Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cuento" aquí tienes una selección de 62 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cuento para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Pero voy al cuento.
- O se lo cuento todo.
- ¿A ver, qué cuento?
- Vaya, todo eso es cuento.
- Te lo cuento para que te rías.
- Aquí no cuento con otro amigo.
- Se lo cuento a usted como pasó.
- Te cuento las cosas como pasaron.
- Fue a ver y volvió con el cuento.
- Mira que le cuento todo a la tía.
- Esto que te cuento no es un enredo.
- La nené no oyó el final del cuento.
- Si no se la cuento a usted, lo sentiré.
- Y de fijo que Estupiñá lleva el cuento.
- Sí, del cuento que nos contaste entonces.
- Tú te precipitaste al llevarle ese cuento.
- De seguro que ahora mismo va con el cuento.
- Prosigue el cuento, con otros varios sucesos.
- Esto que te cuento es, como quien dice, una idea.
- , te lo cuento porque es la prueba de que te han engañado.
- Pero nadie se atrevió a llevar el cuento a la de los Pavos.
- Volvamos agora a que les enseñé el rosario y conté el cuento.
- Volvió Jacinta al comedor, y el último cuento que trajo fue este.
- Supiéronlo los compañeros y fue celebrado el cuento en la ciudad.
- ¿De dónde procedía este cuento, variante de la leyenda del ogro?
- Pero el cuento más salado ¡narices! dijo Olmedo, es el del panadero.
- No pasaba día sin que los lechuzos le llevaran un cuento a don Carlos.
- Ni que fuéramos chiquillas, para ir con el cuento y comprometerle a usted.
- Para dejar redondo el cuento, necesito añadir una cosa que te sorprenderá.
- Allí cuento yo mis aventuras, y las adorno con detalles sacados de mi imaginación.
- En las Micaelas no puede ser, a cuento de que allí la tuvieron que echar por escandalosa.
- Él fue quien le trajo el cuento de lo del tal con la cual, quiero decir, con la Fenelona.
- Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo.
- ¡Ay!, estas cosas te las cuento a ti, porque sé que eres callada y no me has de hacer traición.
- ¡Qué costumbres aquellas tan diferentes de las de ahora! La civilización, hija, es mucho cuento.
- Oiga usted ahora, que después de callar tanto me parece que reviento si no le cuento a usted todo.
- No se pueden hacer obras cada vez que lo pide un inquilino, porque sería el cuento de nunca acabar.
- Escribir la crónica de sus hazañas, de sus venganzas, de sus manejos, fuera cuento de nunca acabar.
- ¡Ay!, tocayo, si no es porque se me terció encontrarme allí con mi sobrina Fortunata, no la cuento.
- Don Eugenio, no consiguiendo que le oyesen, hacía con la mano señas de que faltaba lo mejor del cuento.
- Una ves empezaba el cuento era un rey muy malo, muy galopín, que se comía la gente y las presonas vivas.
- Se trataba de alguna poesía o cuento fantástico que había mandado a cualquier periódico y que no acababa de salir.
- Como todo esto que cuento se refiere al año 74, natural es que en el café se hablara principalmente de la guerra civil.
- Sor Marcela dispuso que le volviesen a poner los trastos de la celda lo mismo que estaban, y acabose el cuento del ratón.
- Porque entre los casos de excepción citan los prebendados de oficio y traen a cuento no sé qué disposiciones de los Papas.
- Luisito, que tenía la imaginación de un chico enfermizo, había inventado, escuchándole a su hermano, un cuento que se llamaba.
- Como cuento con que el lector benévolo me ha de perdonar que apunte aquí mis impresiones, diré que aquello me hizo pensar un poco.
- Y se acabó mi cuento, niña de mi vida, porque no he vuelto a saber una palabra de aquel respetable tronco, lo que me llena de contento.
- Pero antes, cuando Izquierdo tenía por sí las afloencias de la Inclusa y cuando Bicerra le venía a ver pal cuento de echarnos a la calle, entonces.
- El premio me costó batalla nueva, y sólo pude recogerlo entre molestias sin cuento, por culpa del maíz deleznable, curioso, importuno, entremetido.
- Loco de amor se casó don Carlos Ozores a los treinta y cinco años con una humilde modista italiana que vivía en medio de seducciones sin cuento, honrada y pobre.
- Todos se pasmaron del cuento, y doña Lupe compadeció a la Dura, deplorando que con vicio tan inmundo malograse las cualidades de inteligencia corredora que poseía.
- Sí, la semana pasada, cuando fuimos a la Casa de Campo, y se puso usted a contar el cuento de aquella inglesona que le quiso pegar un tiro porque le dijo no sé qué, en un tren.
- Porque no ha habido princesa de cuento oriental ni dama del teatro romántico que se ofreciera a la mente de un caballero con atributos más ideales ni con rasgos más puros y nobles.
- Con todo, algo medroso y tétrico debía pesar sobre su imaginación, según el cuento que empezó a referir en voz hueca a la nené, lo mismo que si ella pudiese comprender lo que le hablaban.
- Nos decía que en el fondo del mar hay, como en la tierra, bosques, praderas, desiertos, montañas, volcanes, islas madrepóricas, barcos sumergidos, tesoros sin cuento y un cielo de agua casi igual al cielo de aire.
- Si le traían a cuento el capítulo de las aventuras amorosas, que no pasaban de ser rumores anónimos, sin fundamento que hiciera prueba, el Arcipreste sonreía al negar, dando a entender que aquello era posible, pero importaba menos.
- Y Tónica le escuchaba con la mirada fija, el entrecejo fruncido, los labios apretados, como si dentro de su cabecita se agitase una idea tenaz, mientras Micaela abría sus muertos ojazos con la expresión de una niña que oye un cuento de hadas.
- Doña Casta no estaba tranquila el día en que no iba a meter las narices en la tienda y taller, para traerle luego el cuento a doña Lupe de los encargos que había, y de lo que se estaba haciendo para la Casa Real y otras que sin ser reales tienen mucho dinero.
- Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería.
- Y las personas, los personajes en quien más arraigadas están ciertas ideas venerables al fin, porque son profesadas con sinceridad y vienen hasta cierto punto de abolengo, obligan por la raza, esos mismos personajes, entre los cuales cuento al papá de este joven ilustrado, a mi buen amigo y condiscípulo el excelentísimo señor marqués de Vegallana, respetaban mis opiniones, como yo las suyas.
- Viii Es cosa muy cargante para el historiador verse obligado a hacer mención de muchos pormenores y circunstancias enteramente pueriles, y que más bien han de excitar el desdén que la curiosidad del que lee, pues aunque luego resulte que estas nimiedades tienen su engranaje efectivo en la máquina de los acontecimientos, no por esto parecen dignas de que se las traiga a cuento en una relación verídica y grave.