Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra envolvía

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra envolvía en el contexto de una oración.

Término envolvía: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "envolvía" aquí tienes una selección de 24 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra envolvía para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • El rojizo humo envolvía al corro.
  • Uno se le subía por la manta que le envolvía las piernas.
  • Llevaba en los brazos un pañuelo negro que envolvía ropa blanca.
  • Fue como una aureola de inspiración que le envolvía toda la cara.
  • Tenía por suyo el paseo, la calma de la noche, el puro silencio que le envolvía.
  • Lo que más le irritaba era que su conciencia le envolvía a él también en el general desprecio.
  • Azorín han sentido que una suave congoja llegaba de la inmensa mancha azul y envolvía su espíritu.
  • Esa aridez que parece inacabable al sentirla, la envolvía el espíritu como una cerrazón en el océano.
  • Era como una red que la envolvía, y como pensara escabullirse por algún lado, se encontraba otra vez cogida.
  • El sol que se acercaba al ocaso, entraba hasta los pies de la cama y envolvía en una aureola a aquella pareja de aturdidos.
  • Después Moreno advirtió el profundísimo silencio que le envolvía, y la idea de la soledad sucedió en su mente a las impresiones musicales.
  • El remordimiento que la infidelidad a Jesús despertaba en ella, era de terror, de tristeza profunda, pero se envolvía en una vaguedad ideal que lo atenuaba.
  • Lo primero que se notaba en él era la gran bufanda que le envolvía el cuello subiendo en sus vueltas hasta más arriba de las orejas, y descendiendo hasta el pecho.
  • Y doña Manuela, animada por estas ilusiones que garantizaban su futura tranquilidad, envolvía la mesa y sus comensales en una mirada infinita de benevolencia y cariño.
  • ¡Esto es un telar! gritaba, y se envolvía en los hilos como si fueran cables, procuraba evitarlos y tropezaba, resbalaba y caía de hinojos, blasfemando, contra su costumbre.
  • Inclinada sobre la criatura, Nucha le echaba el aliento para mejor adormecerla, y arreglaba con febriles movimientos el pañolón calcetado que envolvía, como el capullo a la oruga, aquella vida naciente.
  • Y recordaba ahora cómo había tratado de descifrar el misterio mientras la envolvía en besos, a solas, en el silencio y oscuro de la noche y susurrándola una y otra vez al oído en letanía un rosario de.
  • Pues por esta vez contestaba el arcipreste, manoteando y bufando para desenredarse de la esclavina del montecristo, que el viento le envolvía alrededor de la cara, por esta vez, les hemos de hacer tragar saliva.
  • Durante la breve pausa que siguió a los últimos conceptos de Guillermina, el infeliz hombre cayó en su conciencia como en un pozo, y allí se vio tal cual era realmente, despojado de los trapos de oropel en que su amor propio le envolvía.
  • ¡Bien emprendía el pobre albaet el camino del cielo de los inocentes! La vega, desperezándose voluptuosa bajo el beso del sol primaveral, envolvía al muertecito con su aliento oloroso, lo acompañaba hasta la tumba, cubriéndolo con impalpable mortaja de perfumes.
  • êbase a mis pajas y trastornábalas, y a mí con ellas, pensando que se iba para mí y se envolvía en mis pajas o en mi sayo, porque le decían que de noche acaecía a estos animales, buscando calor, irse a las cunas donde están criaturas y aun mordellas y hacerles peligrar.
  • Y frente a ella, las niñas, graciosísimas como un cromo de revista taurina, con zapatito bajo, medias caladas, falda de medio paso con red cargada de madroños y mirando atrevidamente bajo la nube blanca que envolvía sus adorables cabezas, cerrándose sobre el pecho con un grupo de claveles.
  • Esta salió al pasillo, recibió de manos de Rossini la sagrada imagen, y quitándole el pañuelo de seda que la envolvía, entró con ella en la sala, pareciéndose mucho, en tal momento, a una verdadera santa escapada del Año Cristiano para recibir culto en el pintoresco altar, que simbolizaba la ingenua sencillez y firmeza de las creencias del pueblo.
  • Iban donde va la gente que no quiere gastar dinero, y se les veía por el pretil del río, camino de Monte Olivete, los dos jóvenes delante, hablando tranquilamente, mientras se acariciaban con la mirada, y detrás Micaela, con aire de inconsciente, abismada en el crepúsculo eterno que la envolvía y levantando la cabeza, sin sentir la menor molestia por los rayos del sol que se quebraban en sus ojazos hermosos y muertos.