Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "contemplar" aquí tienes una selección de 43 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra contemplar para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Me acerqué a contemplar el caserío.
- Contemplar en silencio la puesta del sol.
- No nos detengamos a contemplar el mar o las estrellas.
- Al contemplar esta decoración espléndida, me preguntaba.
- Don Fermín no era aficionado a contemplar la noche serena.
- Allí es de contemplar las trazas que yo daba para hurtarle.
- Que no la robasen el tiempo que le quedaba de contemplar á su tesoro.
- Batiste apenas comió, ocupado en contemplar la voracidad de los suyos.
- Pero en vano buscó al contrario, con el deseo de contemplar su cadáver.
- Al palido chiaror che vien degli astri d or dami ancor contemplar il tuo viso.
- Al volver me detengo a contemplar mi casa, sobre el jardinillo que le sirve de pedestal.
- La muchacha dió a beber al viejo un poco de café, y yo pude contemplar al padre y a la hija.
- Para ocultar su despecho, fingía contemplar atentamente el risueño panorama con sus ojos turbios.
- Andrés bajaba a cenar, y muchas veces por la noche volvía de nuevo a la azotea a contemplar las estrellas.
- Necesitaba ver su campo, como los que necesitan contemplar su desgracia para anegarse en la voluptuosidad del dolor.
- Contemplar una maravilla del arte les entusiasmaba y de puro entusiasmo se reían, lo mismo que de cualquier contrariedad.
- Si se paraba a evocar pensamientos religiosos, a contemplar abstracciones sagradas, en vez de Dios se le presentaba Mesía.
- Vuelta a contemplar el jardín agrícola en cuyo verdor se destacaban las cabañas de paja con una cruz en el pico del techo.
- ¿Qué más hubiera querido ella, la de Fandiño, que darse en espectáculo, que hacerse mirar y contemplar por toda Vetusta?
- Un vago sentimentalismo anegaba su espíritu al contemplar el campo, el cielo puro y sin nubes, el Guadarrama azul como una turquesa.
- Tanto, que otra cosa no hacía en viéndome solo sino abrir y cerrar el arca y contemplar en aquella cara de Dios, que ansí dicen los niños.
- Tan profunda y sinceramente enternecida se sentía al contemplar la belleza artística que ella creaba, como contemplando la hermosura de la idea de Dios.
- Si quiere usted contemplar toda la gracia del mundo, míreme a mí dijo Ballester, que dejando la vara, dio una vuelta, cogiéndose los faldones de la levita.
- Tampoco levantó la desalentada cabeza para contemplar las torres de Cuarte, cuyos rojizos muros adquirían en su parte alta un tinte de incendio reflejando la puesta del sol.
- El ver las huertas y las casas ajenas desde lo alto de la muralla, y el contemplar los trabajos de los demás, iba dando a Martín cierta inclinación a la filosofía y al robo.
- Y muy serios, con la melancolía del cansancio, se pusieron a contemplar la luna que apareció en el horizonte como una linterna en el campo de batalla de las nubes, que yacían desgarradas por el cielo.
- Los domingos iban como en peregrinación hombres y mujeres á la cárcel de Valencia para contemplar á través de los barrotes al pobre libertador, cada vez más enjuto, con los ojos hundidos y la mirada inquieta.
- Deteníanse a contemplar los incidentes del tiro de palomo establecido en el cauce del río, pedregoso, inmenso, surcado por unas cuantas venillas de agua, que se cruzaban caprichosamente, formando verdes archipiélagos.
- Todo lo que imaginaba le parecía excelente, y al contemplar la belleza que acababa de crear, la admiraba tanto que lloraba enternecida, lloraba lo mismo que cuando pensaba en el amor del Niño Jesús y de su Santa Madre.
- Un sentimiento de orgullo le invadía al contemplar a su familia tan esplenderosa en aquel ambiente cargado de luz y de perfume, y hasta ciertos instantes le faltó poco para llamar a Amparito y hacerle un cariñoso saludo.
- Por primera vez en su vida pasó la hilandera más de un cuarto de hora ante el medio palmo de cristal con azogue y marco de pino barnizado que le regaló su padre, espejo en el que había que contemplar la cara por secciones.
- Contemplar el mismo paisaje que columbraron Cervantes o Lope, posar en los mismos mesones, charlar con los mismos tipos castizos arrieros e hidalgos, peregrinar por los mismos llanos polvorientos y por las mismas anfractuosas serranías.
- Al llegar a la plazoleta donde comienza la Rua Mayor del pueblo viejo, Martín se detuvo frente al palacio del duque de Granada, convertido en cárcel, a contemplar una fuente con un león tenante en medio, en cuyas garras sujeta un escudo de Navarra.
- Bien se adivinaba viendo la turba de muchachos atrevidos y pegajosos que se iban colando en la barraca, y cansados de contemplar, hurgándose las narices, el cadáver de su compañero, salían á perseguirse por el camino inmediato ó á saltar las acequias.
- Don Pompeyo, que daba diente con diente, de frío con fiebre, se detuvo en lo más alto de la calle de la Rúa para contemplar aquella muchedumbre apiñada a los pies de la torre, en tan estrecho recinto, cuando podía extenderse a sus anchas por toda la plazuela.
- Entonces me gustaba cantar, en voz baja, zortzicos y sones de tamboril, y, al oírmelos a mí mismo, creía andar por las callejuelas de mi pueblo, oler el olor del heno, contemplar las rocas del Izarra azotadas por el mar, y el cielo azul pálido surcado por nubes blancas.
- Yo, puesto en el lugar donde creía estorbar menos, no cesaba de contemplar al comandante, que mandaba desde el alcázar con serenidad heroica, y me admiraba de ver a mi amo con menos calma, pero con más entusiasmo, alentando a oficiales y marineros con su ronca vocecilla.
- Yo me deleitaba viendo cómo acudían dócilmente a la formación aquellas moles, y aunque, a causa de la diversidad de sus condiciones marineras, las maniobras no eran muy rápidas y las líneas formadas poco perfectas, siempre causaba admiración contemplar aquel ejercicio.
- Ya alcanzaba á contemplar su huerto, ya se reía del miedo pasado, cuando vió saltar del bancal de cáñamo al propio Barret, y le pareció un enorme demonio, con la cara roja, los brazos extendidos, impidiéndole toda fuga, acorralándolo en el borde de la acequia que corría paralela al camino.
- Por el lado opuesto, por la avenida central, donde estaban establecidos los pabellones de baile, marchaba la gente distinguida, con parsimonia, como en una procesión, mirando con el rabillo del ojo a los que estaban en las compactas filas de sillas, o deteniéndose un instante para contemplar las parejas que danzaban en los pabellones.
- Aunque situado en una hondonada, desde allí se veía magnífico paisaje, porque a la parte de occidente otras ondas del terreno que semejaban un oleaje de verdura, dejaban contemplar los lejanos términos, y allá confundido con la neblina el Corfín, una montaña que escondía sus crestas en las nubes y caía a pico sobre valles ocultos detrás de colinas y montes más próximos.
- Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía.
- ¡Ya llega, ya llega! murmuraban los socios del Casino apiñados en los balcones, codeándose, pisándose, estrujándose, los músculos del cuello en tensión, por el afán de ver mejor el extraño espectáculo, de contemplar a su sabor a la dama hermosa, a la perla de Vetusta, rodeada de curas y monagos, a pie y descalza, vestida de nazareno, ni más ni menos que el señor Vinagre, el cruelísimo maestro de escuela.