Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra consecuencias

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra consecuencias en el contexto de una oración.

Término consecuencias: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "consecuencias" aquí tienes una selección de 28 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra consecuencias para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Sí, las consecuencias del delito.
  • Tendrá que sufrir las consecuencias.
  • La salida de hoy no tendrá consecuencias.
  • ¡Y qué! Las consecuencias son terribles.
  • Los insultos no tenían jamás consecuencias.
  • ¿Qué consecuencias puede sacarse de todas estas vidas?
  • Y si no tiene con qué hacerlo, que sufra las consecuencias.
  • Las consecuencias de su locura por el trabajo no se hicieron esperar.
  • Preciso fue, una vez consumado aquel acto, arrostrar sus consecuencias.
  • No, porque no podéis llevar la razón hasta las últimas consecuencias.
  • Por Dios, no saque usted consecuencias de mi poca habilidad para explicarme.
  • Sus fatales consecuencias para la agricultura, salubridad y seguridad públicas.
  • Váyase usted decía el profesor, temiendo las consecuencias de estos altercados.
  • La doncella de Ana era amiga de llegar en sus cálculos y fantasías a las últimas consecuencias.
  • Estas y otras tonterías no tenían consecuencias, y al cuarto de hora se echaban a reír, y en paz.
  • Pero me resisto a meterme en la fosa, a pesar de que ésta me reclama, y tengo que sufrir las consecuencias.
  • Pero a pesar de estos desastres, nuestra aliada, la orgullosa Francia, no pagó tan caro como España las consecuencias de aquella guerra.
  • En esta trabajaba en la razón, entreteniéndose en ejercicios de lógica, sentando principios y obteniendo consecuencias con admirable facilidad.
  • Para evitar el ruido, molesto aunque sin consecuencias, Ana procuraba que su esposo no se enterase de aquellas frecuentes escapatorias a la catedral.
  • Pero ya que se me olvidaron los papeles en el caso este de hacer el pollo a los sesenta y nueve años, voy a recogerlos para prevenir las malas consecuencias.
  • Pero cada uno, con hipócrita egoísmo, atribuía al vecino la principal culpa de la enconada persecución, cuyas consecuencias habían caído sobre el pequeño.
  • Y de tal entusiasmo nacieron pedidos imprudentes y el grave error mercantil, cuyas consecuencias no pudo apreciar aquel excelente hombre, porque le cogió la muerte.
  • Los sermones de don Fermín tenían por asunto casi siempre o la lucha con la impiedad moderna, la controversia de actualidad, o los vicios y virtudes y sus consecuencias.
  • Hasta el formalito Zalamero se descompuso en aquella ruidosa ocasión, dando pitidos y chillando como un salvaje, con lo cual se ganó dos bofetadas de un guardia veterano, sin más consecuencias.
  • Sin decir una palabra a nadie, sin preguntar a bicho viviente, y fundándome sólo en algún indicio que pescaba aquí y allí, sentando hechos y deduciendo consecuencias, he descubierto la verdad.
  • En esos mismos Juegos florales se ofreció una pluma de oro a la mejor Memoria histórico filosófica acerca de la expulsión de los moriscos y sus consecuencias en el reino de Valencia, a cuyo premio también opté, presentando una Memoria con el lema El tiempo es la mejor prueba de la justicia.
  • Este desastre no habría sido de grandes consecuencias, si después la Corte de España no hubiera celebrado con la República francesa el tratado de San Ildefonso, que nos puso a merced del Primer Cónsul, obligándonos a prestarle ayuda en guerras que a él solo y a su grande ambición interesaban.
  • El andar a pie por las calles, signo, según ella, de pobreza y de degradación, y la vulgaridad de su marido, que se revelaba en sus maneras, en su modo de vestir, en la facilidad con que bromeaba con las criadas, como hombre acostumbrado a esos floreos de mostrador con que se halaga a las parroquianas, no pudiendo ver unas faldas lisas sin soltar cuatro requiebros inocentes y sin consecuencias.