Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "bah" aquí tienes una selección de 58 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra bah para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Bah, bah.
- Bah, bah.
- ¡Bah!, ya sé.
- Bah, no importa.
- ¡Bah! Teresina.
- ¡Bah! Pues claro.
- ¡Bah! Don Andrés.
- ¡Bah! replicó él.
- ¡Bah!, coqueterías.
- ¡Bah! Estoy seguro yo.
- ¡Bah! ¡era una santa!
- ¡Bah!, no quiero oírte.
- ¡Bah!, es la que se dice.
- ¡Bah! Demasiado lo sabes.
- ¡Bah!, siempre eres así.
- ¡Bah! Sí, en el Génesis.
- ¡Bah! intervino Primitivo.
- ¡Bah!, no digas tonterías.
- ¡Bah! Aprensiones de viejo.
- ¡Bah! no será al fin nada.
- ¡Bah! Yo sé lo que me digo.
- ¡Bah!, ni que fuéramos tontas.
- ¡Bah! una más, ¿qué importa?
- ¡Bah! Está usted buen cazurro.
- ¡Bah! Fantasías que se inventan.
- ¡Bah, bah! Ya se arreglaría eso.
- ¡nunca! ¡Bah! juramentos de hombres.
- ¡Bah! No hay mujer casada que no peque.
- Pero ¡bah! con un poco de imaginación.
- ¡Bah! ¿Crees que se va a casar contigo?
- ¡Bah! todo eso es efecto de la debilidad.
- ¡Bah, bah! ¿Tiene usted gana de cuentos.
- ¡Bah! objetó Juanito con juvenil confianza.
- ¡pero ya hablaré! Bah, bah, bah, don Santos.
- ¡bah! se atrevió a decir un mozo como usted.
- ¡Bah! dijo el señor Cuadros con indiferencia.
- ¡La Regenta, bah! la Regenta será como todas.
- ¡Bah!, el honor es un sentimiento convencional.
- ¡Bah! no faltaba más, siempre he sido dueño de mí.
- ¡Bah!, de estas dolencias se repone una mujer pronto.
- Pero al fin, señorito, ¡aquí le manda Primitivo! Bah.
- ¡Bah! bien abiertos los tienen, sobre todo las mujeres.
- ¡bah! tú has caído esta vez de veras, te lo conozco yo.
- ¡Bah! Don Álvaro sonrió, mirando con cariño paternal a Paco.
- Bah, la que sujeta a Mesía, la mujer que le tiene enamorado de veras.
- ¡Bah! No abundan tanto los crímenes por esos mundos, a Dios gracias.
- ¡Bah!, ¡bah! Siempre la misma historia dijo Moreno Isla, tomándolo a broma.
- ¡No vayas! ¡Por nuestro hijo! ¡Por mí! Bah, ¡tonterías! ¿Que miedo puedes tener?
- ¡Bah! exclamó apartando la vista de su hermano con un movimiento desdeñoso de la cabeza.
- ¡Bah! ¡Utopía! ¿Tú crees que vamos a aprovechar las verdades astronómicas alguna vez?
- ¡Casarse con una que ha tenido que ver con muchos hombres! ¡Bah!, no sería cierto quizás.
- ¡Bah!, esto es idea, idea nada más de los que la miran, porque con aquello de que es ángel.
- ¡Bah, no me parece! Pero no sería extraño, porque ni tiempo he tenido para mirarme al espejo.
- ¡Bah! En San Vicente, en casa de doña Petronila que ha defendido a usted y hasta en la catedral.
- ¡Bah! decía Visitación con un poco de tristeza verdadera, que daba interés al ocaso de su hermosura.
- ¡Bah, bah! A usted no le obedecerá ni le hará caso jamás ningún paisano, porque es usted un infeliz.
- ¡Bah! Tolstoi es un apóstol y los apóstoles dicen las verdades suyas, que, generalmente, son tonterías para los demás.
- Pero ¡bah! ¡Quién hace caso de esa gente rancia! Y entre, los rancios no sólo figuraba su tío, sino don Eugenio, el fundador de Las Tres Rosas, que también manifestaba al joven gran descontento.