Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra hablan

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra hablan en el contexto de una oración.

Término hablan: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "hablan" aquí tienes una selección de 38 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra hablan para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Casi no hablan.
  • Hablan de mi honra.
  • Apenas contesta si le hablan.
  • Además, allí no hablan como nosotros.
  • ¿Esos vividores que hablan en los mítines?
  • Si sabré yo cómo hablan las personas finas.
  • En este sitio hablan, pero de pie, inmóviles.
  • ¿De esos que hablan con las patas de las mesas?
  • Donde hablan los sabios sobramos los ignorantes.
  • Hablan dialecto cerradísimo, arduo de comprender.
  • ¡Qué hombre! Ahora hablan del general tal y del cual.
  • Hablan de mí, y le está contando cómo pasó el lance.
  • Sólo se hablan olvidado unas bujías y Patricia bajó a traerlas.
  • ¿No ha oído usted en la posada que hablan algunas veces de don Bobo?
  • ¿Pero dónde están esas damas distinguidas de que hablan los periódicos?
  • Que aquel que viene allá es de esos enemigos míos que le hablan a ella mal de mí.
  • A pesar de esto, a Azorín le son simpáticos todos estos hombres que hablan siempre.
  • Observe usted, le respondieron que rara vez hablan de intereses reales de la provincia.
  • No calculas el valor que se quitan a sí mismas las personas cuando hablan más de la cuenta.
  • Y luego, ya despiertas, hablan y sacan por la abertura del brial sendas faltriqueras de pana.
  • ¿Cómo se podrá representar le dije yo, si han de entrar los mismos animales y ellos no hablan?
  • Son una especie de amazonas, resto de las guerreras galaicas de que hablan los geógrafos latinos.
  • Los periódicos, que hablan constantemente de él, anteponen siempre a su nombre algún mote muy salado.
  • Yo no soy de esos que hablan mal de una situación, y luego van a quitarles motas al que antes desollaron.
  • Pero yo tengo pensado de hacerla toda de papagayos, tordos y picazas, que hablan, y meter para el entremés monas.
  • Y las dos miran al mozo, mientras hablan, con sus ojuelos grises, diminutos, un poco ingenuos, un tilde picarescos.
  • Y sin embargo hay horas en que las vibraciones de las cosas me hablan de una música recóndita de ideas sentimientos.
  • Resulta que cuando se encuentran dudan si hablarse o no, y al fin no se hablan, porque ninguna se decide a ser la primera.
  • ¿Qué saben de él todos esos escritores amatorios, que no amorosos, que de él hablan y quieren excitarlo en quien los lee?
  • Mira, si le hablan de ti palidece o se pone como un tomate, enmudece y después cambia de conversación en cuanto puede hablar.
  • Nada, que han decidido ellos mismos que son los únicos francos, los únicos leales, porque hablan muy en bruto y cantan la jota.
  • De uno de esos hombres que accionan fáciles, que caminan rápidos, que hablan tumultuosos, que dicen jovialmente a los necesitados.
  • Y no había gozado una sola vez esas delicias del amor de que hablan todos, que son el asunto de comedias, novelas y hasta de la historia.
  • Tiene el chico en brazos, y cuando le hablan de amas o de que ella se está secando, le aprieta, le aprieta tanto contra sí, que me temo que en una de estas le ahogue.
  • ¡Sinfonía de colores! Una fraséenla que había pescado en una de esas críticas que hablan del colorido y el dibujo de la música y la armonía y los acordes de la pintura.
  • Entran, salen, discurren por las calles devotas con mantillas negras, hombres con capas amplias, que se quejan, que sollozan, que hablan de angustias, que piensan en la muerte.
  • Pero sí la reconoció, y aun la nombró, porque Guillermina era como los grandes capitanes, que tienen memoria felicísima de nombres y fisonomías, y soldado con quien hablan una vez, no se les despinta.
  • En la mesa, mientras comía poco y sin gana, guardaba silencio, y a veces Julián, que no apartaba los ojos de la señorita, la veía mover los labios, cosa frecuente en las personas poseídas de una idea fija, que hablan para sí, sin emitir la voz.