Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "comercial" aquí tienes una selección de 23 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra comercial para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Antetodo la seriedad comercial.
- Revivía la sangre comercial de su padre, el instinto acaparador de su tío don Juan.
- Don Manuel le apreciaba como muchacho laborioso y económico, que tenía lo que él llamaba sangre comercial.
- También se dejó sentir aquí, como en todas partes, el efecto de otro fenómeno comercial, hijo del progreso.
- Don Eugenio parecía una sibila, que, en nombre de la honradez y la mesura comercial, profetizaba las mayores desgracias.
- Pero existe en Cádiz una antigua y opulenta familia comercial que sirvió como ninguna para enredar más la madeja social.
- Su principal, que le conocía bien, hacía lúgubres profecías del porvenir comercial de Plácido, trabajando por su cuenta.
- Pasaron los años sin que incidente alguno viniese a turbar la ascensión lenta y monótona del muchacho en la carrera comercial.
- Mas en vez de hacerlo soñador excitaba sus instintos de economía, predominando en él las aficiones de su padre, lo que su tío y don Eugenio llamaban sangre comercial.
- Adivinaba el fenómeno comercial, sin acertar a darle nombre, y en vez de echar maldiciones contra los ingleses, como hacía su marido, se dio a discurrir el mejor remedio.
- Al fundar los ingleses el gran depósito comercial de Singapore, monopolizaron el tráfico del Asia y arruinaron el comercio que hacíamos por la vía de Cádiz y cabo de Buena Esperanza con aquellas apartadas regiones.
- Después de tantísimos años de probidad comercial, de prosperidad lenta pero segura, no puedo conformarme con esta vida de agitación y sobresalto que noto en torno mío, ni menos ver con tranquilidad una ganancia inmoral y estrepitosa.
- Aunque era partidario de las audacias financieras, siempre que pensaba en la posibilidad de poner en práctica sus entusiasmos surgían en él la prudencia y la desconfianza, los escrúpulos de la rutina comercial, como una herencia de raza.
- Apenas el Juzgado tomó asiento en la tienda, los pocos dependientes que aún quedaban en ella, como fieles guardianes de la ruina comercial, abalanzáronse a las puertas para cerrarlas, evitando de este modo la expectación molesta de los curiosos.
- El amigo era diputado de los que llamaban cimbros, y Juan Pablo, que era hombre de mucha labia, le encareció tanto su aburrimiento de la vida comercial y lo bien dispuesto que estaba para la administrativa, que el otro se lo creyó, y hágote empleado.
- Había empezado el padre por la más humilde jerarquía comercial, y a fuerza de trabajo, constancia y orden, el hortera de 1796 tenía, por los años del 10 al 15, uno de los más reputados establecimientos de la Corte en pañería nacional y extranjera.
- No había más remedio que cargar con todo aquel exceso de género, lo que realmente era una contrariedad comercial en tiempos en que parecía iniciarse la generalización de los abrigos confeccionados, notándose además en la clase popular tendencias a vestirse como la clase media.
- Se la llevó Dios en 1867, y al año siguiente pasó a mejor vida el pobre Nicolás Rubín, de una rotura de varisis, no dejando a sus hijos más herencia que la detestable reputación doméstica y comercial, y un pasivo enorme que difícilmente pudo ser pagado con las existencias de la tienda.
- Pertenecía, pues, Estupiñá a aquella raza de tenderos, de la cual quedan aún muy pocos ejemplares, cuyo papel en el mundo comercial parece ser la atenuación de los males causados por los excesos de la oferta impertinente, y disuadir al consumidor de la malsana inclinación a gastar el dinero.
- Y él, que hasta entonces había vivido tranquilo e indiferente, amarrado a la noria de la dependencia, sin pensar en el porvenir, sentíase ambicioso, soñaba con una gran posición comercial, que compartiría con Tónica, y miraba la tienda de Las Tres Rosas con el mismo cariño del heredero ante una cosa que espera ha de ser suya.
- Al poco tiempo de fundar su establecimiento, cuando aún la primera guerra carlista tenía en suspenso la suerte de la nación, don Eugenio se formó insensiblemente una tertulia junto a su mostrador, sobre el cual, como una antorcha simbólica de la rutina comercial, lucía un enorme velón de cuatro mecheros, fabricado con más de arroba y media de bronce.
- Uno tras otro se cerraban los talleres montados a la antigua que durante un siglo habían sostenido la supremacía industrial de Valencia, y don Manuel, que a pesar de su buen sentido comercial tenía empeño en mantener testarudamente la lucha con el exterior, sufrió grandes pérdidas y murió de un berrinche antes que la ruina viniese a coronar su desesperada resistencia.
- El gordo y Don Baldomero tratáronse siempre como hermanos en la vida social y como compañeros queridísimos en la comercial, salvo alguna discusión demasiado agria sobre temas arancelarios, porque Arnaiz había hecho la gracia de leer a Bastiat y concurría a los meetings de la Bolsa, no precisamente para oír y callar, sino para echar discursos que casi siempre acababan en sofocante tos.