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Ejemplos de oraciones con la palabra bromas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra bromas en el contexto de una oración.

Término bromas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "bromas" aquí tienes una selección de 80 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra bromas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Fuera bromas.
  • ¿Cómo bromas?
  • Basta de bromas.
  • No estaba él para bromas.
  • No tengo yo gana de bromas.
  • No estoy ahora para bromas.
  • No tienes tú cara de bromas.
  • Son bromas advirtió el Magistral.
  • Mira, esas bromas son impertinentes.
  • Bromas, chico, nada más que bromas.
  • No afectaron a Fortunata estas bromas.
  • Porque sabe que con esto no hay bromas.
  • Izquierdo, dejemos las bromas a un lado.
  • Déjate de bromas conmigo, y no me ocultes la verdad.
  • Sí, ríase usted, joven, que el caso es para bromas.
  • Si no fuera por estas bromas, ¿cómo se pasaba el rato?
  • Con todas sus bromas, si te rascan, aparece el creyente.
  • Y se deshizo en amabilidad, cortesía y bromas lisonjeras.
  • Si me pongo a dar bromas, yo misma me río de mi poca gracia.
  • Vuelve la tormenta y yo no quiero bromas con la electricidad.
  • Porque ya empezaba a ser viejo y no estaba para muchas bromas.
  • Si no fuera por estas bromas, ¿cómo pasaríamos el horrible plantón?
  • Además, las bromas de la fábrica habían embotado su susceptibilidad.
  • Las bromas groseras del valentón hacían rugir de risa á la concurrencia.
  • Joaquín siguió algunos minutos hablando de aquellas bromas y se despidió.
  • El pobre imbécil no notaba la mala voluntad que ponían todos en sus bromas.
  • ¿Por qué no nos habíamos de tratar, olvidando aquellas bromas que nos dijimos?
  • El regreso a los Pazos fue animado por comentarios y bromas acerca de las visitas.
  • Como estaban los dos solos, dábale bromas sobre aquello del comer poco y a menudo.
  • El fuego estaba ya ras con ras con la Santa Bárbara, y esta señora no se anda con bromas.
  • Desde entonces el primo gastó con ella bastantes bromas, algunas más pesadas que divertidas.
  • El calor del fogón, las bromas y la faena habían encendido brasas en las mejillas de Obdulia.
  • Tenía algún parecido con Cavour, de lo que provenían las bromas un tanto pesadas que le daban.
  • Cuando trato las cosas en serio, ya sabe usted que las bromas me parecen impertinentes, ¿estamos?
  • Contestaba Saturno con sonrisas muy corteses a las bromas de los envidiosos sin frac que le decían.
  • Dichas otras cuantas bromas, retiráronse las dos santas fundadoras, dejando al hereje con su médico.
  • ¡Bueno, déjate de bromas! Y desde entonces empezó Gertrudis a frecuentar más la casa de su hermana.
  • Antes bien inclinaba la cabeza con gesto sombrío, insensible a mis bromas lo mismo que a mis consuelos.
  • Estas cosas no son para bromas dijo Santa Cruz con tal alborozo, que su mujer tuvo que meterle en cintura.
  • ¿Qué iba él a hacer mano sobre mano un verano entero sin baños, ni bromas en las aguas de Termasaltas?
  • Y nos colaríamos todos indicó la hermana de Moreno, gozosa, pues le hacían mucha gracia aquellas bromas.
  • ¿Pues no ha tenido el atrevimiento de decirme, entre bromas y veras, que yo estaba enredada con Ballester?
  • Iguales bromas se permitía el Don Quijote que vegetaba en la obscuridad, midiendo telas en Las Tres Rosas.
  • Hay bromas de bromas, y a mí me parecen delicadas para un sacerdote las que tocan a la honestidad y a la pureza.
  • Cruzábase en la mesa vivo tiroteo de bromas, piropos, que entre los dos sexos suele preludiar a más serios combates.
  • Al ir vaciándose los jarros y desocupándose las fuentes, nadie quiso estar callado y empezaron las bromas a echar chispas.
  • Barbarita, que tanto apreciaba a su buen amigo, estaba, como suele decirse, al quite de estas bromas que tanto le molestaban.
  • La de Pacheco, que tenía buenas despachaderas, no se quedaba callada, y respondía con donaire a todas las bromas sin enojarse nunca.
