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Ejemplos de oraciones con la palabra extranjero

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra extranjero en el contexto de una oración.

Término extranjero: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "extranjero" aquí tienes una selección de 86 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra extranjero para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Era el extranjero.
  • Dijo el extranjero.
  • Preguntó el extranjero.
  • Preguntó el extranjero.
  • Le preguntó el extranjero.
  • Allí estaba el extranjero.
  • Preguntó riendo el extranjero.
  • Preguntó Zalacaín al extranjero.
  • ¡Pobre país! dijo el extranjero.
  • Es mi oficio le dijo el extranjero.
  • ¡Pero, señor! exclamó el extranjero.
  • Preguntó el extranjero maliciosamente.
  • El extranjero sacó un reloj y murmuró.
  • A la puerta se encontró con el extranjero.
  • Sí, parece que sí contestó el extranjero.
  • No sea usted bárbaro exclamó el extranjero.
  • No es mala contestó fríamente el extranjero.
  • Se trataba de traer sementales del extranjero.
  • Trabajaba exclusivamente en género extranjero.
  • ¡Y me quieres hacer creer que en el extranjero.
  • Sentémonos aquí un momento dijo el extranjero.
  • Mesía iba muchas veces a Madrid y al extranjero.
  • ¿Por qué no se va al extranjero como otros años?
  • El extranjero con la gente de la fonda le atendieron.
  • El extranjero le siguió y salieron los dos a la calle.
  • El extranjero, extrañado, en el mismo idioma preguntó.
  • Un caballero con botines blancos que parecía extranjero.
  • Todavía creo que nos volveremos a ver dijo el extranjero.
  • Veremos si aquí podemos resistir algo repuso el extranjero.
  • ¡Lo que dió usted que hablar en Estella! dijo el extranjero.
  • ¡Qué español es esto, mi querido Martín! dijo el extranjero.
  • Un manicomio modelo, como los que habrás visto en el extranjero.
  • Estaba allí parado, cuando vió que se le acercaba el extranjero.
  • En Madrid y en el extranjero, esto es el pan nuestro de cada día.
  • Era el extranjero a quien habían libertado de las garras del cura.
  • Las dos mujeres y el extranjero comenzaron a marchar por la carretera.
  • Si me ocurre algo, le diré a ese señor extranjero que vaya a avisarte.
  • A ese ciudadano le voy a dejar cojo para toda su vida dijo el extranjero.
  • Estaba muy envejecido, de mal color, y con más aire extranjero que antes.
  • Pero hay en las del extranjero una costumbre que maldita la gracia que tiene.
  • En el extranjero se había hecho don Carlos más filósofo y menos político.
  • La vieja se acercó al extranjero y a Martín y entabló conversación con ellos.
  • Cada ciudadano de Alcolea se sentía tan separado del vecino como de un extranjero.
  • De pronto Rubín dijo que iba al extranjero a reanudar sus trabajos de viajante de comercio.
  • Sin embargo, son los caracteres que constituyen la tradición de su país dijo el extranjero.
  • Contábale estas cosas el marqués de Casa Muñoz que casi todos los veranos iba al extranjero.
  • El extranjero y Martín tenían cada uno su fusil, pero no contaba más que con pocos cartuchos.
  • Alternaban en sus viajes al extranjero para buscar y traer las novedades, alma del tráfico de telas.
  • El ser el muerto un aventurero extranjero, y él una persona del país, le favorecía también mucho.
  • El extranjero, Martín y Bautista corrieron y se reunieron con las dos mujeres y con Joshé Cracasch.
  • El otro infeliz murmuró algo, con marcado acento extranjero, llevándose a la gorra la temblorosa mano.
  • Daba el ventanillo a la plaza de la fuente, en donde el día anterior se había encontrado con el extranjero.
  • La llegada de un príncipe extranjero, el entierro de un político constituían para él grandes acontecimientos.
  • Es que hemos cenado tarde y estábamos dando una vuelta dijo el extranjero no quisiéramos acostarnos tan pronto.
  • El extranjero, la señorita y Martín se guarecieron cada uno detrás de un árbol y se repartieron los cartuchos.
  • Seis hombres se fueron acercando a unos cien metros de donde estaban guarecidos Martín, la señorita y el extranjero.
  • El extranjero montaba en un borriquillo, que marchaba casi más deprisa que los matalones en que iban Martín y Bautista.
  • Afortunadamente ya ha comenzado la Deshecha como dicen los aldeanos contestó el extranjero .¿Y usted a qué ha venido aquí?
  • Martín dijo que él era de Urbia, así como su mujer, y contó sus aventuras desde el tiempo en que había dejado de ver al extranjero.
  • Vieron el extranjero y Martín las otras iglesias del pueblo, la Peña de los Castillos y la parroquia de Santa María, y volvieron a comer.
  • Luego, un hombre rubio, al parecer extranjero, y después saltó una muchacha morena, que ayudó a bajar a una señora gruesa, de pelo blanco.
  • Después de comer en la posada, Martín, el extranjero, Iceta, Haussonville y Asensio fueron a un café de la plaza, donde estuvieron hablando.
