Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra haberme

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra haberme en el contexto de una oración.

Término haberme: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "haberme" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra haberme para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Debieron haberme avisado ayer.
  • ¿No te parece que debías haberme dicho.
  • ¿No te acuerdas de haberme visto en casa de la Paca?
  • Y con esto me pusieron en la cama, después de haberme lavado, y se fueron.
  • Nada tengo que agradeceros, como no sea haberme abandonado en medio de esa plaza.
  • La cual pongo aquí, por haberme parecido aguda y conveniente a lo que se quiso reprehender en ella.
  • El no haberme asustado tanto como él en la cueva del Izarra le parecía, sin duda, una gran superioridad.
  • De haberme casado, ¡no! De haber tenido que volverme a casar, ¡sí! Ahora no es ya tiempo de pensar en eso.
  • ¡Qué rabia tengo! pensó Jacinta apretando sus bonitísimos dientes, por haberme ocultado una cosa tan grave.
  • Uno de los motivos porque le pegué fue el haber dicho eso, el haberme encajado la bola de que Jacinta era como nosotras.
  • Yo creí que después de haberme oído, te convencerías de que mi razón está como un reloj y de que además me ha entrado un gran talento.
  • ¡Justicia de Dios! Pero menudeaban tanto los azotes sobre mí, que ya no me quedó, por haberme tirado las frazadas abajo, otro remedio sino el de meterme debajo de la cama.
  • Tras haberme Dios hecho tan señaladas mercedes como quitarme de delante a mi buen padre y tener a mi madre en Toledo, donde, por lo menos sé que hará humo, no me faltaba sino ver hacer en V.
  • ¡Ay, señor don Evaristo! Parece mentira que yo esté tan fresco después de haberme creído con derecho a matar a un hombre, después de haberme ilusionado con la idea de cometer el crimen, concluyendo por renunciar a ello.
  • Quisímosle jugar sobre prendas, y él, tras haberme ganado a mí seiscientos reales, que era lo que llevaba, y al soldado los ciento, dijo que aquello era entretenimiento, y que éramos prójimos, y que no había de tratar de otra cosa.
  • Y allá por Junio, sí, bien me acuerdo de que era en Junio, porque estaban poniendo los palos para el toldo de la procesión del Corpus, me dijo que nunca más me dejaría, que se avergonzaba de haberme abandonado dos veces, ¡y qué sé yo cuántas mentiras más!