  • Paco no se atrevía a pisar a su prima nueva, pero la tenía encantada con sus bromas de señorito fino, que vivió y la corrió en Madrid.
  • Le damos bromas con Olimpia y la pieza que toca, diciéndole que su adorada es muy romántica y que no tenga miedo de casarse, porque no come.
  • Tal sociedad me agradaba más que la de mi interesante tío, porque los colegas de Medio hombre no se permitían bromas pesadas con mi persona.
  • Después las noticias alarmantes y las bromas necias del médico, luego aquella Visitación, La Libre Hermandad, Olvidito faltando a la disciplina.
  • Y hablando en tono confidencial, comentando los sucesos del día, las bromas, los juegos, estuvieron a la luz de la luna cerca de una hora todavía.
  • En medio de la jovial algazara que estas bromas producían, salió Guillermina, esparciendo sobre todos una sonrisa inefable que parecía una bendición.
  • La mamá entreveía en aquella ignorada página de la existencia de su heredero, amores un tanto libertinos, orgías de mal gusto, bromas y riñas quizás.
  • Iii Como lo que debe suceder sucede, y no hay bromas con la realidad, las cosas vinieron y ocurrieron conforme a los deseos de Don Evaristo González Feijoo.
  • Encontró a su tía en el cuarto de la comandanta en un estado verdaderamente aflictivo, ojerosa, con la cabeza pesada y un humor poco dispuesto a las bromas.
  • Otra es la de los que dan la última palabra sobre lo que se debate, soltando un juicio doctoral y reduciendo a su verdadero valor las bromas y los dicharachos.
  • Dejando a un lado las bromas, conviene decir que era el marqués persona apreciabilísima, muy corriente, muy afable en su trato, excelente para su familia y amigos.
  • Eran de oír las carcajadas, las bromas de los tertulios guarecidos bajo los paraguas que recibían con estrépito las duchas de los tremendos serpentones de hojalata.
  • Lo que más la irritaba era que el tunante, después de lo que había dicho, tuviera todavía humor de bromas y pusiera aquella cara de pillín, como si se tratara de una cosa de juego.
  • ¡Encerrarme yo en un pueblo! ¡Qué talento tienes! De tal modo se demudó el rostro del joven, que Fortunata, que ya empezaba a decir algunas bromas sobre aquel asunto, se recogió en sí.
  • En la fábrica comenzaron las bromas por parte de sus enemigas, que le preguntaban irónicamente cuándo se casaba, y la llamaban de apodo la Pastora, por tener amores con el nieto del tío Tomba.
  • Por fin, a eso de las cuatro fueron desfilando, teniendo la desposada que oír los plácemes empalagosos que le dirigían, confundidos con bromas de mal gusto, y contestar a todo como Dios le daba a entender.
  • En las tertulias de los cafés hay siempre dos categorías de individuos, una es la de los que ponen la broza en la conversación, llevando noticias absurdas o diciendo bromas groseras sobre personas y cosas.
  • ¡Vaya un par de puntos alegres! Todos los parroquianos se reían, y hasta el mismo cafetinero desarrugaba el ceño, a pesar de que conocía el final de tales bromas y lo mucho que costaba ponerlos en la calle.
  • En toda reunión de cazadores (gente amiga de bromas pesadas) hay un bufón, un juglar, un gracioso obligado, y este papel correspondía de derecho a la escopeta negra, que se prestaba a desempeñarlo de bonísima gana.
  • Los partidarios de la baja, mustios y desalentados, y los que ganaban siempre, los corredores y sus ayudantes, gente joven y amiga de Juanito, recordando con cierto enternecimiento las bromas que se permitían con aquel barbudo de corazón de niño.
  • Repasaba en su mente Ramiro, lo recordaba bien, cómo la presencia de Gertrudis, la tía Tula de sus hijos, le contenía y desasosegaba, cómo ante ella no se atrevía a soltar ninguna de esas obligadas bromas entre novios, sino a medir sus palabras.
  • Y cuando él se preparaba a volverse a su casa, si alguno de aquellos señores tenía la bondad de acompañarle ¡oh colmo de las bromas pesadas y ofensivas! habían dado con él en medio de la catedral, donde no había puesto los pies hacía muchos años.
