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Ejemplos de oraciones con la palabra estómago

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra estómago en el contexto de una oración.

Término estómago: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "estómago" aquí tienes una selección de 100 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra estómago para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Caridad y estómago.
  • Poco estómago tienes.
  • El estómago me pide el retiro.
  • Ni llenarás mucho el estómago.
  • Tengo el estómago como una charca.
  • Y las arañas se me meten en el estómago.
  • Este bruto debía tener coraza en el estómago.
  • Debe estar enferma del estómago dijo tu abuela.
  • Fue cosa del hígado, del corazón o del estómago.
  • Se le revuelve el estómago, y empiezan las cuestiones.
  • Sentía pesadez en la cabeza y el estómago desfallecido.
  • Balbució Sor Marcela, lo tenía para mi mal del estómago.
  • Tengo a ese caballerito decía, sentado en la boca del estómago.
  • Es que tiene el estómago fuerte y la pícara de ella se los traga.
  • Todo con una abundancia capaz de anonadar al estómago más animoso.
  • Cerebro grande, estómago grande, hígado grande, son males también.
  • Sintió calor en el estómago y en la cabeza una deliciosa turbación.
  • Tantas idas y venidas decía ella que le tenían revuelto el estómago.
  • Porque yo sé lo que es la debilidad de estómago y cuánto hace sufrir.
  • No puedo tomar caldo ni leche, y, sin embargo, mi estómago está bueno.
  • Ryp Timmermans, el cocinero, poseía un estómago que era una especialidad.
  • Aquellos anaqueles vacíos representaban a su modo el estómago de don Santos.
  • Cosa es que estimo en más de cien ducados, porque es contra el dolor de estómago.
  • Pero lo que principalmente me trae descompuesto ahora es un pícaro mal de estómago.
  • Su estómago le atormentaba, recobrando sus funciones después de la crisis nerviosa.
  • Con tales desarreglos se pierde el estómago, y eso en la vejez es llamar a la muerte.
  • Mientras hubiese petróleo refinado como el de casa Espantagosos, el estómago iría bien.
  • La presión que producía sobre su estómago la hoz cruzada en la faja le dió escalofríos.
  • Cada pueblo del tránsito le parecía una estación de calvario para su estómago hambriento.
  • Maravillas y primores de la cocina casera comió Anita en cuanto el estómago pudo tolerarlas.
  • Siempre, al entrar, sentía cierto desasosiego, una repugnancia instintiva de estómago delicado.
  • Y por las trazas, debe tener buen diente y un estómago como las galerías del Depósito de aguas.
  • Papitos entró, y su ama le dijo que hiciera una taza de té, porque tenía el estómago revuelto.
  • Pero la irritación de su estómago y la desgana hubieron de contenerle en la más prudente frugalidad.
  • Tal vez aquella calaverada le costase después crueles desarreglos de estómago y una semana de purgas.
  • Yo declaraba doña Lupe, reconozco que no tengo valor ni estómago para practicar la caridad en ese grado.
  • Era el estómago, el pícaro estómago el que no hacía caso de la fervorosa contrición del pobre hombre.
  • Y el caso es que no la he dicho hoy todavía, y mientras no la diga no me desayuno, y el estómago se me va.
  • Que el estómago era una máquina parada, y el cerebro un horno en que ardía todo lo que ella era por dentro.
  • Pero su estómago era un verdadero molino, y a las tres horas de haberse llenado, había que cargarlo otra vez.
  • Afligíme yo, considerando que aún teníamos en duda la comida, y repliqué afligido por parte de mi estómago.
  • Un enfermo que tomaba un poco de jarabe simple, y se encontraba curado de una enfermedad crónica del estómago.
  • En una procesión de desagravios cuatro borrachos le habían dado un susto, del que sólo se repuso su estómago.
  • Don Santos volvió a su monólogo, interrumpido por entorpecimientos del estómago y por las dificultades de la lengua.
  • Feijoo no tomaba más que un huevo pasado y después chocolate, porque su estómago no le permitía ya las cenas pesadas.
  • Es cosa saludable (decía) cenar poco, para tener el estómago desocupado, y citaba una retahíla de médicos infernales.
  • Su voz tornóse fosca, como si todo el alcohol que hinchaba su estómago hubiese subido en oleada ardiente á su garganta.
  • Ahora, ¡voto a Dios! venían bien dos deditos de vino, para acompañar dignamente a la gallina en su bajada al estómago.
  • Desde que le veía en las mesas de enfrente, sentía una desazón profundísima, mal de estómago y como ganas de enfadarse.
  • Y él, tan sobrio, bebió uno tras otro dos vasos de aguardiente, que cayeron como olas de fuego en su estómago desfallecido.
  • Ella, entonces, daría pruebas de ser tan ángel como otra cualquiera, y tendría alma, paciencia, valor y estómago para todo.