  • Que cuando hay libertad mal entendida y muchas aboliciones, los ricos se asustan, se van al extranjero, y no se ve una peseta por ninguna parte.
  • Andrés encontró un empleo en una consulta de enfermedades del estómago, sustituyendo a un médico que había ido al extranjero por tres meses.
  • Todos los comensales hicieron lo mismo, menos el extranjero a quien advirtió Martín de su olvido y que, al darse cuenta, se quitó apresuradamente la gorra.
  • Entró Bautista en la casa con las caballerías, y el extranjero y Martín fueron, preguntando, a otra posada del paseo de los Llanos, donde les dieron alojamiento.
  • Iban a una de las principales iglesias a sentarse tras la mesa petitoria de una comunidad de origen extranjero, a la hora en que la gente elegante reza las estaciones.
  • A Martín le pareció aquella portada de piedra amarilla, con sus santos desnarigados a pedradas, una cosa algo grotesca, pero el extranjero aseguró que era magnífica.
  • Si usted es extranjero y no quiere vivir aquí, váyase usted a su país pronto, y sin hablar, porque si no, se expone usted a que le echen por la ventanilla, y voy a ser yo.
  • Unos decían que era un farsante que había huido para comerse en el extranjero los millones robados a sus clientes con la hipócrita comedia de su sencillez y su filantropía.
  • El extranjero y Martín esperaron, luego fueron retrocediendo sin disparar, hasta que, al llegar a una vuelta del camino, comenzaron a correr con toda la fuerza de sus piernas.
  • Allí sacó a Tetuán y a Zaragoza poniendo al extranjero como chupa de dómine, diciendo, en fin, que nuestro porvenir está en África, y que el Estrecho es un arroyo español.
  • Allí no había árboles donde guarecerse, pero sí unos montes de piedra machacada para el lecho de la carretera, y en uno de ellos se tendió Martín y en el otro el extranjero.
  • El extranjero aguardó un momento, pero, en aquel instante, una compañía de miqueletes avanzaba por la carretera, corriendo y haciendo disparos, y la gente del Cura se retiraba.
  • San Benito y Santa Clara, Convento de Recoletos donde yo me paseaba! Ya ve usted dijo el extranjero que, aunque a usted le parezca este pueblo tan desagradable, hay gente que le tiene cariño.
  • Martín y el extranjero intimaron con Haussonville, con Iceta y con Asenchio Lapurrá y se rieron a carcajadas con los mil quidprocuos que resultaban en la conversación del francés y del vasco.
  • No tuvo tiempo de hacer nada, porque Martín le dió un garrotazo en el hombro y le hizo tirar el fusil al suelo, Bautista y el extranjero forcejearon con el otro y le quitaron el arma y los cartuchos.
  • El extranjero explicó al paso la posición respectiva de liberales y carlistas en la batalla de Monte Muru y el sitio donde se desarrolló lo más fuerte de la acción, en la que murió el general Concha.
  • CAPÍTULO IX CÓMO MARTÍN Y EL EXTRANJERO PASEARON DE NOCHE POR ESTELLA Y DE LO QUE HABLARON Pasaron por el portal de Santiago, entraron en la calle Mayor y preguntaron en la posada si había alojamiento.
  • Este señor, por lo que habló, daba la impresión de esos personajes que han viajado por el extranjero viviendo en hoteles de dos francos y que luego ya no se pueden acostumbrar a la falta de confort de España.
  • También oyó hablar de las primeras alfombras de moqueta, de los primeros colchones de muelles, y de los primeros ferrocarriles, que alguno de los tertulios había visto en el extranjero, pues aquí ni asomos de ellos había todavía.
  • Por eso dijo doña Casta, un establecimiento montado como los mejores del extranjero, no puede menos de hacerse de oro, pues habiéndolo aquí, las señoras de la grandeza no tendrán que ir a Bayona y a Biarritz a comprar la última novedad.
  • Pero todos estos méritos habrían sido inútiles hasta el fin del mundo, si no se le ocurriera a Pepe Samaniego establecer el comercio de ropa blanca con arreglo a los últimos adelantos del extranjero, y llevar a él a persona tan inteligente y para el caso como su prima.
  • Estos aldeanos y viejos hidalgos de Vasconia y de Navarra, esta semiaristocracia campesina de las dos vertientes del Pirineo, creía en aquel Borbón, vulgar extranjero y extranjerizado, y estaban dispuestos a morir para satisfacer las ambiciones de un aventurero tan grotesco.
  • él era un extranjero, una persona acomodada, con mucha plata, sí, señor, que había viajado por toda Europa, y toda América, y sólo en España, en un país sin civilización, sin cultura, en donde no se tenía la menor atención al extranjero, podían suceder cosas semejantes.
  • Un desconocimiento tal en Europa de genios tan transcendentales, se explicaba por esa hipótesis absurda, que aunque no la defendía nadie claramente, era aceptada por todos, la hipótesis del odio y la mala fe internacionales que hacía que las cosas grandes de España fueran pequeñas en el extranjero y viceversa.