  • Trajeron la leche bien tapada para que no cayeran moscas, y mientras Fortunata se la bebía, Ballester se tomó la otra, diciendo bromas y chuscadas, con las cuales no lograba disipar la negra tristeza en que la joven había caído tras la ruidosa alegría.
  • Ulmus Sylvestris, Quercus gigantea, y Pseudo Narcissus odoripherus presentáronse muy guapetones, de levitín, y alguno de ellos con guantes acabados de comprar, y rodearon a la novia, y la felicitaron y aun le dieron bromas, viéndose ella apuradísima para contestarles.
  • En estas corrientes es fácil que se pierda alguno de la partida, o por rebelde a las mudanzas o porque las deudas le cautivan en el antiguo local y allí le hipotecan la asistencia, pero en cambio siempre se gana algún tertulio nuevo que viene a refrescar las ideas y las bromas.
  • Y hasta en eso seguiremos, además de esos monjes alemanes o suecos de que usted me habló, a la misma Teresa de Jesús que, como usted sabe, con buenas palabras y creo yo que hasta bromas alegres que tenía, con purísima intención, con un clérigo amigo suyo, consiguió apartarle del pecado.
  • Toda esta invasión de figurones que trotaba por la ciudad, voceando como un manicomio suelto, dirigíase a la Alameda, pasaba el puente del Real envuelta con el gentío, y así que estaban en el paseo, iban unos hacia el Plantío para dar bromas insufribles, sonando las bofetadas con la mayor facilidad.
  • XXII Tuvo, pues, que salir al romper el alba, dando diente con diente, caballero en la mansa pollinita, y siendo blanco de las bromas de los cazadores, porque iba vestido de modo asaz impropio para la ocasión, sin zamarra, ni polainas de cuero, ni sombrerazo, ni armas ofensivas o defensivas de ninguna especie.
  • En cuanto a Nucha y Carmen, se encerraban en los términos de una cordialidad mesurada, presenciando y riendo las bromas, pero sin tomar parte activa en ellas, con la diferencia de que en el rostro de Carmen, la más joven, se notaba una melancolía perenne, una preocupación dominante, y en el de Nucha se advertía tan sólo gravedad natural, no exenta de placidez.
  • Jacinta le daba bromas por su forzada esclavitud, y él, hallando distracción en aquellas guasitas, hizo como que le pegaba, la cogió por un brazo, le atenazó la barba con los dedos, le sacudió la cabeza, después le dio bofetadas, terribles bofetadas, y luego muchísimos porrazos en diferentes partes del cuerpo, y grandes pinchazos o estocadas con el dedo índice muy tieso.
  • Y viendo como veía un peligro, y desde luego una imprudencia en hablar así con don Álvaro, en mirarle con deleite que no se ocultaba, en alabarle y abrirle el arca secreta de los deseos y los gustos, no se arrepentía de nada de esto, y se dejaba resbalar, gozándose en caer, como si aquel placer fuese una venganza de antiguas injusticias sociales, de bromas pesadas de la suerte, y sobre todo de la estupidez vetustense que condenaba toda vida que no fuese la monótona, sosa y necia de los insípidos vecinos de la Encimada y la Colonia.
  • Si se encontrase allí algún maestro de la escuela pictórica flamenca, de los que han derramado la poesía del arte sobre la prosa de la vida doméstica y material, ¡con cuánto placer vería el espectáculo de la gran cocina, la hermosa actividad del fuego de leña que acariciaba la panza reluciente de los peroles, los gruesos brazos del ama confundidos con la carne no menos rolliza y sanguínea del asado que aderezaba, las rojas mejillas de las muchachas entretenidas en retozar con el idiota, como ninfas con un sátiro atado, arrojándole entre el cuero y la camisa puñados de arroz y cucuruchos de pimiento! Y momentos después, cuando el gaitero y los demás músicos vinieron a reclamar su parva o desayuno, el guiso de intestinos de castrón, hígado y bofes, llamado en el país mataburrillo, ¡cuán digna de su pincel encontraría la escena de rozagante apetito, de expansión del estómago, de carrillos hinchados y tragos de mosto despabilados al vuelo, que allí se representó entre bromas y risotadas! ¿Y qué valía todo ello en comparación del festín homérico preparado en la sala de la rectoral?