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Ejemplos de oraciones con la palabra cuatrocientos

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra cuatrocientos en el contexto de una oración.

Término cuatrocientos: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cuatrocientos" aquí tienes una selección de 11 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cuatrocientos para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Será en todo hasta cuatrocientos ducados.
  • Dicen que representará en un auto el día de la Trinidad, con cuatrocientos de muerte.
  • De cómo murió Martín López de Zalacaín, en el año de gracia de mil cuatrocientos y doce.
  • CAPÍTULO V DE CÓMO MURIÓ MARTÍN LÓPEZ DE ZALACAÍN, EN EL AÑO DE GRACIA DE MIL CUATROCIENTOS Y DOCE.
  • ¡pero qué quiere usted! Estos cargos son muy solicitados, y cuando vaca uno, hay cuatrocientos curas con los dientes de este tamaño.
  • De los cuatrocientos hombres que salieron con Ursúa, no le quedaban a Lope más que ciento cincuenta, y de éstos, muchos iban, por días, desertando.
  • Los marineros y soldados muertos, cuyos cadáveres yacían sin orden en las baterías y sobre cubierta, ascendían a la terrible suma de cuatrocientos.
  • Luego, como el mes pasado perdió aquí (este aquí era Don José) un billete de cuatrocientos reales, el encargado de las obras se lo va cobrando, descontándole de las primas que le tocan.
  • Eran cuatrocientos, próximamente, y a fin de terminar pronto la operación de darles sepultura, fue preciso que pusieran mano a la obra todos los hombres útiles que a bordo había para despachar más pronto.
  • Confesóme que los farsantes que hacían comedias todo les obligaba a restitución, porque se aprovechaban de cuanto habían representado, y que era muy fácil, y que el interés de sacar trescientos o cuatrocientos reales les ponía aquellos riesgos.
  • Eulalia Muñoz era muy vanidosa, y decía que no había casa como la suya y que daba gusto verla toda llena de unos pedazos de hierro mu grandes, del tamaño de la caña de doña Calixta, y tan pesados, tan pesados que ni cuatrocientos hombres los podían levantar.