencia á la casa del amo para hablarle de sus antepasados, de los derechos morales que tenía sobre aquellas tierras, á pedirle un poco de paciencia, afirmando con loca esperanza que él pagaría, y al fin el avaro acabó por no abrirle su puerta.
  • Y viendo como veía un peligro, y desde luego una imprudencia en hablar así con don Álvaro, en mirarle con deleite que no se ocultaba, en alabarle y abrirle el arca secreta de los deseos y los gustos, no se arrepentía de nada de esto, y se dejaba resbalar, gozándose en caer, como si aquel placer fuese una venganza de antiguas injusticias sociales, de bromas pesadas de la suerte, y sobre todo de la estupidez vetustense que condenaba toda vida que no fuese la monótona, sosa y necia de los insípidos vecinos de la Encimada y la Colonia.