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Ejemplos de oraciones con la palabra andanada

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra andanada en el contexto de una oración.

Término andanada: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "andanada" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra andanada para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¡la andanada de sotavento!
  • Iba doña Lupe a soltarle otra andanada.
  • Nuestra fragata recibió la primera andanada por babor.
  • Al llegar a tiro de fusil, orzó y nos descargó su andanada.
  • Ezguerra subió al alcázar y mandó disparar la andanada de estribor.
  • Sentimos el musiqueo de toda una andanada que nos soplaron por el costado.
  • ¡ zapataplús ! La andanada de estribor disparó en seguida, y al poco rato nos contestaron.
  • Esto, aunque dicho muy quedamente, fue oído de Izquierdo, que rompiendo a reír, soltó esta andanada.
  • Al ver que ardía nuestro navío, se nos redobló la rabia y cargamos de nuevo la andanada, y otra, y otra.
  • A la segunda andanada, el palo mayor quedó hecho trizas, como el tubo de una pipa de barro, y mató a otro marinero.
  • Cien voces dijeron ¡ fuego !, repitiendo como un eco infernal la del comandante, y la andanada lanzó cincuenta proyectiles sobre el navío inglés.
  • Ella se llegó a mí furiosa, y sin previo aviso me descargó en la popa la andanada de su mano derecha con tan buena puntería, que me hizo ver las estrellas.
  • Ibamos a la altura de San Vicente, a la anochecida, cuando un crucero inglés nos hizo señas de que nos detuviéramos, y nos lanzó, por primera providencia, una andanada.
  • Con este medio, podría atacar, sin que los proyectiles enemigos hicieran en sus costados más efecto que el que haría una andanada de bolitas de pan, lanzadas por la mano de un niño.
  • Al ponerse a tiro nuestro perseguidor, izó la bandera inglesa, y, sin más preámbulos, nos soltó una andanada, que hizo caer sobre la cubierta de El Dragón una verdadera lluvia de pedazos de madera, de poleas y de cuerdas.
  • Mirándolos, mi imaginación no podía menos de personalizarlos, y aun ahora me parece que los veo acercarse, desafiarse, orzar con ímpetu para descargar su andanada, lanzarse al abordaje con ademán provocativo, retroceder con ardiente coraje para tomar más fuerza, mofarse del enemigo, increparle.