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Ejemplos de oraciones con la palabra enfermos

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra enfermos en el contexto de una oración.

Término enfermos: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "enfermos" aquí tienes una selección de 39 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra enfermos para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Todos estamos enfermos.
  • Hicimos una poción para los enfermos.
  • Al lado de sus enfermos siempre estaba de broma.
  • Aunque luego fueran traviesos, enfermos y calaveras.
  • El hermano Juan cuidaba por gusto de los enfermos contagiosos.
  • Somoza solía equivocarse, anticipando la muerte a sus enfermos.
  • Pensaban presentarse los tres, y no estaba mal el ver enfermos con frecuencia.
  • Se hizo el ensayo con dos enfermos a quienes se les inyectó el nuevo remedio.
  • Generalmente el número de enfermos que le correspondían no pasaba de seis o siete.
  • A ciertos enfermos les recomendaba los preceptos higiénicos, pero nadie le hacía caso.
  • Don José, con gran sorpresa nuestra, se metió en la enfermería a cuidar a los enfermos.
  • Aquellos olivos viejos, centenarios, retorcidos, parecían enfermos atacados por el tétanos.
  • ¿Pues qué cree usted, que a mí me costaría trabajo cuidar enfermos y dármelas de muy católica?
  • Perdulario, cobarde, que te ensañas con los débiles de cuerpo, con los enfermos que no se pueden tener.
  • Se tienen hijos enfermos, tuberculosos, sifilíticos, neurasténicos, consideremos criminales a los padres.
  • Vestía muchos niños, daba ropa a los viejos, medicinas a los enfermos, alimentos y socorros diversos a todos.
  • A Andrés le preocupaban más las ideas y los sentimientos de los enfermos que los síntomas de las enfermedades.
  • En cambio, era buena para los viejos y para los enfermos, comprendía sus manías, sus egoísmos, y se reía de ellos.
  • Pero hombre, en tantísima droga como tenéis ¿no hay tres o cuatro que bien combinadas sirvan para todos los enfermos?
  • Cuando recibía dinero, no se sabía de dónde, convidaba a comer a los convalecientes y regalaba las cosas que necesitaban los enfermos.
  • Una fila de figurones, que más que apóstoles parecían enfermos escapados de una clínica mostrando dolorosamente sus informes muñones.
  • Aquí, sobre todo en verano, no hay apenas enfermos, algunos cólicos, algunas enteritis, algún caso, poco frecuente, de fiebre tifoidea, nada.
  • De pronto, el español don José se indignó con aquella inhumanidad, y dijo que Cristo nos mandaba cuidar de los enfermos y consolar a los tristes.
  • Sin embargo, un día le enteran de que allá, muy lejos, en Roma, cuando llevan el Sacramento a los enfermos no lo llevan con la reverencia que es razón.
  • Se sorteaba quién había de dar la comida y el agua a los enfermos, y el designado solía ir llevando los víveres en una pértiga larga, los dejaba y echaba a correr.
  • Sin duda sospechaba algo, y como persona de mucho pesquis, no se tragaba ya aquellas bolas del estudiar fuera de casa y de los amigos enfermos a quienes era preciso velar.
  • La Venus de Médicis tenía los párpados enfermos, rojos y siempre húmedos, privados de pestañas, por lo cual decían de ella que con un ojo lloraba a su padre y con otro a su madre.
  • Más santidad que en oír siete misas, hay en practicar las obras de misericordia, acompañando a los enfermos y dando un ratito de conversación a quien se ha pasado toda la noche en vela.
  • Por el respeto con que su mamá los cogía y los guardaba, creía Barbarita que contenían algo así como el Viático para los enfermos, o lo que se da a las personas en la iglesia cuando comulgan.
  • Que oyese más sermones, más misas, que asistiera a las novenas, que fuese de la sociedad de San Vicente, pero socia activa, que visitara a los enfermos y los vigilara, que entrase en el Catecismo.
  • Pues si a mano viene me pondré el mejor día a cuidar y limpiar y revolver los enfermos más podridos, y me vestiré una saya, y recogeré niños que no tengan padres, que de eso y de mucho más soy yo capaz.
  • Algo de lo que sirve a los enfermos y a los ancianos en sus desfallecimientos! Don Santos y el sereno llegaron, después de buen rato, a la puerta de la tienda de Barinaga, que era también entrada de la casa.
  • Aparte de su carácter de institución divina, aun mirándola como asunto de utilidad humana ¿no comprende usted, y puede comprender cualquiera que es necesario este hospital de almas para los enfermos del espíritu?
  • La calle con su bullicio y la diversidad de cosas que en ella se ven, ofrecía gran incentivo a aquella imaginación, que al desarrollarse tarde, solía desplegar los bríos de que dan muestras algunos enfermos graves.
  • Y créete que lo poco que hice tiene mérito, porque en mí es un sacrificio cualquier niñería de este género, mientras que en esa señora no lo es, por estar muy acostumbrada a revolverse entre enfermos y difuntos, como las hermanas de la caridad.
  • Los hay para monjas reclusas, y para las religiosas que viven en comunicación con el mundo y en batalla ruda con la miseria humana, en estas órdenes modernas derivadas de la de San Vicente de Paúl, cuya mortificación consiste en recoger ancianos, asistir enfermos o educar niños.
  • Guillermina, dejando su mantilla y su libro de misa sobre el sofá, desempeñaba junto a Mauricia las obligaciones más penosas del arte de cuidar enfermos, acometiendo con actividad maquinal las faenas más repugnantes, como persona que tiene la obligación y la costumbre de hacerlo.
  • Primeramente el concepto de la lucha por la vida llevada así a los animales, a las plantas y hasta los minerales, como se hace muchas veces, no es más que un concepto antropomórfico, después, ¿qué lucha por la vida es la de ese hombre don Cleto, que se abstiene de combatir, o la de ese hermano Juan, que da su dinero a los enfermos?
  • Y cuando dábamos sacramento a los enfermos, especialmente la extrema unción, como manda el clérigo rezar a los que están allí, yo cierto no era el postrero de la oracion, y con todo mi corazón y buena voluntad rogaba al Señor, no que la echase a la parte que más servido fuese, como se suele decir, mas que le llevase de aqueste mundo.