Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra entero

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra entero en el contexto de una oración.

Término entero: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "entero" aquí tienes una selección de 100 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra entero para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • El mundo entero.
  • ¡El mundo entero!
  • Por fin se enteró.
  • ¡Que no lo vea el mundo entero.
  • Allí vendíamos el saldo entero.
  • Me gustaría ver el pueblo entero.
  • El mundo entero me parecía inútil.
  • Izquierdo bajó de golpe un tramo entero.
  • Ahora le pegaría fuego al pueblo entero.
  • El mundo entero le calumnia, le persigue.
  • Me pasaba el día entero hablando con ella.
  • Porque el mundo entero se había de regocijar.
  • La carta era inocente, podía leerla el mundo entero.
  • El día entero lo tenía libre para pasear y para leer.
  • ¡Si sería efectivamente un hombre, un carácter entero.
  • No sé cómo se enteró el médico viejo de mi resolución.
  • Querría a mi hijo más que a mí y más que al mundo entero.
  • Reventando al mundo entero con aquellos cuernos tan afilados.
  • El pueblo entero parecía invadido por las olas y las espumas.
  • Pero éste creía que el mundo entero dependía de su linterna.
  • Me entero de si el chico que va a cobrar las cuentas trae guano.
  • Este mismo, sin saber lo que hacía, le enteró de sus horas de salida.
  • Sabe que le quiero más que a mi vida, y que es para mí el mundo entero.
  • El barrio entero de pescadores se hallaba preocupado con tal persecución.
  • Desde aquel aciago instante, ya no se enteró de lo que en la calle ocurría.
  • Porque era imposible que ella y Feijoo tuviesen razón contra el mundo entero.
  • Luego reconoce el eminente Ripamilán que es cierto lo que dice el mundo entero.
  • Si yo no estuviera casado contigo, me consagraría por entero a la vida religiosa.
  • Desde que se enteró del complot, Trampeta pareció atacado del baile de San Vito.
  • Después se enteró Feijoo con mucha maña de ciertas particularidades de la familia.
  • Allí detrás quedaba el mísero amigo, abandonado, pronto olvidado del mundo entero.
  • Y ahora resulta que hace meses sostiene a una mujer, y se pasa el día entero con ella y.
  • Y entonces era él mismo quien aparecía hipócrita, lascivo, engañando al mundo entero.
  • Farsa, hipocresía, hipocresía inconsciente, como la propia, como la del universo entero.
  • Sacarlo entero no es cosa conveniente, porque verá la falta el que en tanta me hace vivir.
  • Creía que su sonrisa, un poco copiada de la que usaba el Magistral, engañaba al mundo entero.
  • En el ratito que estuvo sola con ella, la enteró del plan que tenía para la mañana siguiente.
  • Además, pensaba en el marido incapaz de fumar un puro entero y de querer por entero a una mujer.
  • Pero usted es capaz de no haber reparado tampoco el estado de mi mujer, si no le entero yo ahora.
  • ¡Oh, aquellos relámpagos debían quemar el mundo entero si se quería hacer justicia de una vez!
  • No quiso preguntar quién era, y sólo cuando lo dejó de ver se enteró de que era primo de Lulú.
  • Don Víctor oprimía entre las suyas las manos de aquella esposa que le envidiaba un pueblo entero.
  • Tal vez el mundo entero no fuese tan insoportable como decían los filósofos y los poetas tristes.
  • Y yo aborrezco al mundo entero y me arrojo a los pies de usted a contarle mis secretos más hondos.
  • Te quiere engañar, y quiere deshonrarnos, y que el pueblo entero nos desprecie porque me odia a mí.
  • Todo el mundo se enteró, y hubo que pagar el Cachalote a Zapiain, el relojero y corredor de comercio.
  • ¿Qué iba él a hacer mano sobre mano un verano entero sin baños, ni bromas en las aguas de Termasaltas?
  • ¡El pueblo entero pendiente de los pasos, de los movimientos, del traje de Ana, de su color, de sus gestos!
  • ¡Y qué triste es un verano entero en Vetusta! El césped del paseo grande se pone como un ruedo de esparto.
  • Tú también continuó estás algo tocado de ese afán de hacerte rico, aunque sea arruinando al mundo entero.
  • El pueblo entero y mucha gente de los alrededores se dirigió al juego de pelota a presenciar el espectáculo.
