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Ejemplos de oraciones con la palabra envidia

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra envidia en el contexto de una oración.

Término envidia: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "envidia" aquí tienes una selección de 75 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra envidia para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • , te tengo envidia.
  • Era caso de envidia.
  • Se moría de envidia.
  • Y la envidia se lo comía.
  • La envidia crecía en su pecho.
  • Era que don Custodio tenía envidia.
  • ¡Ta, ta, ta, ta! Envidia, pura envidia.
  • ¡Qué comedia! Ríete, que eso es envidia.
  • De la envidia, de la crueldad, del orgullo.
  • Se respetaban sin perjuicio de tenerse envidia.
  • Tú ríete, tonta, que eso no es más que envidia.
  • ¡Ah!, ¡qué envidia me va a tener cuando lo sepa!
  • Miraba con envidia los chicos descalzos del muelle.
  • En suma, don Álvaro tenía celos, envidia y rabia.
  • Sentía una inmensa curiosidad y cierta envidia vaga.
  • La maldad, la ruindad, la envidia, todo lo disculpaba.
  • Ahora la recuerdo con cierta extrañeza y no menos envidia.
  • Mejor que en los calabozos que antes contemplaba con envidia.
  • Las botas miraban con envidia al sombrero por el lustre que tenía.
  • El odio y la envidia se convertían en el en verdaderas enfermedades.
  • La envidia y la tristeza del bien ajeno son enfermedades del espíritu.
  • Entre la admiración general serpeaba la envidia abrazada a la lujuria.
  • Quintanar está encantado, y se me figura que tiene un poco de envidia.
  • Amigo, esto quedaba para el Magistral, con no poca envidia de Glocester.
  • Teníamos aquí grandes hombres que producían la envidia de otros países.
  • El diputado por Pernueces tenía soberana envidia al Presidente del Casino.
  • Se le encendían las mejillas de cólera, de envidia, de pudor malo, falso.
  • Y seguía con mirada de envidia á todos los que marchaban hacia la taberna.
  • Favorecíanme demasiado, y con esto creció la envidia en los demás niños.
  • Y no vio en él como otras veces, curiosidad estúpida, ni envidia ni malicia.
  • Siembran la discordia, fomentan la envidia, y aquí tienen ustedes el resultado.
  • Tiene mucho orgullo y mucho tupé, mayormente ahora que se la comerá la envidia.
  • La envidia se lo comía, pero Glocester no era hombre que gastase menos disimulo.
  • Indudablemente su natural rudo y apasionado la llevó en el primer momento a la envidia.
  • Recordaba también las palabras de envidia, las miradas de curiosidad de doña Águeda (q.
  • El vetustense tenía la envidia, su oidium, la ignorancia su pintón, ¿qué culpa tenía él?
  • Lo que tienen es envidia del traidor, si le hubiera, por el provecho que saque de su traición.
  • Álvaro, de tarde en tarde, miraba de soslayo y con envidia y codicia al interior de la alcoba.
  • La envidia de aquel pobre clérigo le servía para ver, como en un espejo, los propios méritos.
  • Y no se le despertaba la saludable emulación, sino la ruin envidia y su hermano el ceñudo despecho.
  • Disimulaba la envidia con una amabilidad pegajosa y fingía un aturdimiento en que no incurría nunca.
  • El Magistral estaba crucificado también por la calumnia, por la necedad, por la envidia y el desprecio.
  • Quedábanse Castita y Eulalia atontadas con el aroma asiático, vacilando entre la admiración y la envidia.
  • ¡Qué envidia le va a tener mi tía Guillermina! Volvámonos ahora para la pared, a ver si me duermo un poco.
  • La envidia del beneficiado soñaba para don Fermín más grandezas que el mismo Magistral veía en sus esperanzas.
  • Allí estaba él, reluciente, armado de aquella pechera blanquísima y tersa, la envidia de las envidias de Trabuco.
  • Glocester al lado de aquel lecho de muerte se moría de envidia y estaba verde de ira, aunque sonreía como siempre.
  • Pero el sentimiento que verdaderamente la hacía chillar era como envidia de que fuese Nicolás y no pudiera ir ella.
  • La envidia que hasta allí se había disfrazado de admiración, salió a la calle con toda la amarillez de sus carnes.
  • Miraba con envidia, de la que no se daba cuenta, á los que podían beber una taza de café para combatir el fresco matinal.
  • Pero sepa que cuando veo a alguna persona que tiene la posibilidad de sacrificar algo, de arrancarse algo que duele, le tengo envidia.
  • Tenía tal facilidad para aprenderlo todo, que á las pocas semanas ganaba tres reales diarios, casi el máximum del jornal, con grande envidia de las otras.
  • ¡un rutinario! Quintanar era inagotable en el capítulo de las quejas y de la envidia pequeña, al pormenor, cuando se trataba de su amigo íntimo, de su Frígilis.
  • Entre las habitantes de las casas domingueras es muy común que la que viene de la plaza con abundante compra la exponga a la admiración y a la envidia de las vecinas.
  • Pedro notó que guardaba en una faltriquera terrones de azúcar y papeles de azafrán puro, que se consumía en la cocina del Marqués, con gran envidia de la urraca ladrona.
