Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "honradez" aquí tienes una selección de 51 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra honradez para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Una honradez cabal.
- Pero él iba con honradez.
- Mentira, gritaba la honradez.
- Cada una tiene su aquel de honradez.
- Eso de la honradez es muy bonito prosiguió Feijoo.
- Yo creo que usted ha querido decir honradez relativa.
- Lo dicho, la honradez y el amor eran cosas muy buenas.
- Procurarle una manera de vivir con independencia y honradez.
- ¿Qué diría don Eugenio, que es la honradez personificada?
- Vio en sus ojos una lealtad y una honradez que la dejaron pasmada.
- Pues con el deseo de serlo y un nombre, ya está hecha la honradez.
- Además la honradez protestaba también con su repugnancia instintiva.
- Preguntó Rubín, mostrando en su tono la importancia que daba a la honradez.
- Tiene la honradez en la médula de los huesos decía Maximiliano rebosando alegría.
- Y quién sabe si lo será, quiero decir que conserve la honradez del alma en medio de.
- Y como a los que me querían afinar y hacerme honrada les di con su honradez en los hocicos.
- Lo de la honradez, que ella anhelaba ignorando el valor exacto de las palabras, no tenía sentido.
- Llamábase Pepe Samaniego y no tenía más fortuna que sus deseos de trabajar y su honradez probada.
- Su honradez primitiva le hizo avergonzarse de este envilecimiento, é intentó ponerse en pie para huir.
- Ella por ser ordinaria y de sentimientos innobles, incapaz de apetecer la honradez como estado permanente.
- Don Eugenio parecía una sibila, que, en nombre de la honradez y la mesura comercial, profetizaba las mayores desgracias.
- ¡Te has lucido, Eugenio! Sesenta años de honradez inquebrantable, llegar a una edad a que pocos llegan, y todo ¿para qué?
- Por su diligencia, su honradez y por la puntualidad con que remitía los fondos recaudados, sus comitentes le apreciaban mucho.
- Sois los hijos, los sucesores de aquellos comerciantes de mi casta, viejos compañeros que antes morían que faltar a la honradez.
- ¿Sabe usted, niña, que como a mí se me meta en la cabeza, le doy a usted honradez y virtudes por los hocicos hasta que no quiera más?
- Mas como ella se detuviera de nuevo para repetir aquel concepto de la honradez, Feijoo, que era hombre muy franco, no pudo menos de decirle.
- ¡Corazones de perro, lenguas de escorpión! Una señorita que es la honradez en persona, de una familia tan buena, no despreciando a nadie.
- El cura, Fermín, y hasta los guardias, que estimaban su honradez, la habían aconsejado en muchas ocasiones que dejase aquel tráfico repugnante.
- Se figuraban cándidamente mis paisanos que la honradez, el cumplimiento de la palabra, la buena fe, eran necesarios e imprescindibles en la aldea.
- Pero que si la buscaba otra vez, ya sabría ella resistir y darle con toda la fuerza de su honradez en los hocicos, para que no volviera a ser pillo.
- Uno de los argumentos que empleaban los que defendían la honradez del Provisor, consistía en recordar la modestia de su ajuar y de su vida doméstica.
- La infeliz víctima, aquel antiguo y leal amigo, modelo de honradez y fidelidad, gimió a los fieros golpes, abriéndose al fin en tres o cuatro pedazos.
- ¿Qué honradez era aquella que apetecía, no sabiendo trabajar, no queriendo volver con su marido y no teniendo malditas ganas de irse a un yermo a comer raíces?
- El capital para la instalación de esta importante industria habíalo facilitado Don Manuel Moreno Isla, que tenía confianza en la honradez y tino de Pepe Samaniego.
- Juanito, como esos desesperados que encuentran todavía en su miseria cosas agradables, reconocía en su madre grandes defectos, pero se extasiaba ante su honradez de mujer.
- Exclamó Fortunata con toda su alma, es que si no fuera honrada esa mujer, a mí me parecería que no hay honradez en el mundo y que cada cual puede hacer lo que le da la gana.
- La de los Pavos temía que entre ella y su sobrina quedase aquella relación, aquel cable telegráfico, por donde vinieran a comunicarse la honradez más pura y la inmoralidad.
- Y si tenía la tal inclinaciones honradas, y buen síntoma de honradez era el ser tan económica, ¿quién cargaba con la responsabilidad de atajarla en el camino de la reforma?
- ¡Vaya un candidato! exclamaba frenético, ¡vaya un candidato que los neos escogen! ¡Siquiera el otro era persona honrada! Y alzaba mucho la voz al llegar a esto de la honradez.
- Todas las puertas se le franqueaban, y en todas partes le ponían buena cara por su honradez, sus buenas maneras y principalmente por aquella bendita labia que Dios le había dado.
- Si la proximidad del crimen había despertado el instinto de la inveterada honradez, la proximidad del amor había dejado un perfume en el alma de la Regenta que empezaba a infestarse.
- La misma doña Lupe aprobó este acuerdo, que si recortaba un poco el capital de la herencia, era un acto de lealtad y como una consagración póstuma de la honradez de su infeliz hermano.
- Pero ¡quia, si eran más legítimos que el sol! Tal prueba de confianza le llegaba al alma, porque no sólo era confianza en su honradez, sino en su talento para hacer producir dinero al dinero.
- Juanito pensaba ir en su busca como en otros tiempos, pues sus consejos eran como un baño de dignidad y rígida honradez, que le hacían resistir mejor la atmósfera de putrefacción moral de su casa.
- Era muy joven cuando entró de hortera en casa de Arnaiz, y allí sirvió muchos años, siempre bien quisto del principal por su honradez acrisolada y el grandísimo interés con que miraba todo lo concerniente al establecimiento.
- Al ver tan cerca aquella tentación que amaba, tuvo pavor, el pánico de la honradez, y corrió a esconderse en su alcoba, cerrando puertas tras de sí, como si aquel libertino osado pudiera perseguirla, atravesando la muralla del Parque.
- Después que se retiró su amante, se quedó pensando en su fortuna, y todo aquel fárrago de olivos, parrales y carrascales que tenía metido en la cabeza le impidió dormir hasta muy tarde, enderezando aún más sus propósitos por la vía de la honradez.
- Como esas casas no son más que vanidad y vanidad, por no confesar que le faltaban los cuartos y no pedirlos a una persona de conocida honradez, pongo por ejemplo, un servidor, va y los recibe de un pillastre, de una sanguijuela que le está chupando cuanto posee.
- Bien ganada se tenían esta protección, porque él, enaltecido por su cariño, ella, aspirando a la honradez y ensayándose en practicarla, eran dos seres que valían cualquier dinero, o en otros términos, dignos de que se les facilitaran los medios de continuar su campaña virtuosa.
- ¡Aquel hombre era un santo! Lo mismo decían los que estaban en la antesala, gente menuda, con blusa unos y chaqués raídos otros, todos hombres de fe, que llevaban sus ahorros al santuario de la honradez, y mientras aguardaban el turno cuchicheaban, haciéndose lenguas de sus virtudes.
- El hombre por quien preguntaba doña Manuela era el fundador de la tienda de Las Tres Rosas, don Eugenio García, el decano de los comerciantes del Mercado, un viejo que arrastraba cuarenta años en cada pierna, como él decía, y mostrábase orgulloso de no haber usado jamás sombrero, contentándose con la gorrilla de seda, que, según él, era el símbolo de la honradez, la economía y la seriedad del antiguo comercio, rutinario y cachazudo.