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Ejemplos de oraciones con la palabra bondadosa

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra bondadosa en el contexto de una oración.

Término bondadosa: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "bondadosa" aquí tienes una selección de 12 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra bondadosa para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Pero leyendo ciertas cosas, me siento bondadosa.
  • La bondadosa y angelical señora quería poner un freno de modestia a la expresión de su vanidad maternal.
  • Tenía bigote blanco y marcial arrogancia, continente reposado, ojos vivos, sonrisa entre picaresca y bondadosa.
  • Mientras tanto, Teresa, sin dejar de atender a los convidados y de abrumarles con obsequios, no quitaba los ojos de su marido y de la bondadosa amiga.
  • Y don Juan, abandonando la ratonera, rué hacia su sobrino con la sonrisa paternal, bondadosa, que reservaba para Juanito aquel hombre duro y malhumorado con todos.
  • Las miradas de doña Águeda, algo más gruesa, más joven y más bondadosa que su hermana, iban cargadas de estas preguntas cuando se clavaban en Anita al darle un caldo.
  • Los mozalbetes más osados acercaban a ella el rostro con cierta insolencia, pero la belleza bondadosa de aquella cara de María Santísima les imponía admiración y respeto.
  • Hablaba golpeando cadenciosamente con una mano el dorso de la otra, y sus ojos pardos, brillando tras las gafas de oro, eran lo más notable del rostro, por su expresión extremadamente bondadosa y atenta.
  • El que así hablaba era un hombre fornido, de áspero bigote, estrecha frente, pelo hirsuto y fuerte, rebelde a peines y cepillos, con las puntas hacia adelante, y quijada brutal, que se disimulaba un tanto bajo una sonrisa bondadosa.
  • Indicáronle los clérigos de la parroquia si no dejaba algo para sufragios por su alma, y él, con bondadosa sonrisa, replicó que no había olvidado ninguno de los deberes de la cortesía social, y que para no desafinar en nada, también quedaba puesto el rengloncito de las misas.
  • Pero no era más que un antifaz, pues examinándolo bien, bajo la máscara de pelo veíase la cara sonrosada e inocente de un ruño, la mirada tímida y la sonrisa bondadosa de esos seres detenidos en la mitad de su crecimiento moral, que aunque mueran viejos son débiles y blandos, faltos de voluntad, incapaces de vivir sin el calor que presta el cariño.
  • Belén se había puesto a charlar por lo bajo con una monja llamada Sor Facunda, que era la marisabidilla de la casa, muy leída y escribida, bondadosa e inocente hasta no más, directora de todas las funciones extraordinarias, camarera de la Virgen y de todas las imágenes que tenían alguna ropa que ponerse, muy querida de las Filomenas y aún más de las Josefinas, y persona tan candorosa, que cuanto le decían, sobre todo si era bueno, se lo creía como el Evangelio.