Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "isla" aquí tienes una selección de 55 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra isla para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Por lo menos en la Isla no había Dios.
- Perdone usted, amigo rectificó Moreno Isla.
- Don Manuel Moreno Isla no fue aquella noche.
- Se revelaba la isla como un nubarrón sobre el mar.
- Dijo, presentándose en la puerta, la hermana de Moreno Isla.
- Estábamos a unas cincuenta millas de la isla de la Sociedad.
- Salimos de allá con la intención de coger la isla de Lanzarote.
- Pasaron los Villuendas, los Trujillos, los Samaniegos, Moreno Isla.
- De Moreno Isla, y puede que se la administre yo desde el año que viene.
- Con esta estratagema pensaba realizar su anhelado desembarco en esta isla.
- ¡Qué maridos de la isla de San Balandrán! añadió acordándose del suyo.
- Entró a la sazón Moreno Isla, y le recibieron con exclamaciones de alegría.
- ¡Bah!, ¡bah! Siempre la misma historia dijo Moreno Isla, tomándolo a broma.
- La isla de la Desolación, el puerto del Hambre, la bahía de la Desesperación.
- Afortunadamente, en la isla de San Agustín pudimos hacer la aguada y seguir delante.
- También tuvimos que dar una buena lección a unos moros ladrones de la isla de Joló.
- Y en medio de una tormenta de nieve llegamos al puerto Cook de la isla de los Estados.
- Nunca olvidó la definición de isla, porque se figuraba un jardín rodeado por el mar.
- ¿Quién creería que Jacinta se acordó de Fortunata al oír pregonar las bocas de la Isla ?
- Moreno Isla no cedía una pulgada de terreno antipatriótico en que su terquedad se encerraba.
- La rama de los Moreno Isla establecía además un enlace remoto entre doña Casta y Guillermina Pacheco.
- Luchamos durante dos días con la lluvia, y a la mañana del tercero vimos la isla de Lanzarote como una nube.
- Cuando Severiana y su sobrinita salían, entraba Moreno Isla, y Jacinta que le vio subir, se detuvo en el recibimiento.
- Y ahora que recuerdo, esta casa era de Don Manuel Moreno Isla, que el año pasado le dio la administración a Don Plácido.
- Hace unos años siguió diciendo Iturrioz me encontraba yo en la isla de Cuba en un ingenio donde estaban haciendo la zafra.
- Otro de los motivos favoritos de Yurrumendi era la descripción de la isla del Fuego, en donde él había estado alguna vez.
- Estábamos haciendo nuestras señales, cuando en un bote se acercaron a El Dragón dos individuos de la policía de aquella isla.
- Pero al llegar a la altura de la isla de Wollaston se nos echó encima una bruma densísima, que no se quitó en una porción de días.
- La Casa de banca no era ya Moreno en 1870, sino Ruiz Ochoa y Compañía, aunque uno de sus principales socios era don Manuel Moreno Isla.
- En el principal moraba Don Manuel Moreno Isla, cuando venía a Madrid, su hermana doña Patrocinio, viuda, y su tía Guillermina Pacheco.
- II Insomnio i A las doce de un hermoso día de Octubre, Don Manuel Moreno Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por Hide Park.
- Yo pienso ver a Casta Moreno para que interceda con Don Manuel Moreno Isla, y este le hable a Zalamero, que está casado con la chica de Ruiz Ochoa.
- Seguimos navegando, cortamos el paralelo 50° sur por los 102° oeste próximamente, y nos acercamos al continente americano, hacia la isla de la Desolación.
- La miraba como el descubridor de una isla o un continente, a quien la tempestad arrastrara lejos de la orilla, tal vez para siempre, antes de poner el pie en tierra.
- El capital para la instalación de esta importante industria habíalo facilitado Don Manuel Moreno Isla, que tenía confianza en la honradez y tino de Pepe Samaniego.
- Hay quien dice que Pepe Moreno Vallejo, el cordelero de la Concepción Jerónima, es primo hermano de Don Manuel Moreno Isla, uno de los Morenos que atan perros con longaniza.
- Después de realizar el tesoro de viejas onzas mejicanas y piedras preciosas, que tendríamos en una isla desierta, volveríamos a Lúzaro a contar, como Yurrumendi, nuestras hazañas.
- Hay los Moreno Isla, los Moreno Vallejo y los Moreno Rubio, o sea los Morenos ricos y los Morenos pobres, ya tan distantes unos de otros que muchos ni se tratan ni se consideran afines.
- Más cercano y claro era el parentesco de Casta con Moreno Isla, el cual, a pesar de ser Moreno rico, mantenía cierta comunicación de familia con aquella Moreno pobre, visitándola alguna vez.
