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Ejemplos de oraciones con la palabra feo

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra feo en el contexto de una oración.

Término feo: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "feo" aquí tienes una selección de 53 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra feo para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Feo, feo.
  • ¡Qué feo es!
  • Es un nombre muy feo.
  • Lo más feo, lo más.
  • Pero, si no hubo feo.
  • Vicio feo, señor de Llopis.
  • Ya ves que él es feo adrede.
  • Un ángel que no merece un feo.
  • Comer no la has de comer, coco feo.
  • Narciso Puerta era feo, sucio y mal oliente.
  • Consulté el cielo, y lo vi pavorosamente feo.
  • Y me parece en cambio muy feo profanar el templo.
  • Eso es muy feo le decía el profesor acariciándole la cabeza.
  • Su semblante descompuesto por la ira estaba más feo que nunca.
  • Tan feo como es! Me da por el hombro, y yo le levanto como una pluma.
  • Dile, pues, que sí y no andes con más coqueterías, que eso es feo.
  • Para la araña! El feo insecto se detuvo a la entrada de la zona de sombra.
  • Esto es muy feo opinó la santa, ¿pero no hay naturales, o siquiera ramaje?
  • Debe haber rincones en la tierra en que no haya nada feo, ni pobre ni triste.
  • Pero tú parece que te complaces en eso, que es un juego muy peligroso y muy feo.
  • En cuanto a la tercera, Nucha, asemejábase bastante a la menor, sólo que en feo.
  • Tenía que marcharse de aquella casa echado por el feo vicio, por el delito infame.
  • Porque ¡María Santisma !, si Maximiliano apostaba a feo, no había quien le ganara.
  • Esta capilla es el lunar, el feo lunar, el borrón diré mejor, de esta joya gótica.
  • El círculo se llamaba La Libre Hermandad, nombre feo, poco español y con olor nada santo.
  • Feo, tonto le dijo aguzando la jeta cuando le vio sentarse en la mesilla de pino de la cocina.
  • Y Celedonio en su expresión de humildad beatífica pasaba del feo tolerable al feo asqueroso.
  • Feo, cara de pito, memo en polvo decíale sacando un trozo de lengua tal que casi parecía inverosímil.
  • ¿Qué me importará a mí que sea mañana último día de billetes, ni que el número sea bonito o feo.
  • Esto, que es feo de por sí, la asustó a ella haciéndole creer que sabes algo y que abusas de tu secreto.
  • Pero la fidelidad a la memoria de su feo y honrado Jáuregui se sobreponía en doña Lupe a todos los intereses de la tierra.
  • Por eso el campo del Mundo Nuevo, que es el sitio más desamparado y más feo del globo terráqueo, le pareció una bonita plaza.
  • Es un vicio muy feo, hasta en los grandes, cuanto más en un inocente así! ¿Para qué le aguanta a Primitivo que le dé tanta bebida?
  • Juanito, confundido entre este público e insensible a las cosas de este mundo, lo encontraba todo feo y ridículo con su pesimismo feroz.
  • De esta manera, hija mía añadió lleno de fatuidad, puede darse el caso de que una mujer hermosa llegue a amar entrañablemente a un hombre feo.
  • ¡Ay, Dios, qué malo era, y qué sucio y qué feo! Las puertas parecía qué tenían un dedo de mugre, el papel era todo manchas, los pisos desiguales.
  • Si quiere usted que seamos amigas y que le dé buenos consejos, es preciso que tenga conmigo mucha confianza y no me oculte nada, por feo y malo que sea.
  • Marqués era el perro de Tellagorri, un perro chiquito, feo, contagiado hasta tal punto con las ideas, preocupaciones y mañas de su amo, que era como él.
  • Paco tenía otra vez en Vetusta a su prima Edelmira y le hacía el amor por todo lo alto, aunque a su madre no le gustaba, porque era feo engañar a una prima.
