Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra ermita

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra ermita en el contexto de una oración.

Término ermita: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "ermita" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra ermita para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Entramos en la ermita.
  • La ermita es pequeña.
  • Enfrente de la casa, formando plazoleta, hay una cochera y una ermita.
  • Después de merendar, nos reunimos todos los romeros en el raso de la ermita.
  • Sabido es que el llevar un modelo a una ermita es una forma de aplacar a la divinidad.
  • En el raso de la ermita, cercado por una tapia baja encalada, unas cuantas muchacas estaban sentadas.
  • Preséntese usted mañana de madrugada en la ermita del Puy, en donde se le devolverán las letras ya firmadas.
  • Iban a dar las cuatro de la mañana, cuando Martín, envuelto en su capote, se marchó hacia la ermita del Puy.
  • En aquel momento los chicos de la escuela volvían de rezar de la ermita por nosotros y nos contemplaban con admiración.
  • Al Jabonero le debía el Cura la única victoria que consiguió en Usurbil cuando defendieron una ermita contra los liberales.
  • Los de la partida llegaron a media noche a Arichulegui, un monte cercano a Oyarzun, y entraron en una borda próxima a la ermita.
  • Desde allí se veía casi todo Estella, y los montes que le rodean, abajo el tejado de la cárcel y en un alto la ermita del Puy.
  • ¡Miren qué bien le estaría a un hombre lampiño como yo la ermita! ¡O a un hombre vinajeroso y sacristando ser mozo de mulas! Ea, señor, que son grandes pesadumbres esas.
  • Este camino, en la parte alta, tiene a los lados varias cruces de piedra, que terminan en una ermita y por la parte baja, después de entrar en la ciudad, se convierte en calle.
  • Esperó Martín a que despachara el Señor con los Reverendos, hasta que el rozagante Borbón, con su aire de hombre bien cebado, salió de la ermita, rodeado de su Estado Mayor.
  • Más al Sur brillaban, al sol de una mañana de abril, las manchas verdes de los cementerios de San Isidro y San Justo, las dos torres de Getafe y la ermita del Cerrillo de los Ángeles.