Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra falsa

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra falsa en el contexto de una oración.

Término falsa: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "falsa" aquí tienes una selección de 42 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra falsa para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Afortunadamente, la noticia era falsa.
  • Y no con moneda falsa, sino con legítima.
  • No esa falsa y gárrula filantropía moderna.
  • Se censuró a Nucha también por falsa e hipócrita.
  • Mas Zalamero asegura que esta opinión es tan tonta como falsa.
  • El Chartreuse, con su calor de falsa juventud, hace pensar locuras.
  • Temo que quiere dominarnos prevaliéndose de mi situación falsa, falsísima.
  • Lasciva, condenada sin remedio, por vil, por indigna, por embustera, por falsa, por.
  • Para un irreligioso puede ser falsa y útil, y para otro irreligioso puede ser falsa e inútil.
  • Viose por fin desde el rellano la cara de don Juan, animada por su falsa risita, que recordaba la de los conejos.
  • Quedose parado un largo rato mirando a la luz y viendo en ella a doña Lupe en el acto de coger la hucha falsa y decir.
  • ¿No decían que su vocación religiosa era falsa, que ella no servía para esposa de Jesús porque no le amaba bastante?
  • Otros le tiraban por las piernas y tuvieron reciamente, porque no había mula falsa en el mundo que tan recias coces tirase.
  • Sentían la falsa esperanza de los que se interesan por un enfermo y creen que permaneciendo a su lado aceleran la curación.
  • Las figuras de los cromos finos y provocativos de la Marquesa reían con sus posturas de falsa gracia violentas y amaneradas.
  • Pero dando estos respiros a su ira verdadera o falsa, ello es que no se marchaba, y Segunda le metió casi a la fuerza en la alcoba.
  • Al Magistral no le podía tragar, pero temía su influencia en las casas nobles y le trataba con fingida franqueza y amabilidad falsa.
  • Además, la falsa devoción de la niña venía complicada con el mayor y más ridículo defecto que en Vetusta podía tener una señorita.
  • Se le ocurrió poner, colgado en el balcón, el cuerpo de vestido que pegada tenía la cosa falsa con que doña Lupe engañaba al público.
  • Para dar en la cabeza a su marido según ella decía volvió a sus antiguos gastos, a la ostentación falsa de una fortuna que no existía.
  • Aquella elocuencia de ayer era falsa, no me salía del alma, yo no soy el vir bonus, yo soy lo que dice el mundo, lo que dicen mis detractores.
  • Después de lo que pasó en Noviembre del año pasado prosiguió la viuda con serenidad que espantaba, después de tu enmienda verdadera o falsa.
  • La idea vulgar, falsa y grosera de comparar al clérigo con el eunuco se le fue metiendo también por el cerebro con la humedad del cristal helado.
  • Esto se llama ser filósofo en toda la extensión de la palabra, y elevarse sobre las miserias humanas dijo la viuda con emoción verdadera o falsa.
  • ¡Si sabría ella lo que era el mundo! En cuanto a la sobrinita, era indudable que había que cortarle aquellos arranques de falsa piedad novelesca.
  • A través de una nube brillante y falsa, se ven los amantes el uno al otro, y en la obscuridad ríe el antiguo diablo, que no es más que la especie.
  • Y mientras comía y bebía por máquina preparaba su arenga, sin poder pasar del exordio, que quería original, sin afectación, modesto sin falsa humildad.
  • Sacaba sus ideas de la mente, como el avaro saca las monedas, cuando nadie le ve, y se ponía a contarlas y a examinarlas y a mirar si entre ellas había alguna falsa.
  • Y sobre todo, la retórica, que era indispensable emplear, porque a ideas grandes, grandes palabras, le parecía amanerada, falsa en la conversación, de silla a silla.
  • Y también se dio a pensar en lo molesto y difícil que era para ella tener que vivir dos vidas diferentes, una verdadera, otra falsa, como las vidas de los que trabajan en el teatro.
  • La falsa calma del hombretón, sus ojos secos agitados por nervioso parpadeo, la frente inclinada sobre su hijo, ofrecían una expresión aún más dolorosa que los lamentos de la madre.
  • Aquella mirada desmayada y vidriosa, fija con expresión agradecida en el grupo de mujeres, acabó con la falsa serenidad de éstas, y estallaron los sollozos y las exclamaciones de desconsuelo.
  • Las niñas más recatadas, y hasta las más parecidas a muñecas de resorte, hacían pensar en la mujer que traían debajo de aquellos vestidos vulgares y de aquella educación falsa y desabrida.
  • Después de verificar esta bella sustracción con una maravillosa habilidad, don José llamó en casa del juez, denunció el hecho, dió una pista falsa y se fué del pueblo sin que nadie le molestara.
  • No se decidía ni a besarla, gozando con la idea de poder hacerlo a sus anchas después de recibidas las bendiciones de la Iglesia, y aun de hacerle otras caricias con la falsa ilusión de no habérselas hecho antes.
  • Creyó al principio que su pasión noble, sublime, le levantaría cien codos sobre todas aquellas miserias, pero el oleaje de la falsa indignación pública salpicaba su alma, llegaba tan arriba como su deliquio sin nombre.
  • Y mientras atravesaban el Mercado con pasos tímidos, resbalando en el barro pegajoso que cubría las losas, el joven oía a Tónica con la falsa atención del cómico en la escena, que finge escuchar mientras piensa en lo que va a decir.
  • El boticario decía, por ejemplo, que había conocido algún protestante o judío, buena persona, y añadía que era para él muy extraño y muy triste que un hombre que profesaba una religión falsa pudiera ser mejor que muchos católicos.
  • Los que obran bajo la acción de impulsos cerebrales, irresistibles y mecánicos, como los instintos que atañen a la conservación, van muy bien en su carrera mientras no ven el fin más que en la representación falsa que de él les da su deseo.
  • La timidez o falsa humildad endurecía esta, y como la energía interior no encontraba un auxilio en la palabra, porque la sumisión consuetudinaria y la cortedad no le habían permitido educarla para discutir, pasaba tiempo sin que la costra se rompiera.
  • Pero en aquel lance, parecíale ridículo volver sobre aquella idea verdadera o falsa del amor, porque en su buen instinto comprendía que toda aquella hojarasca de leyes divinas, principios, conciencia y demás, servía para ocultar el hueco que dejaba el amor fugitivo.
  • Si alguna persona devota le reprochaba la inconveniencia de sus palabras, el cura cambiaba de voz y de gesto, y con una marcada hipocresía, tomando un tonillo de falsa unción, que no cuadraba bien con su cara morena y con la expresión de sus ojos negros y atrevidos, afirmaba que la religión nada tenía que ver con los vicios de sus indignos sacerdotes.