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Ejemplos de oraciones con la palabra enfermedades

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra enfermedades en el contexto de una oración.

Término enfermedades: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "enfermedades" aquí tienes una selección de 36 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra enfermedades para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • La peor de las enfermedades.
  • Pero casi siempre las enfermedades le daban sorpresas.
  • El odio y la envidia se convertían en el en verdaderas enfermedades.
  • Yo le pido a Dios que me dé la más asquerosa de las enfermedades, y.
  • La envidia y la tristeza del bien ajeno son enfermedades del espíritu.
  • Una especie de cosas vivas que andan por el aire y que producen las enfermedades?
  • La tuberculosis era una de esas enfermedades que le producía un terror espantoso.
  • Las enfermedades, la cárcel, el hospital, el alcohol, va mermando esos ejércitos.
  • Y la pobre vieja, cansada de molestar con sus enfermedades, marchó al Hospital, muriendo al poco tiempo.
  • Veíase que era mozo inteligente, de bastante lectura y determinado a lidiar con las enfermedades ajenas.
  • Los vicios, las enfermedades, las costumbres de los aristócratas las sabía por detalles vistos por sus ojos.
  • Recordó que aquella piedad sólo le acudía en las enfermedades graves, en la soledad de su lecho de solterón.
  • A Andrés le preocupaban más las ideas y los sentimientos de los enfermos que los síntomas de las enfermedades.
  • Los chiquillos ensucian la casa, todo lo revuelven y enredan, y dan enormes disgustos con sus enfermedades y travesuras.
  • No bastaba una conferencia para curar un alma, ni acudir con enfermedades viejas y descuidadas era querer sanar de veras.
  • Era un dolor vergonzoso, como las enfermedades que ella había visto en Madrid anunciadas en faroles verdes y encarnados.
  • También creía que por su cargo tenía un derecho a cobrar una especie de contribución por todas las enfermedades de Alcolea.
  • Era un especialista en las enfermedades de la patata, y tenía un trabajo sobre el particular que no acababa de premiarle el Gobierno.
  • Estimase como merece, y la pusiese sobre las niñas de sus ojos, ¿se libraría por eso de contrariedades, enfermedades, vejez y muerte?
  • Andrés encontró un empleo en una consulta de enfermedades del estómago, sustituyendo a un médico que había ido al extranjero por tres meses.
  • Yo, comprendiendo el partido que podía sacar de mis enfermedades, solía fingir un dolor en el pecho o en el estómago para esquivar los castigos.
  • XIX Don Robustiano Somoza, en cuanto asomaba Marzo, atribuía las enfermedades de sus clientes a la Primavera médica, de la que no tenía muy claro concepto.
  • Al comenzar el cuarto año se le ocurrió a Julio Aracil asistir a unos cursos de enfermedades venéreas que daba un médico en el hospital de San Juan de Dios.
  • Chomel admite, y con él todo el que tenga dos dedos de frente, que en las enfermedades de los borrachos es imprescindible la administración de los espirituosos.
  • Entretanto cuidaba de su hermano pequeño, por quien sentía un cariño que se confundía con la lástima, a causa de las continuas enfermedades que el pobre chico padecía.
  • Al principio sólo notó que su mujer se hacía más comunicativa, cariñosa a todas horas, como antes lo era después de los ataques nerviosos y en ausencias o enfermedades.
  • Durante las dos enfermedades de la Regenta, el Magistral había prestado muchos servicios a don Víctor, y este aunque le era algo antipático el Magistral, se los había agradecido.
  • Iniciábasele aquel trastorno a Mauricia como se inician las enfermedades, con síntomas leves, pero infalibles, los cuales se van acentuando y recorren después todo el proceso morboso.
  • Pero no conservaba tan bien como este la hermosura de aquella raza de gente guapa, porque las miserias, las enfermedades y la vida aperreada de los últimos años habían hecho efectos devastadores en su cara y cuerpo.
  • Uno de los médicos del hospital, especialista en enfermedades nerviosas, había dado orden de que a un enfermo suyo, muerto en su sala, se le hiciera la autopsia y se le extrajera el cerebro y se le llevara a su casa.
  • Por fortuna, un sinnúmero de enfermedades provenientes de la vida crapulosa del doctor surgieron en su gastado organismo, y murió cuando ya su mujer, si no le odiaba, veíase separada para siempre de él por sus infidelidades y desvíos.
  • Ocho días había estado Ana entre la vida y la muerte, un mes entero en el lecho sin salir del peligro, dos meses convaleciente, padeciendo ataques nerviosos de formas extrañas, que a ella misma le parecían enfermedades nuevas cada vez.
  • Después el recaudador sacó a relucir no sé qué asunto de familia, quejándose de las continuas enfermedades de su esposa, de lo que Izquierdo tomó pie para decir unas cuantas barbaridades sobre las ventajas de no tener familia que mantener.
  • Esperaba con afán la visita del médico, primero para hacerse decir veinte veces que Ana iba mejor, mucho mejor, y además, para gozar con la conversación alegre, ajena a todas las enfermedades del mundo, que seguía a la parte facultativa de la visita.
  • No le gustaba usar los nombres vulgares y poco exactos de las enfermedades, y empleaba los técnicos si le apuraban, no por ridícula pedantería, sino por salir con su gusto de no enterar a los profanos de lo que no importa que sepan, y en rigor no pueden saber.
  • ¡Estarse una matando toda la vida prosiguió ella, para sacar adelante al dichoso sobrinito, sortearle las enfermedades a fuerza de mimos y cuidados, darle una carrera quitándome yo el pan de la boca, hacer por él lo que no todas las madres hacen por sus hijos para que al fin!