  • Pero ¡ay niñita mía, si vieras qué mala me he puesto! Paice que me están arrancando el estómago con unas tenazas de fuego.
  • Con estos disparates sacrílegos estuve toda la noche en vilo, horrorizada, el estómago revuelto, y deseando que el día llegara.
  • El clérigo salió y fue a casa de un amigo donde le solían dar, en aquella crítica hora, el remedio de su debilidad de estómago.
  • El calor, el andar al sol le producían una sed constante que le obligaba a beber cerveza y cosas frías que le estragaban el estómago.
  • Para él el corazón, residencia del valor y del heroísmo, era el pañol de la pólvora, así como el estómago el pañol del viscocho.
  • Batistet y los hermanos pequeños, en los cuales el dolor no lograba acallar el estómago, devoraron un mendrugo ocultos en los rincones.
  • Mas como la hambre creciese, mayormente que tenía el estómago hecho a más pan aquellos dos o tres días ya dichos, moría mala muerte.
  • A la mañana siguiente don Saturno despertaba malhumorado, con dolor de estómago, llena el alma de pesimismo desesperado y de flato el cuerpo.
  • A Burni le llamábamos Tripa triste, porque siempre se quejaba de no sé qué melancolía que le daba en el estómago cuando no comía bastante.
  • Andrés encontró un empleo en una consulta de enfermedades del estómago, sustituyendo a un médico que había ido al extranjero por tres meses.
  • También era esto del género de don Juan, adorador de las cosas blandas, que se escurren dulcemente sin roce alguno hasta el fondo del estómago.
  • Yo, comprendiendo el partido que podía sacar de mis enfermedades, solía fingir un dolor en el pecho o en el estómago para esquivar los castigos.
  • Cinco meses lleva mi estómago de indisciplina replicó el ladino viejo, que quería sin duda meterle a Maxi en la cabeza aquello de los cinco meses.
  • Y allí permanecía mirando el balcón, a pesar de que sus piernas apenas podían sostenerle, y en la cabeza y el estómago sentía un vacío anonadador.
  • Parecióme con lo que dijo pasarme el corazón con saeta de montero, y comenzóme el estómago a escarbar de hambre, viéndose puesto en la dieta pasada.
  • Llevaba siempre el bolsillo de su faja bien apretado sobre el estómago, y si bebía, era cuando alguno de los gananciosos convidaba á todos los presentes.
  • El lomo de cerdo, con las primeras habas de la cosecha, tiernas y jugosas, formando un puré, cuyo olorcillo causaba en el estómago una sensación voluptuosa.
  • Las personas mayores la emprendieron con el dulce, y el señor Cuadros descorchó frascos de licor de colores vivos e infernales, que hacían retorcer el estómago.
  • Culebras que se encontraban en los establos mamando del pezón de las vacas, otras que se deslizaban en la cuna de los niños para beberles la leche en el estómago.
  • No, señora respondió el acusado, y esta negación, que era afirmación, empezó a darle ánimos, aligerándole un poco la angustia aquella de la boca del estómago.
  • Aquel día, desde que despertó, se le puso a Maxi la obstrucción en la boca del estómago, pero tan fuerte como si tuviera entre pecho y espalda atravesado un palo.
  • Habían empezado por emborracharle con un licor dulce que ahora le estaba dando náuseas, un licor que le había convertido el estómago en algo así como una perfumería.
  • Encendieron una vela, y te aseguro que el tufillo de la cera, los rezos y aquel espectáculo me levantaron el estómago y me han puesto los nervios como cuerdas de guitarra.
  • Los monaguillos se hacían los distraídos, pero él, sin mirarles, les aludía y amenazaba con terribles castigos hipotéticos, repugnantes para el estómago principalmente.
  • Visitación se complacía en adivinar la cólera del Provisor y le abrumaba a chistes, y le mareaba con aquel atolondramiento que a él se le ponía en la boca del estómago.
  • Sentía náuseas invencibles y apenas oía al arqueólogo, preocupándole más sus esfuerzos por contener impulsos del estómago cuya expansión hubiera sido una irreverencia.
  • ¿Crees que han variado desde que estoy enfermo, y que los hombres piensan de un modo cuando tienen el estómago como un reloj, y de otro cuando la maquina principia a descomponerse?
  • Pero de repente me trastorné, y caí tan enferma del estómago, que no podía pasar nada, y lo mismo era entrarme bocado en él o gota de agua, que parecía que me encendían lumbre.
  • Tal vez algún día, con más vergüenza que aquellas infelices, tendría que tender la mano a las gentes, sintiendo calor en el rostro y en el estómago el cruel arañazo del hambre.
  • La carga de la bebida en su estómago no tuvo poca parte en aquel desaliento horrible, durante el cual vio desfilar ante su mente los treinta años de fracasos que formaban su historia activa.
