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Ejemplos de oraciones con la palabra arma

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra arma en el contexto de una oración.

Término arma: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "arma" aquí tienes una selección de 60 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra arma para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¡Baja esa arma.
  • ¿Prefieres el arma de fuego?
  • La verdad puede ser un arma de combate.
  • De modo que le mataría con arma blanca.
  • La lástima es que quede un arma inútil.
  • Enfrente su marido, blandiendo un arma enorme.
  • Acercó tímidamente su mano al mango del arma.
  • Amaneció el Señor y pusímonos todos en arma.
  • ¿Y si lo sabe usted, para qué arma esas tragedias?
  • La única arma que se blandía de veras era el dinero.
  • Le insultaba, buscando en su faja un arma para herirle.
  • ¡Es Álvaro! pensó don Víctor, y se echó el arma a la cara.
  • Y verá usted con qué arma digna de usted le aplasto los cascos.
  • Llegó á llamarle ladrón porque se negaba á devolverle su arma.
  • A cuenta que salimos con las freatas por aquellos mares de mi arma.
  • Julián le miraba sorprendido de que tomase el arma yendo de viaje.
  • Eres un niño declaró ella, cogiendo el arma, y como niño hay que tratarte.
  • Tú fíjate bien, y si el arma blanca no te gusta, me lo dices con franqueza.
  • Si la Superiora sabe que andas en telégrafos con los albañiles, buena te la arma.
  • Retrocedió, y a mitad del camino acordose de que su mujer había guardado el arma.
  • Si no se presentan Pepe Samaniego y un dependiente, sabe Dios la que se arma allí.
  • Ahí tienes la maravillosa arma de la lógica humana, con la cual te hiero para sanarte.
  • Don Álvaro no recordaba, pero lo de matar al cómplice con arma blanca le había alarmado un poco.
  • Si quieren solutamente socorrerme por que me quitan a mi piojín de mi arma, me atengo al honorario.
  • El sobrinito, cuando creía que las monedas se movían, atarugaba el bolsillo como quien ataca un arma.
  • Con el arma sobre el brazo y el dedo en el gatillo, estuvo más de una hora junto á la barrera de la acequia.
  • Yo no me fío de la cordura de este caballerito, y siempre que le cojo a mano le registro, a ver si trae algún arma.
  • Comenzaron a escarrar y tocar al arma y en las toses y abrir y cerrar de las bocas, vi que se me aparejaban gargajos.
  • No ensuciar un arma que uno usa para el monte, para las perdices y las liebres, que valen más que ellos (fuera el alma).
  • Con disimulo, y fingiendo que le hacía cosquillas, por jugar, le tocó los bolsillos, temeroso de que llevara algún arma.
  • Furioso, amenazador, enarbolaba don Pedro un arma extraña, una bota de acero, que se disponía a dejar caer sobre la cabeza del capellán.
  • Entonces, tocayo de mi arma, viendo que me querían meter en el estaribel y enredarme con los guras, tomé el olivo y no juimos a Cartagena.
  • Una de las niñas llevó tan a mal aquella falta de respeto, y dio unos chillidos tan fuertes que por poco se arma allí la de San Quintín.
  • Para el forzudo Batiste era un arma terrible este asiento de fuertes travesaños y gruesas patas de algarrobo, con aristas pulidas por el uso.
  • Más despacio, señores, más despacio interrumpió Foja que no quería desperdiciar el arma que le ponían en las manos para atacar al Magistral.
  • Ya no temía lo que pudiera decir Paula ni ella creía tampoco en la fuerza del arma con que en un tiempo había amenazado terrible, cruel y fría.
  • No comprendía él todavía que aquello de hacerse el interesante, si hubiera sido ridículo tratándose de otras mujeres, era la mejor arma contra la Regenta.
  • Se asomó al portal próximo y una vieja, con la tez curtida y negra por el sol, le dió la llave, un pedazo de hierro que parecía un arma de combate prehistórica.
  • En cuanto vea que el perro se para explicábale don Eugenio al novel cazador, que apenas sabía por dónde coger el arma mortífera, se prepara usted y le anima para que entre.
  • Pero ahora se da el tono de una princesa y habla de su mamá, una tianga que cuando no le da un duro le chilla desde el patio y arma escándalo para que se entere toda la calle.
  • El susto de la tía y de Fortunata fue muy grande, y les costó trabajo quitarle el arma homicida, que era un cuchillo de la mesa, con el cual no era fácil quitar la vida a nadie.
