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Ejemplos de oraciones con la palabra entrecejo

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra entrecejo en el contexto de una oración.

Término entrecejo: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "entrecejo" aquí tienes una selección de 24 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra entrecejo para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Aquel entrecejo.
  • Dijo ella plegando su entrecejo.
  • El cura de Boán fruncía el cano entrecejo.
  • Como Julián arrugase el entrecejo, añadió.
  • Cráneo y entrecejo eran un timo frenopático.
  • Cerraba los ojos grises y arrugaba el entrecejo.
  • Digan lo que quieran, lo mejor que tengo es el entrecejo.
  • Don Víctor miraba a todos con entrecejo de estupidez pasajera.
  • Persistía la arruga en el entrecejo, el extravío en el mirar.
  • Algunos días le pasaba por bajo del entrecejo la observación aquella de otros tiempos.
  • Su padre, contento de haber librado su cosecha, limitóse á mirarla varias veces con el entrecejo fruncido.
  • El pobre Julián, con los ojos fijos en el plato, el rubio entrecejo un tanto fruncido, pasaba las de Caín.
  • Los pedacitos de leche cuajada desaparecieron bajo los labios fruncidos, y se le armó en el entrecejo como una densa nube.
  • No era ella muy fuerte en disimular, y otro menos alucinado que Rubín habría conocido que el lindísimo entrecejo ocultaba algo.
  • Aficionado a robar, aficionado a beber aficionado a las muchachas, eres tú.) Tellagorri, al oir la canción, fruncía el entrecejo y se ponía serio.
  • Mientras Teresina estuvo en el despacho, el Magistral la siguió impaciente con la mirada, algo fruncido el entrecejo, como esperando que se fuera para seguir trabajando o meditando.
  • Y siguiendo su costumbre en los días negros, cuando alguna inquietud fruncía su entrecejo, se fué á la taberna, buscando los consuelos que guardaba Copa en su famosa bota del rincón.
  • En dos o tres funciones a que asistió, figurósele que los curas le hablaban con acento hostil, que el arcipreste le examinaba frunciendo el entrecejo, y que únicamente don Eugenio le manifestaba la acostumbrada cordialidad.
  • Maximiliano contemplaba como un bobo aquellos ojos, aquel entrecejo incomparable y aquella nariz perfecta, y habría dado algo de mucho precio porque ella se hubiese dignado mirarle de otra manera que como se mira a los bichos raros.
  • El regente que no era Quintanar con el entrecejo arrugado y la toga tersa, sentado en medio de la nave en un sillón de terciopelo y oro, contemplaba al predicador, preparándose a separar el grano de la paja, dado que hubiera de todo.
  • Y Tónica le escuchaba con la mirada fija, el entrecejo fruncido, los labios apretados, como si dentro de su cabecita se agitase una idea tenaz, mientras Micaela abría sus muertos ojazos con la expresión de una niña que oye un cuento de hadas.
  • Vio en aquel entrecejo la línea corta y sin curvas, la barra de acero trujillesca, y la pobre niña sintió miedo, ¡ay qué miedo! Bien conoció que su madre se había de poner como una leona, si ella se salía con la inocentada de querer más o menos.
  • Abrió Ana los ojos y miró a su don Víctor que a la luz de una lámpara de viaje, calada hasta las orejas una gorra de seda, leía tranquilamente, algo arrugado el entrecejo, El Mayor Monstruo los celos o el Tetrarca de Jerusalén, del inmortal Calderón de la Barca.
  • Y al decirlo, miraba al recién llegado al través de sus erizadas y salvajinas cejas, como el veterano al inexperto recluta, sintiendo allá en su interior profundo desdén hacia el curita barbilindo, con cara de niña, donde sólo era sacerdotal la severidad del rubio entrecejo y la compostura ascética de las facciones.