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Ejemplos de oraciones con la palabra erguía

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra erguía en el contexto de una oración.

Término erguía: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "erguía" aquí tienes una selección de 10 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra erguía para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • El arrugado viejo se erguía, sus mortecinos ojos brillaban como débiles pavesas.
  • A medida que entraba el alcohol en el cuerpo de Tellagorri, el viejo se erguía y se animaba.
  • Perfectamente dijo el cura, cuyo amor propio se erguía al encontrar un medio de aparecer previsor.
  • En un extremo de la muralla se erguía un torreón envuelto en aquel instante en una densa humareda.
  • Y el viejo se animaba, se erguía, apoyándose en su bastoncillo, y al hablar de su querida tienda, una oleada de sangre daba color a su cara fresca de anciano bien conservado.
  • Y De Pas volvía a ser quien era, se erguía, doblaba las puntas de acero y tornaba a descargar citas sobre los abrumados vetustenses, que salían de allí con jaqueca y diciendo.
  • Enfrente se erguía un monte de dos mil pies, según el mapa de la provincia, con algunos caseríos en la parte baja, y en la alta, desnudo de vegetación, y sólo cubierto a trechos por encinas y carrascas.
  • El centro de mesa en que se erguía un ramillete de trapo con guardia de honor de dos floreros cilíndricos con pinturas chinescas, de cuya boca salían imitaciones groseras de no se sabía qué plantas, pero que a don Pompeyo le recordaban la cabellera rubia y estoposa de alguna miss de circo ecuestre.
  • Setos de madreselva y zarzamora orlaban el camino, y de trecho en trecho se erguía el tronco de un negrillo, robusto y achaparrado, de enorme cabezota, como un as de bastos, con algunos retoños en la calvicie, varillas débiles que la brisa sacudía, haciendo resonar como castañuelas las hojas solitarias de sus extremos.
  • Cuando media hora después entraba solo por el postigo del bosque en la huerta, lo primero que vio fue a la Regenta metida en el pozo seco, cargado de yerba, y a su lado a don Álvaro que se defendía y la defendía de los ataques de Obdulia, Visita, Edelmira, Paco, Joaquín y don Víctor que arrojaban sobre ellos todo el heno que podían robar a puñados de una vara de yerba, que se erguía en la próxima pomarada de Pepe el casero.