  • ¡El mundo entero! gritó don Santos Barinaga, que siempre acudía a maldecir de su mortal enemigo el Provisor.
  • Tenía bien preparado todo el discurso, que confiaba en pronunciarlo entero sin el menor tropiezo y sin turbarse.
  • Por un capricho hubiera sacrificado a su padre, a su madre, al pueblo entero y, probablemente, a media humanidad.
  • Quería que lo fueran todos los suyos, su mujer, sus criados, y los amigos, hasta los conocidos, el mundo entero.
  • Era el retrato de Ayún, de cuerpo entero y tamaño natural, dibujado y pintado con dureza, pero con gran expresión.
  • Sumido en la sombra de la Catedral, ocupaba un lado entero de la plazuela húmeda y estrecha que llamaban La Corralada.
  • El mundo entero, y su madre con todo el mundo, pensaban groseramente al calificar de pecaminosa aquella amistad inocente.
  • No le abandonaría ya, aunque su marido, su suegra y el mundo entero se rieran de ella y la tuvieran por loca y ridícula.
  • La primera persona que llegó a la casa fue Guillermina, a quien Plácido enteró por el camino de cuanto había ocurrido.
  • Cuando Martín volvió triunfante, muerto de fatiga y con sus dos jabalíes, el pueblo entero le consideró como un héroe.
  • Era un buenazo, no sabía plantarle cara al repugnante avaro, y éste lo iba chupando lentamente hasta devorarlo por entero.
  • Cuando papá me enteró de las intenciones del primo, le dije que no quería sacarle el novio a mi hermana, y entonces papá.
  • La señora de Ohando, que se enteró de lo ocurrido por su hijo, llamó en su auxilio al cura don Félix para que le aconsejara.
  • ¡Qué diría Visita, qué diría Obdulia, qué diría Ronzal, qué diría el mundo entero! Dirían que un cura le había derrotado.
  • El Hijo de Dios había nacido en la tierra y por tal honor y divina prueba de cariño, el mundo entero se alegraba y se ennoblecía.
  • Tenía salones inmensos, mal decorados, espejos de cuerpo entero, varias mesas de billar y una pequeña biblioteca con algunos libros.
  • Pasmábase de que el mundo entero no estuviese convertido, de que toda la humanidad no cantara sin cesar las alabanzas de la santa de Ávila.
  • ¡Es ella quien me hace tan desgraciado, quien me arroja en este pozo obscuro de tristeza, de donde ya no saldré aunque mate al mundo entero.
  • Con el mundo entero armaba camorra, y todo el veneno que iba amasando en su maldecida alma, por la mala suerte, lo descargaba sobre su querida.
  • Quiso la desgracia que al otro día Primitivo descubriese en un maizal próximo un bando entero de perdices entretenido en comerse la espiga madura.
  • En el comedor oíase el ruido de los cubiertos que secaba Visanteta, la única que se enteró de la visita del señor Cuadros y de lo larga que resultó.
  • Tomó una actitud consternada y meditabunda, haciendo el papel de hombre entero, a quien no asustan las dificultades y que tiene a gala el presentarles la cara.
  • Se enteró bien de las tardes que se sentaba en el confesonario, y se daba una vuelta por allí, mirando por entre las rejas con disimulo para ver si estaba la otra.
  • Jacinta iba todos los martes y viernes a pasar el día entero en casa de Barbarita, y esta no tenía inconveniente en dejar solos largos ratos a su hijo y a su sobrina.
  • No era falta de educación, sino que los párrafos de Bermúdez eran tan complicados, constaban de tantos incisos y colones, que oírle uno entero sería obra de regla.
  • El temerario contrabandista, no obstante, hubiera deseado tener un mal encuentro para probar al mundo entero que era hombre capaz de arruinar la Renta si se lo proponía.
  • Otro miserable y además un estúpido que merecía cuanto mal le viniera encima, como él, como Ana lo merecían también, como lo merecía el mundo entero que era un lodazal.
  • Iba la Regenta edificando al pueblo entero con su humildad, con aquel sacrificio de la carne flaca, de las preocupaciones mundanas, y era esto por él, se le debía a él sólo.
  • Cuando llegó Ramiro y se enteró de la pequeña disputa por lo del perro, no se atrevió a dar la razón ni a la una ni a la otra, declarando que la cosa no tenía importancia.
  • Verás, verás, ¡qué nacimiento tan bonito! le decía Jacinta para calmarle ¡Y qué niños tan guapos! Y un pez grande, tremendo, todo de mazapán, para que te lo comas entero.