  • Pero tuvo una idea, y dijo Cabeza, 10, sacando la suya por la ventanilla, alargando el brazo y tocando con la llave que en la mano llevaba, al modo de un arma, el brazo del cochero.
  • Fue un segundo, menos que un segundo tal vez, un espacio de tiempo inapreciable, lo que tardó en reponerse, y en echarse a la cara su arma, apuntando a su vez al enemigo emboscado.
  • Dijo Maxi en un tono que no pudo ser tan lúgubre como él deseaba, pues el arma empezó a causarle miedo, a causa de que en su vida había tenido en las manos un chisme de tal clase.
  • Vivía en continuo contacto con su arma, la pieza más moderna de su casa, siempre limpia, brillante y acariciada con ese cariño de moro que el labrador valenciano siente por su escopeta.
  • No tuvo tiempo de hacer nada, porque Martín le dió un garrotazo en el hombro y le hizo tirar el fusil al suelo, Bautista y el extranjero forcejearon con el otro y le quitaron el arma y los cartuchos.
  • Pero objetó Julián yo he oído que aquí, cuando no reina Barbacana, reina otro cacique peor, que le llaman Trampeta, por los enredos y diabluras que arma a los pobres paisanos chupándoles el tuétano.
  • Sin saber lo que hacía, regresó á la barraca, cogió su escopeta detrás de la puerta, y salió corriendo, mientras instintivamente abría la recámara de su arma para ver si los dos cañones estaban cargados.
  • Arremolinábase el agua, batida por la furiosa carrera, y Batiste, que cayó de rodillas varias veces, sólo pensó en estirar los brazos para mantener su arma fuera de la superficie, salvando el tiro de reserva.
  • El cual recogió el arma defensiva, que llamó escudo para sus adentros, y siguió sin chistar al loco del Magistral, sin explicarse por qué se empeñaba en que fueran ellos a buscar a la Regenta y no los criados.
  • Don Horacio llama a los de Orden Público, y la tarasca se mete en la capilla, rompe el púlpito, vuelca el tintero, hace pedazos todos los libros, arma una barricada con las sillas, y coge la copa en que ellos comulgan, y.
  • Arma poderosa para combatirla fue la ardiente caridad con que la Regenta se consagró a defender y consolar a De Pas cuando sus enemigos desataron contra él los huracanes de la injuria, que Ana creía de todo en todo calumniosa.
  • Por mucho que le aguijonease el deseo de sus cuatro cuartos, no se atrevía a descolgarse del murallón, temiendo hacer ruido y que le apuntasen con el cañón de aquel arma, cuya ancha boca debía, de seguro, vomitar fuego y muerte.
  • Todo lo arma decía él ese cerdo cebado del Arcipreste, unido al faccioso del cura de Boán e instigando al usurero del mayordomo de los Pazos, el cual a su vez mete en danza al malcriado del señorito, que está enredado con su hija.
  • El futuro suegro de mi amita, Don José María Malespina, que no tenía parentesco con el célebre marino del mismo apellido, era coronel de Artillería retirado, y cifraba todo su orgullo en conocer a fondo aquella terrible arma y manejarla como nadie.
  • Cada vez que veía á su marido limpiando los dos cañones del arma, cambiando los cartuchos ó haciendo jugar la palanca para convencerse de que se abría con suavidad, pasaba por su memoria la imagen del presidio y la terrible historia del tío Barret.
  • Cuando llegó a mi noticia que me acusaban de haber ido al Cuartel General de Moriones a llevar recados de mi jefe, me volé, y aquella misma tarde, habiéndome encontrado a la camarilla en el atrio de la iglesia de San Miguel, me lié la manta a la cabeza, y por poco se arma allí un Dos de Mayo.
  • Frente a la Lonja, el Principal, pobrísimo edificio, mezquino cuerpo de guardia, por cuya puerta pasea el centinela arma al brazo, con aire aburrido, rozando con su bayoneta a los soldados libres de servicio, que digieren el insípido rancho contemplando el oleaje de alimentos que se extiende por la plaza.
  • Cuando era aficionado a representar en los teatros caseros es decir cuando mi edad y posición social me permitían trabajar, porque la afición aún me dura comprendiendo que era muy ridículo batirse mal en las tablas, tomé maestro de esgrima y dio la casualidad de que demostré en seguida grandes facultades para el arma blanca.
  • La huerta se había enterado de que en la antigua barraca de Barret el único objeto de valor era una escopeta de dos cañones, comprada recientemente por el intruso con esa pasión africana del valenciano, que se priva gustoso del pan por tener detrás de la puerta de su vivienda un arma nueva que excite envidias é inspire respeto.