Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra atacar

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra atacar en el contexto de una oración.

Término atacar: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "atacar" aquí tienes una selección de 12 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra atacar para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Nos dijo que nos pusiéramos en facha porque nos iba a atacar.
  • Y don Víctor se puso a atacar con rapidez cartuchos y más cartuchos.
  • Mientras no oyeran los tiros del grueso de la fuerza no debían atacar.
  • Nuestro comandante mandó meter sobre estribor para atacar al abordaje al buque enemigo.
  • A Mauricia le temblaba la quijada, y sus ojos tomaban esa opacidad siniestra de los ojos de los gatos cuando van a atacar.
  • Los avanzados se contentaban con atacar al clero, contar chascarrillos escandalosos en que hacían principal papel curas y amas de cura.
  • ¡Adelante, señores! ¡Adelante! Y volvió a atacar con el cuerno de caza un aire marcial, mientras el viejo ayudante redoblaba en el tambor.
  • Más despacio, señores, más despacio interrumpió Foja que no quería desperdiciar el arma que le ponían en las manos para atacar al Magistral.
  • Con este medio, podría atacar, sin que los proyectiles enemigos hicieran en sus costados más efecto que el que haría una andanada de bolitas de pan, lanzadas por la mano de un niño.
  • Pero como éstos no comprendían mi estrategia ni podían verme en el sitio donde estaba, enviaron otra columna a atacar las tropas que estaban a mi derecha, y aquella columna tuvo la misma suerte, y otra, y otra, hasta que se ganó la batalla.
  • Las mentiras fraguadas por los perdidos de casa de Copa, toda una urdimbre de calumnias inventada por Pimentó, que cada vez se sentía menos dispuesto á atacar cara á cara á Batiste, y pretendía hostilizarlo, cansarlo y herirlo por medio del insulto.
  • ¡Qué emociones debían de ser aquéllas! Y Bautista y Martín soñaban con el placer de atacar y de huir, de bailar en las fiestas de los pueblos y de robar en los Ayuntamientos, de acechar y de escapar por los senderos húmedos y dormir en una borda sobre una cama de hierba seca.