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Ejemplos de oraciones con la palabra deslumbrante

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra deslumbrante en el contexto de una oración.

Término deslumbrante: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "deslumbrante" aquí tienes una selección de 10 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra deslumbrante para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • ¿Qué luz deslumbrante iluminaba su estudi ?
  • Las grietas desaparecieron, y terminado el enlucido de las paredes, la mujer y la hija las enjalbegaron de un blanco deslumbrante.
  • Y él era un intruso, el resultado de un encuentro de la fuerza, cándida y sumisa, con la corrupción moral, hermosa y deslumbrante.
  • Tónica era para él como esas vírgenes de cabeza hermosísima, que bajo la deslumbrante vestidura sólo tienen para sostenerse tres feos palitroques.
  • El Magistral volvía el catalejo al Noroeste, allí estaba la Colonia, la Vetusta novísima, tirada a cordel, deslumbrante de colores vivos con reflejos acerados.
  • Y en toda la extensión de la plaza, a la luz de los cirios, que brillaban con más fuerza en el crepúsculo, veíanse dos filas interminables de deslumbrante blancura, compuestas por los rizados roquetes y las albas de ricas blondas.
  • Un corro de granujillas del Mercado jugaba a las chapas frente a los pórticos, y el resto de la plaza estaba solitario, con las aceras limpias de cestones y toldos, tostándose sus baldosas con aquella luz intensa y deslumbrante que lo caldeaba todo.
  • Una mujer deslumbrante de hermosura por alma y cuerpo, que en una hora de confesión le había hecho ver mundos nuevos, le llamaba ahora su hermano mayor querido, se entregaba a él, para ser guiada por las sendas y trochas del misticismo apasionado, poético.
  • Sobre ella, agitándose dorado y tembloroso entre sus deslumbrantes varas, el palio, que avanzaba lentamente, y bajo la movible tienda de seda, como un sol asomando entre nubes de perfumes, la deslumbrante custodia, que hacía bajar las cabezas, como si nadie pudiera resistir la fuerza de su brillo.
  • Sin poder él remediarlo, mientras el aire fresco el viento había cambiado del mediodía al noroeste le llenaba los pulmones de voluptuosa picazón, la fantasía, sin hacer caso de observaciones ni mandatos, seguía herborizando y se había plantado en los siglos primeros de la Iglesia, y el Magistral se veía con una cesta debajo del brazo recogiendo de puerta en puerta por el Boulevard y el Espolón las ricas frutas que Páez, don Frutos Redondo y demás Vespucios de la Colonia, arrancaban con sus propias manos en aquellos jardines que, en efecto, iba viendo a un lado y a otro detrás de verjas doradas, entre follaje deslumbrante y lleno de rumores del viento y de los pájaros.