Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra caro

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra caro en el contexto de una oración.

Término caro: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "caro" aquí tienes una selección de 27 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra caro para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Todo tan caro.
  • Et Verbum caro factum est.
  • Ese desaire te costará caro.
  • Pero es muy caro el animalito.
  • El agua en Alcolea era un lujo y un lujo caro.
  • ¡Qué caro se cotiza! Es que no me dejan vivir.
  • Caro cuesta, pero al fin se tocan los resultados.
  • Me parece un capricho caro y extravagante, poco femenino al cabo.
  • Poco a poco exclamó el arcipreste dispuesto a romper lanzas por su caro señorito.
  • Había encendido los faroles del coche y esperaba, seguro de cobrar caro aquel sueño.
  • Hablaban de cosas que nada tenían de espirituales, de lo caro que se estaba poniendo todo.
  • Eso de echar todo por la ventana en cuanto el señor corazón se atufa, es un disparate que se paga caro.
  • Los sermones se encomendaron a otro jesuita, el Padre Martínez, que vino de muy lejos y cobrando muy caro.
  • Quien son les podría costar caro! Manden contentar estos testigos y echen de ver que les sirvo sin interés.
  • Limosna para la novena de la Concepción, porque habría que pagar caro un predicador, jesuita, que vendría de lejos.
  • Consideré cuán caro me costaba el infierno, que a otros se da tan barato y en esta vida, por tan descansados caminos.
  • Tellagorri pagó caro el triunfo obtenido por su sobrino en la caza de los jabalíes, porque de tanto beber se puso enfermo.
  • Compra usted algo, y después que le miden mal y le cobran caro, el envoltorio de papel que le dan a usted se le deshace por el camino.
  • Pero a pesar de estos desastres, nuestra aliada, la orgullosa Francia, no pagó tan caro como España las consecuencias de aquella guerra.
  • Un indiano plebeyo, un vespucio como también los apellidaban pagaba caro el placer de verse suegro de un título, o de un caballero linajudo por lo menos.
  • En cuanto al papel de cartas que desaparecía también, y era más caro, se tomó la resolución de dar un pliego, y gracias, al socio que lo pedía con mucha necesidad.
  • Todo apetitoso y exótico, pero tan caro, que al oír sus precios retrocedían con asombro los buenos burgueses que por espíritu de economía iban al Mercado con la espuerta bajo la raída capa.
  • Hízolo así con éxito superior a sus esperanzas, pero su conquista le imponía la obligación de sostener indefinidamente a la víctima, y esto, pasado cierto tiempo, se iba haciendo aburrido, soso y caro.
  • Toma, y vuélvela luego, y no hagáis sino golosinar, como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo, las cuales él tenía tan bien por cuenta, que si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro.
  • Spanish START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL ARBOL DE LA CIENCIA Produced by Carlos Colón, Roberto Marabini and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This book was produced from images made available by the HathiTrust Digital Library.) PÍO BAROJA LA RAZA EL ÁRBOL DE LA CIENCIA NOVELA Illustration RAFAEL CARO RAGGIO.
  • ¡Pobre don Melchor! ¡Cuan caro le costaba ser esposo de una mujer hermosa y rica! Aburríase con el trato de unas personas a las que no podía entender, su esposa sólo le hablaba para proporcionarle nuevos tormentos, y únicamente se sentía feliz cuando, puesto de veinticinco alfileres, huía de casa, buscando en el Mercado a sus antiguos amigos.
  • Levantábase á las tres, cargaba con los cestones de verduras cogidas por Tòni al cerrar la noche anterior entre reniegos y votos contra una pícara vida en la que tanto hay que trabajar, y á tientas por los senderos, guiándose en la obscuridad como buena hija de la huerta, marchaba á Valencia, mientras su marido, aquel buen mozo que tan caro le costaba, seguía roncando dentro del caliente estudi, bien arrebujado en las mantas del camón matrimonial.