Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cuello" aquí tienes una selección de 100 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cuello para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- No traía cuello ni puños.
- Y el mismo esposo estiró el cuello.
- El chico le echó los brazos al cuello.
- Mulas cegatas, con cuello de cigüeña.
- Mejor dicho aquí en el cuello, una voz.
- Ahí en el cuello verá usted las señales.
- El cuello estaba todo abierto de puro roto.
- Yo nunca le he visto el cuello de la camisa.
- Y veremos el cuello al levantar la mantilla.
- Una melenita blanquinosa baja hasta el cuello.
- El cuello está trabajoso por detrás y por los lados.
- Ocupábase don Víctor en abrochar un botón del cuello.
- He jurado no tenderle la mano aunque la vea con agua al cuello.
- El cuello de la camisa del otro parecía también un alzacuello.
- Llevaba un sombrero puntiagudo y el cuello del gabán levantado.
- Una noche traías en el pañuelo de seda del cuello, ¿qué crees?
- Un perro con un cascabel al cuello entra y retoza por la estancia.
- Traía su capa de luto, botas, cuello pequeño y mostachos grandes.
- Se abrochó su gabán entallado de color de ceniza, hasta el cuello.
- Y quien viere este cuello, ¿por qué ha de pensar que no tengo camisa?
- Y porque no lo tengan por maricón, ahaje ese cuello y agobie de espaldas.
- Con un camisolín de su mujer, que simulaba bien o mal un cuello marinero.
- Md., en viendo el cuello abierto y mi presencia, que era un conde de Irlos.
- Llevaba el traje raído, pero sin manchas, y el cuello de la camisa impecable.
- Martín, cegado, saltó como un tigre sobre Carlos y le agarró por el cuello.
- Ya no eran diez o doce mil reales los que ponían a su mamá con agua al cuello.
- Pensaba en la pechera, en el cuello de la camisa, y en las colas de los vestidos.
- Usted no tiene hechizos colgados del cuello, ni tenemos ídolos que echar al río.
- Y el llevar el cuello levantado significa que, como viene del mediodía, tiene frío.
- Aunque no hacía frío, todos habían levantado el cuello de la levita o lo que fuese.
- Roseta se colgaba de su cuello, suspirando amorosamente, con los ojos todavía húmedos.
- Pues la voz pública se engaña gritó Ido alargando el cuello y accionando con energía.
- Le cogieron por el cuello de la americana con esa paternal zarpa de la justicia callejera.
- Fortunata dijo que sí con la cabeza, y el dogal que en el cuello sentía empezó a aflojarse.
- Sí y Martín le llevó por el cuello, arrastrándole por el barro, hasta donde estaba Catalina.
- Las carúnculas del cuello se le inyectaban de tal modo, que casi eclipsaban el rojo de la corbata.
- Bajo el cuello del desairado levitín asomaba un dedo de alzacuello, bordado de cuentas de abalorio.
- Las que se acercaban paso a paso eran seis u ocho palomas pardas, con reflejos irisados en el cuello.
- Traía un rosario al cuello siempre, tan grande, que era más barato llevar un haz de leña a cuestas.
- Pues todo esto le puede faltar a un caballero, señor licenciado, pero cuello abierto y almidonado, no.
- De repente volviose Jacinta hacia su marido, y echándole un brazo alrededor del cuello, le soltó esta.
- El hombre, pálido de emoción, se contenía para no arrojarse al cuello de don Ramón y comérselo a besos.
- Yo los contaba, como quien dice, perdidos, porque el tal Joaquinito está, según oí, con el agua al cuello.
- Colgóle al cuello desde luego una medalla de la Santísima Virgen, de la Virgen Madre, con su Niño en brazos.
- Juan le hizo muchas caricias, besos por aquí y allí, en el cuello y en las manos, en las orejas y en la coronilla.
- Vaciló el viejo sobre sus piernas, pero antes de caer al suelo, la hoz partió horizontalmente contra su cuello, y.
- En cuanto entró su mujer, se fue derecho a ella, abotonándose el cuello de la camisa, y en tono de acritud le dijo.
- Andrés se embozó en la capa hasta los ojos, se subió el cuello y se metió las manos en los bolsillos del pantalón.
