Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "congoja" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra congoja para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Y Ana sudaba de congoja.
- Don Álvaro sudaba de congoja.
- Aquellas miradas de congoja reposada, de acongojado reposo, decían.
- Entonces tomé el jarro y bebí, no mucho, porque de sed no era mi congoja.
- Una sobre todo irreparable contestó el inglés con tanta congoja como la de Don Alonso.
- No pudo al fin con esta soledad y decidió llevar a su confesor, al padre Alvarez, su congoja.
- Azorín han sentido que una suave congoja llegaba de la inmensa mancha azul y envolvía su espíritu.
- Luego fué, apoyada en ella, en Gertrudis, Manuela, y de poco se muere de la congoja que le dió sobre el enfermo.
- Y ahora ahogábase Ramiro, y la congoja de su viudez reciente le revelaba todo el poderío del amor pasado y vivido.
- Y ella, la tía, vació su corazón en sollozos de congoja sobre el cuerpo exánime del padre de sus hijos, de su pobre Ramiro.
- XII AL fin Gertrudis no pudo con su soledad y decidió llevar su congoja al padre Alvarez, su confesor, pero no su director espiritual.
- Sentíase él tan propenso a la emoción, que cuando los labios de la santa tocaron su frente, le entró una leve congoja y a punto estuvo de darlo a conocer.
- Pero sobrevenía un ataque nervioso, sentía la congoja de la soledad, de la frialdad ambiente, del abandono sordo y mudo, y entonces las imágenes místicas no acudían.
- A solas, cuando Ramiro estaba ausente del hogar, cojía al hijo de éste y de Rosa, a Ramirín, al que llamaba su hijo, y se lo apretaba al seno virgen, palpitante de congoja y henchido de zozobra.
- El dandy vetustense sudaba de congoja recordando lo mucho que había padecido bajo el poder de don Víctor Quintanar, que según su cuenta, en pocos meses de íntima amistad le había declamado todo el teatro de Calderón, Lope, Tirso, Rojas, Moreto y Alarcón.
- ¡Oh sorpresa! La resistencia más tenaz y briosa, la protesta más desesperada, unas manitas de acero que no podía cautivar, un cuerpo nervioso que se sacudía rehuyendo toda presión, y al mismo tiempo varias exclamaciones de profunda y verdadera congoja, dos o tres gritos ahogados que demandaban socorro.