Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra cuestas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra cuestas en el contexto de una oración.

Término cuestas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "cuestas" aquí tienes una selección de 14 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra cuestas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más.
  • En un momento de desesperación traté yo mismo de echármele a cuestas.
  • ¿Cómo volvía a vivir a cuestas de su madre, sin más emolumentos que la misa?
  • Con tu piojín a cuestas, serías el San Cristóbal más hermoso que se podría ver.
  • Traía un rosario al cuello siempre, tan grande, que era más barato llevar un haz de leña a cuestas.
  • La gente subía al monte, y estos aldeanos, por las cuestas, entre el follaje, parecían figuras de un nacimiento.
  • Don Víctor con su Frígilis y todos los cacharros del museo de manías, don Víctor con el teatro español a cuestas.
  • No había otro como él para atravesar de noche ciertas calles con un bulto bajo la capa, figurándose mendigo con un niño a cuestas.
  • Traía encima de muy buena camisa, jubón, ropa, saya y manteo, un saco de sayal roto, de un amigo ermitaño que tenía en las cuestas de Alcalá.
  • Todos los años va en el entierro de Cristo, Vinagre, o sea don Belisario Zumarri, el maestro más sanguinario de Vetusta, vestido de nazareno y con una cruz a cuestas.
  • Y por el estrecho sendero que conducía al lugar del suplicio, iba subiendo lentamente Jesús, con la cruz a cuestas, y el rostro vuelto hacia un fraile que allá en lontananza se echaba otra cruz al hombro.
  • Si don Álvaro quería buscar el desquite de la derrota del columpio y le desafiaba en otra cualquier clase de ejercicio, él, con su manteo y su sotana, y su canonjía a cuestas, estaba muy expuesto a ponerse en ridículo.
  • Sin encomendarse a Dios ni al diablo, en cuanto la vio salir de San Isidro, se emparejó con ella, la saludó muy cortésmente, y con su cruz a cuestas y todo supo demostrar que él era ante todo, y aun camino del Calvario, un cumplido caballero.
  • Cuando, ya cerca de la noche, mientras subían cuestas que el ganado tomaba al paso, el nuevo Presidente de Sala le preguntaba si era él por su ventura el primer hombre a quien había querido, Ana inclinaba la cabeza y decía con una melancolía que le sonaba al marido a voluptuoso abandono.