  • Pensaba con envidia que allí dentro, en las mazmorras lóbregas y húmedas, se estaría muy bien, rodeado de absoluto silencio, lejos del mundo, sin pesares que turban la existencia.
  • Preguntaba la viuda, lamiéndose los labios, invadida de una envidia admiradora, y sintiendo extraños dejos de una especie de lujuria bestial, disparatada, inexplicable por lo absurda.
  • ¡Para qué! Yo tengo, por razón de mi oficio en la Iglesia militante, la mitad de mi vida entregada a la calumnia, al odio, a la envidia, que la devoran y hacen de ella lo que quieren.
  • Otros tertuliantes sentían envidia, y aunque felicitaban y adulaban al favorecido, al propio tiempo hacían pronósticos de las dificultades que había de tener en el gobierno de su ínsula.
  • A los que de esta manera se conducen, se les mira en los cafés con un poquillo de respeto y aun con cierta envidia, suponiéndoles conocedores de secretos de Estado o de alguna intriga muy gorda.
  • ¡Indudablemente Vegallana sabía ser un gran señor!, pensaba suspirando Visita, que soñaba muerta de envidia con aquella despensa, exposición permanente de lo más apetecible que cría la provincia.
  • Notaba Ana con tristeza y casi envidia que en general los vetustenses se resignaban sin gran esfuerzo con aquella vida submarina, que duraba gran parte del otoño, lo más del invierno y casi toda la primavera.
  • Emigró Ozores y doña Camila juró odio eterno al ingrato, y consagró, con la paciencia de los reformistas ingleses, un culto de envidia póstuma a la modista italiana que había conseguido casarse con aquel estuco.
  • En otros casos semejantes, aunque no de tanta importancia, en los cuales había él mangoneado con todos sus ardides apostólicos, alcanzó éxitos de relumbrón que le hicieron objeto de envidia entre el clero toledano.
  • Las mujeres mal vestidas que salían a las puertas y los chicos derrotados y sucios que jugaban en la calle atraían sus miradas, porque la existencia tranquila, aunque fuese oscura y con estrecheces, le causaba envidia.
  • Mas convencido de que no era error, lanzó otra exclamación más fuerte y al instante se enteraron todos, y Juan Pablo fue objeto de aclamaciones y plácemes, unos sinceros, otros con su poco de bien disimulada envidia.
  • Pero ello es que la lisonja y la envidia, la codicia ambiciosa, la curiosidad y la novelería aumentaban considerablemente el personal de la tertulia en el tiempo que medió entre el nombramiento y la salida de Rubín para su destino.
  • De seguro que ahora, siendo rico, levantándote tarde y paseando en carruaje, te acuerdas con envidia de los tiempos en que bajabas a barrer la tienda a las seis de la mañana y echabas un párrafo con las criadas que van a la compra.
  • ¡Y don Custodio sentía la alegórica baba de la envidia manar de sus labios! Después de haber tropezado en el trasaltar con el Provisor, se había dirigido hacia el trascoro, y dentro de la capilla del otro, había visto, mirando de soslayo, dos señoras.
  • Pero ningún habitante de aquellas regiones de miseria era tan feliz como Adoración, ni excitaba tanto la envidia entre las amigas, pues la rica alhaja que ceñía su dedo y que mostraba con el puño cerrado, era fina y de ley y había costado unos grandes dinerales.
  • Ugarte vio que la señorita de la casa me manifestaba simpatía, y, llevado por uno de sus movimientos de rabia y de envidia, escribió al capitán Sandow, diciéndole que yo iba entablando amistades con su hija, que los tres éramos piratas, que veníamos escapados de los pontones.
  • ¿No iba a estar en ridículo aquel marido que tenía que ver a su esposa descalza, vestida de morado, pisando el lodo de todas las calles de la Encimada, dándose en espectáculo a la malicia, a la envidia, a todos los pecados capitales, que contemplarían desde aceras y balcones aquel cuadro vivo que ella iba a representar?
  • E dícese que la causa della foe sobre envidia é a cual valía mas, é ficieron muchos malheficios é los de Zalacaín quemaron vivo al senyor de Sant Pedro en una pelea que ovyeron en el llano del Somo é porque no dexo fijo el dicho senyor de Sant Pedro casaron una su fija con Martín López de Zalacaín, home muy andariego.
  • Cuando se convenció de que don Fermín, por mucho que disimulase, estaba enamorado como un loco de la Regenta, furioso de celos, y de que no había sido su amante ni con cien leguas, y de que a ella, a Petra, sólo la había querido por instrumento, la ira, la envidia, la soberbia, la lujuria se sublevaron dentro de ella saltando como sierpes.
  • Juanito miraba con asombro no exento de envidia a la pobre mujer casi ciega, que saldría del mundo tan inocente como había entrado, después de arrastrar la más monótona y abrumadora de las existencias, siempre amarrada a la argolla de la domesticidad, sumisa y automática, y que todavía sentíase dominada por el agradecimiento, como si la vida de descanso puramente animal que ahora gozaba fuese una felicidad de que no se consideraba digna.