Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra impuesto

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra impuesto en el contexto de una oración.

Término impuesto: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "impuesto" aquí tienes una selección de 11 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra impuesto para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Creía vivir sacrificada a deberes que se había impuesto.
  • Añada usted descuidos, falta de asistencia, de vigilancia, y de una autoridad que se le hubiera impuesto.
  • Admitió el trato de Quintanar, pero a beneficio de inventario y con las demás condiciones que había impuesto a don Cayetano.
  • El temporal retrasó no poco el cumplimiento de aquel plan de higiene moral, impuesto suavemente por don Fermín a su querida amiga.
  • ¡Raro desprendimiento en aquel corazón amante de la economía! Ronzal creyó que una vez más se había impuesto a fuerza de energía.
  • A aquella turba de bestias crueles y sanguinarias, estúpidas y petulantes, le hubiera impuesto Hurtado el respeto al dolor ajeno por la fuerza.
  • Por todo lo cual pudo el Provisor atreverse a insinuar aquel deseo que en otro tiempo hubiera sido impuesto en un decreto sin exposición de motivos.
  • En confianza dijo Maximiliano a Fortunata que debían mudarse de casa para no tener vecinos tan contrarios al método de personas decentes que se habían impuesto.
  • Los de las blusas blancas en la supresión de los Consumos y el impuesto sobre el vino, y las mujeres, enternecidas y casi llorosas, en que acabarían para siempre las quintas.
  • Bien ajeno estaría él de que el título de nobleza por cuya carta de sucesión había pagado religiosamente su impuesto de lanzas y medias anatas, lo disfrutaba gratis un pariente suyo, en un rincón de Galicia.
  • Como un censo redimible sólo por la muerte, se habían impuesto los dueños de la tienda la obligación de mantener y dar albergue a don Eugenio, el cual, siguiendo sus costumbres independientes de solterón áspero y malhumorado, entraba y salía sin decir una palabra.