- En el segundo vivía Zalamero, casado con la hija de Ruiz Ochoa, y en el tercero, dos señoras ancianas, también de la familia, hermanas del obispo de Plasencia, Fray Luis Moreno Isla y Bonilla.
- Les dijo que eran demasiados, que podía ocurrir de nuevo el percance de la falta de agua, que estaban delante de una isla feracísima y que sería conveniente que la mitad por lo menos desembarcaran.
- Y por fin, es preciso hacer constar que un cierto Trujillo, jesuita, reclama un lugar en nuestra enredadera, y también hay que dársele al Ilustrísimo Obispo de Plasencia, fray Luis Moreno Isla y Bonilla.
- Por cierto que antes de llegar a las Palaos encontramos dos islas de coral que no aparecían en los mapas, y a una le llamamos con el apellido de don Ciriaco, isla Andonaegui, y a la otra, isla de Santiago Andía.
- Cuando se abrió el testamento del señor Don Manuel Moreno Isla, que en gloria esté, testamento hecho tres años ha, se encontró que dejaba esta casa y el solar de la calle de Relatores a doña Guillermina Pacheco, su tía.
- Andrés recordaba el caso frecuente de muchachos imbéciles, hijos de familias ricas, y demostraba que un hombre con un arca llena de oro y un par de millones del Banco de Inglaterra, en una isla desierta, no podría hacer nada.
- Lo que sí se sabe es que un Moreno casó con una Isla Bonilla a principios del siglo, viniendo de aquí la Casa de giro que del 19 al 35 estuvo en la subida de Santa Cruz junto a la iglesia, y después en la plazuela de Pontejos.
- El dueño de este gran establecimiento, que tanto ha de llamar la atención, es Pepe Samaniego, a quien ha facilitado el dinero para montarlo mi primo Don Manuel Moreno Isla, el hombre más bueno y más generoso del mundo, y con un capital.
- Según mis ideas, con este pergenio, y seguido de otros aventureros del mismo empaque, aquel hombre, que todos pintaban como extraordinario, conquistaba la Europa, es decir, una gran isla, dentro de la cual estaban otras islas, que eran las naciones, a saber.
- Zelayeta sentía, como yo, el entusiasmo por la isla desierta y por los piratas, y, como tenía talento para ello, dibujaba los planos de los barcos en que íbamos a navegar los dos, y de las islas desconocidas en donde pasaríamos el aprendizaje de Robinsones.
- Con un cargamento tan ligero subimos hacia el norte con los alisios, teniendo que echar varias veces algunos viejos negros al mar para regalo de los tiburones, y, al pasar cerca de la isla de la Ascensión, estuvimos a pique de ser cazados por un crucero inglés.
- VII Guillermina, virgen y fundadora i De cuantas personas entraban en aquella casa, la más agasajada por toda la familia de Santa Cruz era Guillermina Pacheco, que vivía en la inmediata, tía de Moreno Isla y prima de Ruiz Ochoa, los dos socios principales de la antigua banca de Moreno.
- La fragata española La Constancia, al mando de su capitán don Blas de Aguirre, al amanecer del día 3 de febrero de 1793, en el meridiano de la isla Rodrigo, atormentada con mares gruesas del nordeste y sudeste, corriendo un huracán en su viaje de Manila a Cádiz, en el que perdió todos los gallineros de la toldilla, vasijería, cubas y varias tablas de obra muerta.
- Recuerdo que al escribir esto, que me dictaba mi tía, le hice varias preguntas acerca de la vida y de las costumbres de los piratas, y, a pesar de que ella trataba de exagerar la odiosidad de los caballeros de la fortuna, a mí me parecía que aquello de ser pirata y de abordar a los barcos y quitarles sus tesoros y guardarlos en una isla desierta debía tener grandes encantos.
- Mientras ella, a orillas del río Soto, a media legua de Vetusta en compañía de su Quintanar, dejaba a las truchas escapar muertas de risa, su imaginación, vuelta a los tiempos y a los parajes clásicos, se bañaba en el Cefiso, aspiraba los perfumes de las rosas del Tempé, volaba al Escamandro, subía al Taigeto y saltaba de isla en isla de Lesbos a las Cíclades, de Chipre a Sicilia.
- Y los que no vivían como yo, me parecían seres excepcionales del humano linaje, pues en mi infantil inocencia y desconocimiento del mundo yo tenía la creencia de que el hombre había sido criado para la mar, habiéndole asignado la Providencia, como supremo ejercicio de su cuerpo, la natación, y como constante empleo de su espíritu el buscar y coger, ya para arrancarles y vender sus estimadas bocas, que llaman de la Isla, ya para propia satisfacción y regalo, mezclando así lo agradable con lo útil.