  • Él, sintiéndose tan frío de bolsa cuanto estaba caliente del estómago, tomóle tal calofrío que le robó la color del gesto, y comenzó a turbarse en la plática y a poner excusas no validas.
  • No se sabe por qué entonces era cuando mejor se conocía que Bermúdez no se quejaba de vicio al quejarse del pícaro estómago, de digestiones difíciles y sobre todo de perpetuos restriñimientos.
  • Y metiendo en la mano del niño la moneda de cobre y entre sus labios la botella destapada y terciada aún de vino, la inclinó, la mantuvo así hasta que todo el licor pasó al estómago de Perucho.
  • Que con sólo apretar los dientes se me quedaran en casa, y con ser de aquel malvado, por ventura lo retuviera mejor mi estómago que retuvo la longaniza, y no pareciendo ellas pudiera negar la demanda.
  • No puso él la moneda en el bolsillo de su chaleco, donde la habría descubierto Nicanora, sino en la cintura, muy bien escondida en una faja que usaba pegada a la carne para abrigarse la boca del estómago.
  • Apretado por la necesidad, me arriesgué a hacer una visita a los pañoles del bizcocho, y ¿cuál sería mi asombro cuando vi que Marcial estaba allí, trasegando a su estómago lo primero que encontró a mano?
  • De manera que antes que el mal ciego sacase de mi boca su trompa, tal alteración sintió mi estómago que le dio con el hurto en ella, de suerte que su nariz y la negra malmaxcada longaniza a un tiempo salieron de mi boca.
  • Rafael, en cuatro cucharadas, se tragó su ración, poniéndose al nivel de los demás cuando salió el cocido, dos fuentes magníficas, que exhalaban un vaho consolador, un tufillo alimenticio que se colaba hasta el fondo del estómago.
  • Trébedes repicados con varillas de hierro, y, por cima de todo, la lúgubre y ronca voz del cuerno, y la horrenda vociferación de muchas gargantas humanas, con esa cavernosidad que comunica a la laringe el exceso de vino en el estómago.
  • Y mientras se sentaban, miró con terror al amigo de su sobrino, que era lo mismo que un buey puesto en dos pies, y pensaba que si el apetito correspondía al volumen, todo lo que en la mesa había no bastara para llenar aquel inmenso estómago.
  • Él, hombre sobrio, incapaz de beber alcohol sin sentir náuseas y dolores de cabeza, no podía ocultar un asombro muy cercano á la admiración ante estos brutos, que, según sus suposiciones, debían tener el estómago forrado de hoja de lata.
  • Ido del Sagrario se negaba a tomar copas y su amigo Izquierdo, que bebía aguardiente como si fuera agua, se burlaba de la sobriedad del profesor de instrucción primaria, el cual aseguró haber comido fuerte y no hallarse muy bien del estómago.
  • ¡Y quién me había de decir a mí que le haría ascos a la comida, yo que jamás le he preguntado a ningún plato por sus intenciones! El estómago se me quiere jubilar antes que lo demás del cuerpo, y ya debes suponer que faltando el jefe de la oficina.
  • Y al día siguiente, en un rato que le dejó libre la botica, tomó el camino de la calle de Tabernillas, más muerto que vivo, pensando en lo que diría y lo que callaría, con la penita muy acentuada en la boca del estómago, lo mismo que cuando iba a examinarse.
  • Toda la miseria del mercado, los náufragos del trabajo, que, con el cuero rayado á palos, el estómago contraído y las excoriaciones inflamadas por las moscas verdosas y panzudas, esperaban la llegada del contratista de las corridas de toros ó del mendigo, que aún sabrían utilizarlos.
  • Otras veces, como si por sus venas corriese arroyo de leche y miel, se le figuraba que el sentido del gusto, de un gusto exquisito, intenso, se le había trasladado al pecho, más abajo, mejor, no sabía dónde, no era en el estómago, era claro pero tampoco en el corazón, era en el medio.
  • Y cual trompeta gloriosa que anunciaba por anticipado el triunfo de Pimentó, empezaron á sonar los ronquidos de Terreròla el pequeño, caído de bruces sobre la mesa y próximo á desplomarse del taburete, como si todo el aguardiente que llevaba en el estómago buscase el suelo por ley de gravedad.
  • Entraba siempre con el sombrero echado atrás, afectando una grosería de maneras que no tenía, imitando los modales y hasta el andar de los borrachos, arrastrando las palabras, pero absteniéndose de beber con disculpa de mal de estómago, en realidad porque se mareaba y embrutecía a la segunda copa.
  • En aquella plaza larga, ligeramente arqueada y estrecha en sus extremos, como un intestino hinchado, amontonábanse las nubes de alimentos que habían de desparramarse como nutritiva lluvia sobre las mesas, satisfaciendo la gigantesca gula de la Navidad, fiesta gastronómica, que es como el estómago del año.