  • Martín se enteró también de la llegada de los domadores con sus fieras enjauladas, y a la mañana siguiente, al levantarse, lo primero que hizo fué dirigirse al prado de Santa Ana.
  • Era, en el fondo, un hombre de rapiña, alegre y jovial, buen bebedor, buen amigo y en el interior de su alma bastante violento para pegarle un tiro a uno o para incendiar el pueblo entero.
  • No podía juntar carne con carne sin que la suya se le encendiese y alborotase y empezara a martillarle el corazón, pero era porque la otra no era aún de veras y por entero suya también.
  • Iba con frecuencia a Las Tres Rosas, por ser los géneros baratos, y Juanito, insensiblemente, recogiendo hoy una palabra y uniéndola con otra tres días después, se enteró de quién era.
  • Y ella, antes altiva, capaz de oponerse al mundo entero, se declaró vencida, siguió la conducta moral que se le impuso, sin discutirla, ciegamente, sin fe en ella, pero sin hacer traición nunca.
  • Don Víctor se levantó al siguiente después de pasar setenta horas en la cama, con fiebre un día entero, impaciente a ratos, angustiado otros, y siempre disimulando en presencia de Ana, que le cuidaba solícita.
  • ¡Buena suerte y que saliese pronto de cuidado! Y los dos viejos, que sólo necesitaban unas cuantas copas para ser dueños de la falla, de la plaza y del mundo entero, metiéronse en el cafetín a continuar la obra.
  • Ya ejecutaba con indecible monería ese movimiento cautivador entre todos los de los niños pequeños, de tender no sólo los brazos, sino el cuerpo entero, con abandono absoluto, hacia la persona que les es simpática.
  • Una aureola de una gloria desconocida para él parecía rodear a aquella mujer que encerraba en el breve espacio de un contorno adorado todo lo que valía algo en la vida, el mundo entero, infinito, de la pasión única.
  • Sólo con recordar la dulzura de San Agustín al reconciliarse en su cátedra con un amigo que asistió a oírle, del cual vivía separado, sentía Ana inefable ternura que le hacía amar al universo entero en aquel obispo.
  • Si era un individuo de la Junta se levantaban de su silla cosa de medio palmo, si era Ronzal se levantaban un palmo entero y si pasaba don Álvaro Mesía, presidente de la sociedad, se ponían de pie y se cuadraban como reclutas.
  • La quiero tanto dijo sin mirar a su tía, y encontrando palabras relativamente fáciles para expresar sus sentimientos, la quiero tanto, que toda mi vida está en ella, y ni ley ni familia ni el mundo entero me pueden apartar de ella.
  • Ocho días había estado Ana entre la vida y la muerte, un mes entero en el lecho sin salir del peligro, dos meses convaleciente, padeciendo ataques nerviosos de formas extrañas, que a ella misma le parecían enfermedades nuevas cada vez.
  • Su máscara de misantropía y aquella displicencia de genio perseguido eran natural consecuencia de haber llegado al medio siglo sin encontrar su asiento, pues treinta años de tentativas y de fracasos son para abatir el ánimo más entero.
  • La piedad colectiva, la devoción común, aquella elevación casi milagrosa de un pueblo entero prosaico, empequeñecido por la pobreza y la ignorancia, a las regiones de lo ideal, a la adoración de lo Absoluto por abstracción prodigiosa.
  • Porque su mujer vivía con el corazón en la mano y extendida ésta en gesto de oferta y con las entrañas espirituales al aire del mundo, entregada por entero al cuidado del momento, como viven las rosas del campo y las alondras del cielo.
  • Los pollos, despedazados, hundidos en el rosado caldo del tomate, y después las rodajas de salchichón a centenares, un jamón entero cortado en gruesas lonjas, y una enorme pirámide de huevos cocidos, con la cáscara teñida de rojo o amarillo.
  • A la semana siguiente, Ballester salió de la botica de Samaniego, porque doña Casta se enteró de sus relaciones (que a ella se le antojaron inmorales) con la infame que tan groseramente había atropellado a Aurora, y no quiso más cuentas con él.
  • Se dirigían todos á casa de Copa, para ver de cerca la famosa porfía de Pimentó con los hermanos Terreròla, dos malas cabezas lo mismo que el marido de Pepeta, que habían jurado igualmente odio al trabajo y pasaban el día entero en la taberna.