  • ¡Cuántas veces sentía tentaciones de quemar aquellas cartas, no llevándolas a su destino! Pero por mi suerte, tuve serenidad para dominar tan feo propósito.
  • Subieron como unos seis peldaños, precedidas siempre de la zancuda, y se encontraron en el corredor de otro patio, mucho más feo, sucio y triste que el anterior.
  • Desconociéronme en esto las huéspedas y respondieron que allí no vivía sino un don Ramiro de Guzmán, más roto que rico, pequeño de cuerpo, feo de cara y pobre.
  • No se les ocultaba que su tía sabía hacer guardar los respetos debidos a la entidad de Jáuregui, presente siempre en la casa por ficción mental, de que era símbolo el feo retrato que en el gabinete estaba.
  • ¡no me deje usted feo! Y procediendo como niñas buenas y bien educadas, incapaces de desear la fealdad del prójimo, aceptaban los obsequios ruborizadas, pero mirando con superioridad satisfecha a las amigas.
  • ¿Has visto por ahí, en el Prado y Recoletos, a un tío muy feo que lleva una cesta y en ella, puestos en cañas, formando como un gran árbol, multitud de molinillos de papel dorado y plateado y de todos los colores.
  • A Andrés le asombraba una filosofía tan extraña, por la cual el que posee salud, fuerza, belleza y privilegios tiene más derecho a otras ventajas que el que no conoce más que la enfermedad, la debilidad, lo feo y lo sucio.
  • El ex castrense se llamaba Quevedo y era del propio Perchel, feo como un susto, picado de viruelas, de mirada aviesa y con una cara de secuestrador, que daría espanto al infeliz que se la encontrase en mitad de un camino solitario.
  • En el opuesto lado de la huerta, que era el sitio más apartado y feo, había un tinglado, bajo el cual se veían tiestos vacíos o rotos, un montón de mantillo que parecía café molido, dos carretillas, regaderas y varios instrumentos de jardinería.
  • Cuando se trocaban los papeles, cuando ella era la perseguidora y a mí me correspondía el ser cogido, se duplicaban las inocentes y puras delicias de aquel juego sublime, y el paraje más obscuro y feo, donde yo, encogido y palpitante, esperaba la impresión de sus brazos ansiosos de estrecharme, era para mí un verdadero paraíso.
  • Chillaba la garrucha del pozo, saltaba ladrando de alegría junto á sus faldas el feo perrucho que pasaba la noche fuera de la barraca, y Roseta, á la luz de las últimas estrellas, echábase en cara y manos todo un cubo de agua fría sacada de aquel agujero redondo y lóbrego, coronado en su parte alta por espesos manojos de hiedra.
  • Estas ideas, que fermentaron en el cerebro de aquella gran diplomática y ministra durante todo el mes de Marzo, determinaron los recaditos que mandó a Fortunata con Ballester, el encargo que hizo a Quevedo de asistirla cuando el caso llegara, no vacilando en decir al feo y hábil profesor de obstetricia que sus honorarios no serían perdidos.
  • Aquellas tristes, sucias y estrechas plazas y calles tendrían, como ahora, aspecto feo, pero las llenaría la poesía del tiempo, y las fachadas ennegrecidas por la humedad, las rejas de hierro, los soportales sombríos, las tinieblas de las rinconadas en las noches sin luna, el fanatismo de los habitantes, las venganzas de vecindad, todo sería dramático, digno del verso de un Zorrilla.
  • Y los gorriones, los pardillos y las calandrias, que huían de los chicos como del demonio cuando los veían en cuadrilla por los senderos, posábanse con la mayor confianza en los árboles inmediatos, y hasta se paseaban con sus saltadoras patitas frente á la puerta de la escuela, riéndose con escandalosos gorjeos de sus fieros enemigos al verlos enjaulados, bajo la amenaza de la caña, condenados á mirarlos de reojo, sin poder moverse y repitiendo un canto tan fastidioso y feo.