- El traje es de verano también, y la chaqueta, abrochada y subida, oculta el cuello juntamente con un pañuelo de seda.
- De Pas no paró la atención en ellas, pero Ripamilán se detuvo, olfateando, y tendió el cuello en actitud de escuchar.
- Es que la conciencia se me ha subido aquí al cuello, a la cabeza, y me pesa tanto, que no puedo guardar bien el equilibrio.
- Jacinta fue hacia él, le echó los brazos al cuello y le arrulló como se arrulla a los niños cuando se les quiere dormir.
- ¡Sí, madre del alma! ¿No nos dejó tu pobre padre muertos de hambre y con el agua al cuello, todo embargado, todo perdido?
- Andresito seguía tieso en su puesto, sin mover los pies, con las piernas entumecidas y el cuello dolorido de mirar a lo alto.
- Llegamos cerca del cenador, y al pasar una enramada prendióseme en un árbol la guarnición del cuello y desgarróse un poco.
- Aquella sotana que se le enredaba entre las piernas, que era un sarcasmo de la suerte, un trapo de carnaval colgado al cuello.
- Las lías pequeñas para sujetarnos al pie las sandalias de madera las llevaríamos, mientras íbamos nadando, atadas al cuello.
- Y mirándola él también, de repente volvió a su risa pueril, motivada por las cosquillas que en el cuello le hacía el gatito.
- Una noche le preguntó lo que le ocurría, y ella, abrazándose a su cuello, le hizo tímidamente la confesión de lo que le pasaba.
- El pirata está fuera del derecho de gentes, y la ley inglesa le condena a ser colgado por el cuello, hasta que sobrevenga la muerte.
- Este hombre, que no se sabía de dónde había venido, andaba vestido con una blusa negra, alpargatas y un crucifijo colgado al cuello.
- Y si usted descubre que su mujer, la Venus de Médicis, la de las carnes de raso, la del cuello de cisne, la de los ojos cual estrellas.
- Iba tocado con gorra negra con orejeras y por único abrigo ostentaba una inmensa bufanda, a cuadros, que le daba diez vueltas al cuello.
- Allí estaba el de Jijona, con sombrerón de terciopelo, traje de paño negro y el ancho cuello de la camisa sujeto por un broche de plata.
- Iba estirado, satisfecho dentro de su traje de lanilla inglesa, algo incómodo por el cuello de la camisa almidonado y de bordes punzantes.
- Él se inclinó para besarle la frente, pero ella echándole los brazos al cuello y hacia atrás la cabeza, recibió en los labios el beso.
- ¡Oh, le estoy cansando a usted! dice Visitación a un rubio con cuello marinero, a quien ha hecho ya cargar con cincuenta piezas de percal.
- Y cojiendo a su marido, echándole los brazos al cuello, apechugándole fuertemente a sí, le dijo al oído con un aliento que se lo quemaba.
- Se hizo una fotografía de las heridas de la cabeza producidas por la badila y se señalaron unos cardenales que tenía la mujer en el cuello.
- Compré un vestido pardo, cuello y espada, y despedíme de Valcázar, que era el pobre que dije, y busqué por los mesones en qué ir a Toledo.
- Si por si acaso teníamos loro, para que no nos denunciase, como contaba la Iñure, le ataríamos una piedra al cuello y lo tiraríamos al mar.
- Desde que tomara con tanto cariño las funciones paternales, se había dejado toda la barba, usaba hongo y una gran bufanda alrededor del cuello.
- El cajero había recibido un arañazo en el cuello, porque el jefe económico daba sablazos horizontales con el propósito de degollar al contrario.
- Chocaron sus dientes, su cara púsose verde, y le cayó la capa, dejando al descubierto un viejo gabán y los sucios pañuelos arrollados á su cuello.
- La jugosa pechuga, el cuello cartilaginoso, los melosos muslos y el armazón chorreando grasa, que chupaba doña Manuela con un regodeo de gata golosa.
- Acababa de recordar que uno de aquellos pañuelos se lo había atado él a la niñita debajo de la barba, para impedir que la baba le rozase el cuello.
