Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra cristiana

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra cristiana en el contexto de una oración.

Término cristiana: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cristiana" aquí tienes una selección de 40 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cristiana para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¿Y cómo estamos de doctrina cristiana?
  • Al fin su hijo era un sacerdote y ella era cristiana.
  • Había recibido una educación cristiana, según decía.
  • La poca doctrina cristiana que aprendió se le había olvidado.
  • Pero yo sé lo que ésta pensaba, aunque tan cristiana, lo sé.
  • Ni es cristiana, ni es atea, ni revolucionaria, ni reaccionaria.
  • De una parte le seducía la vida retirada, silenciosa y cristiana del claustro.
  • Arrogante en su humildad, que más quería parecer cortesía que virtud cristiana.
  • Si antes era una señora virtuosa, como hay muchas, ahora es una perfecta cristiana.
  • La enseñanza es más cristiana que la muerte, quizá más cruel, y de seguro más lógica.
  • Mas no se atrevía ni a indicarlo, no fuese a malograrse la cristiana resolución del marqués.
  • No había muerto el gran Barinaga, aquel mártir de las ideas, dentro de ninguna confesión cristiana.
  • Los niños pobres no quieren ir a la Libre Hermandad, los niños pobres prefieren la Cristiana Caridad.
  • En general prescindía en sus sermones de la epopeya cristiana y pocas veces predicó en la Semana de Pasión.
  • Volvió don Víctor y la sonrisa dulce, cristiana de su esposa, le restituyó la calma, ya que la perdiz no podía.
  • Como Nicolás visitaba algunos días a Fortunata para enseñarle la doctrina cristiana, doña Lupe se ponía furiosa.
  • Su moral era puramente personal, intuitiva y no tenía nada que ver con lo poco que recordaba de la doctrina cristiana.
  • Recordaba que años atrás había pensado en escribir novelas, en hacer una sibila verdaderamente cristiana, y una Fabiola moderna.
  • En cuanto se abrochó el alzacuello, el Magistral volvió a ser la imagen de la mansedumbre cristiana, fuerte, pero espiritual, humilde.
  • El autor ni más ni menos, de Vetusta Romana, Vetusta Goda, Vetusta Feudal, Vetusta Cristiana, y Vetusta Transformada, a tomo por Vetusta.
  • Esto, todo esto mezclado era lo que encontraba ahora Ana dentro de sí y lo que se empeñaba en que fuera todavía pura religión cristiana.
  • No sabiendo ya qué decirle, llegó hasta sacarle el ejemplo de Maximiliano, que llevaba con tan cristiana mansedumbre el cargamento de sus agravios.
  • Un simple pagaré, extendido y firmado de la manera más cordial del mundo, bastaba a convertir la amiga en basilisco, la mujer cristiana en inquisidora.
  • Esto no impidió que durante el viaje manifestase la señorita de Ozores, vestida de riguroso luto, un dolor apenas mitigado por la resignación cristiana.
  • Fortunata volvió a la apartada silla en que antes estuvo, y doña Lupe, después de llevarse las manos a la cabeza, hizo un gesto de conformidad cristiana.
  • Señores, vamos a ver el Panteón de los Reyes murmuró muy quedo el arqueólogo, que iba ya preparando sendos trocitos de su Vetusta Goda y de su Vetusta Cristiana.
  • Pero tampoco consentía que su hijo, su pobre Fermín, que para ella siempre sería un niño a quien había que cuidar mucho, durmiese lejos de toda criatura cristiana.
  • Pensaba yo cómo realizaría aquel acto de justicia, cuando la casualidad, mejor será decir la Providencia, me deparó una solución mejor y más cristiana que la muerte.
  • Juan Evaristo Segismundo, después que le trajeron de San Ginés, estaba tan guapote y satisfecho, cual si tuviera conciencia de su dichoso ingreso en la familia cristiana.
  • La cristiana caridad y la perfección de la rima revelaban el estilo de don Custodio el beneficiado, que era a tanto había llegado director de las Escuelas Dominicales de niñas pobres.
  • Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja, aun viéndola con canas y rota, aunque ella, por los nombres y sobrenombres de sus pasados, quiso esforzar que era descendiente de la gloria.
  • Pero considera, alma cristiana, que Joaquinito es de la Junta de Aranceles y Valoraciones, y precisamente había junta aquella tarde, y nuestro amigo iba al ministerio con la puntualidad de un Pez.
  • ¡Y qué esperanzas tenían todos estos legitimistas franceses! Hasta los hermanos de la Doctrina Cristiana habían dado vacaciones a los niños para que fuesen a la frontera a ver el espectáculo.
  • El órgano, con motivo de la alegría cristiana de aquella hora sublime, recordaba todos los aires populares clásicos en la tierra vetustense y los que el capricho del pueblo había puesto en moda aquellos últimos años.
  • Y para mayor deshonra y ludibrio, ahora se le niega honrada y cristiana sepultura, y habrá que enterrarle en los escombros, allá, detrás de la tapia nueva, en aquel estercolero que dedican a los entierros civiles esos infames.
  • Había adelantado mucho en la lectura y escritura, y se sabía de corrido la doctrina cristiana, con cuya luz las Micaelas reputaban a su discípula suficientemente alumbrada para guiarse en los senderos rectos o tortuosos del mundo.
  • El sillón era para el Magistral, los taburetes para los capellanes catequistas, y en los bancos se sentaban las niñas de siete a catorce años que aprendían la doctrina cristiana, más algo de liturgia, historia sagrada y cánticos religiosos.
  • Pero siempre que venga a Madrid, he de ir a tomarle el pulso y a ver cómo anda esa educación, sin perjuicio de que antes de entrar en el convento, le he de dar a usted un buen recorrido de doctrina cristiana para que no se nos vaya allá enteramente cerril.
  • Su pobre tío, don Primitivo, el sacerdote ingenuo que las había criado a las dos hermanas y les enseñó el catecismo de la doctrina cristiana explicado según el Mazo, sintió siempre un profundo respeto por la inteligencia de su sobrina Tula, a la que admiraba.
  • Hay que ser beata, es decir, no hay que contentarse con llamarse religiosa, cristiana, y vivir como un pagano, creyendo esas vulgaridades de que lo esencial es el fondo, que las menudencias del culto y de la disciplina quedan para los espíritus pequeños y comineros.