- Viii El chico le echó los brazos al cuello y miró a los demás con rencor, como indignado de la nota infamante que se quería arrojar sobre su estirpe.
- Completamente aturdido, cual si le hubieran descargado una maza sobre el cuello, Izquierdo se sentó sobre la cesta, y esparció sus miradas por el suelo.
- Y después clavándose las uñas en el cuello, dio media vuelta, como si fuera a caer desplomado, y con piernas débiles y temblonas salió de la capilla.
- El cuello robusto parecía más fuerte ahora por la tensión a que le obligaba la violencia de la postura, al inclinarse sobre el lavabo de mármol blanco.
- En efecto, parecía una torrecilla gótica, aunque, por ciertas curvas del busto, sobre todo del cuello, a la Marquesa se le antojaba un caballo de ajedrez.
- Gastaba barba ya ruda y crecida, el pelo corto, un pañuelo en el cuello, un chaquetón negro con todos los botones abrochados y un garrote entre las piernas.
- Por ser aquel día domingo, llevaba casi limpio el cuello de la camisa, pero la capa era el número dos, con las vueltas aceitosas y los ribetes deshilachados.
- Teresa le acostó en su cama al ver que el pobrecillo seguía temblando entre sus brazos, agarrándose á su cuello y murmurando con voz semejante á un balido.
- A cada momento se metía los dedos de la mano derecha entre el cuello de la camisa y lo que él llamaba mi pescuezo cuando apostaba la cabeza por cualquier cosa.
- El cuello y los valones me quitaron y en su lugar me pusieron unas calzas atacadas, con cuchilladas no más de por delante, que lados y trasera eran unas gamuzas.
- Don Víctor tenía a su izquierda a don Robustiano Somoza, el rozagante médico de la nobleza, que comía con la servilleta sujeta al cuello con un gracioso nudo.
- El Arcipreste se había acercado más al Provisor, y estirando el cuello, de puntillas, como pretendiendo, aunque en vano, hablarle al oído, había dicho después.
- Lo primero que se notaba en él era la gran bufanda que le envolvía el cuello subiendo en sus vueltas hasta más arriba de las orejas, y descendiendo hasta el pecho.
- Y mientras le abrochaba, la dama, sin quitarse los guantes, el botón del cuello, don Víctor comenzó a darle cuenta de sus propósitos irrevocables de distraer a su mujer.
- Llevaba el hongo nuevo, el cuello de la camisa algo sucio, corbata negra deshilachada y en ella un alfiler con magnífica perla que había sido de la marquesa de Casa Bojío.
- Entraron luego otros dos, el uno con una ropilla de paño, larga hasta el medio valón y su capa de lo mismo, levantando el cuello porque no se viese el anjeo, que estaba roto.
- Se retiraría a un desierto, sería fraile, pero no como aquellos barbudos, malolientes y zarrapastrosos que iban por las calles, alforjas al cuello, sino con arreglo a figurín.
- Uno de los desharrapados, que tenía un cuello postizo, bastante sucio, que le salía de la chaqueta, y unos lentes, acercándose a Hurtado le dijo con una afectación ridícula.
- Soltó el traje de repente, llegóse a su marido, y le pasó un brazo alrededor del cuello, escondiendo la cara en su pechera como la primera vez que había tenido que abrazarle.
- En uno de los sillones laterales está un señor vestido con un traje blanquecino, con un cuello a listitas azules, con un sombrero de jipijapa que tiene una estrecha cinta negra.
- Los chicos, con sus bufandas enroscadas en el cuello, cargaban rabeles, nacimientos de una tosquedad prehistórica o tambores que ya iban bien baqueteados antes de llegar a la casa.
- En la antesala de la cocina se dio de manos a boca con Máximo Juncal, el médico de Cebre, con bufanda de lana gris arrollada al cuello, chaquetón de paño pardo, botas y espuelas.
- Llegó la niña, y prendiómelo con un alfiler de plata y dijo la madre que enviase el cuello a su casa al otro día, que allá lo aderezaría doña Ana, que así se llamaba la niña.
- La capa del señorito de Santa Cruz tiene un siete tremendo, y debajo de ella asoma la americana con los ribetes deshilachados, corbata mugrienta, y el cuello de la camisa de dos semanas.