Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra jergón

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra jergón en el contexto de una oración.

Término jergón: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "jergón" aquí tienes una selección de 12 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra jergón para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Que me traigan un jergón y dos mantas.
  • ¿No me podrían traer un jergón y una manta para tenderme?
  • No le oyó entrar porque cantaba y la hoja del jergón sacudida le llenaba de estrépito los oídos.
  • Vadita murmuraba él dando golpes cada vez más flojos, y al fin se desplomó sobre el jergón boca abajo.
  • El alcaide se fué, dejando a obscuras a Martín, y vino poco después con un jergón y las mantas pedidas.
  • Cuando yo me muera, registra mi jergón y encontrarás en esta punta de la izquierda un calcetín con unas monedas de oro.
  • Detrás del tabique oyó el crujir de las hojas de maíz del jergón en que dormía Teresa, y después un suspiro estrepitoso.
  • Cuando lo tuvo ya suelto, lo volvió a poner como antes, quitó el banco de su posición oblicua, ocultó las astillas arrancadas del marco de la ventana en el jergón, y esperó la noche.
  • En la panera dormía Ramona, aldeana, y cerca de su lecho de madera pintada de azul y rojo, que rechinaba a cada movimiento del jergón, yacía la cosecha de maíz de su casería, en montón deleznable que subía al techo.
  • Solía prestar servicios domésticos al decadente señor de aquel domicilio, barrerle el cuarto una vez al mes, apalearle el jergón, y darle una mano de refregones al Pituso, cuando la porquería le ponía una costra demasiado espesa en su angelical rostro.
  • Celestina, desesperada, se acercó al lecho de su padre, lloró otra vez, de rodillas, con la cabeza hundida en el flaco jergón, mientras don Santos repetía con voz pausada, débil, que tenía una majestad especial, compuesta de dolor, locura, abyección y miseria.
  • Y después las quejas de la cama frágil, el gruñir del jergón de gárrulas hojas de mazorca, y la protesta muda, pero enérgica, brutal de la moza, que se defendía a puñadas, a patadas, con los dientes, despertando en él, decía don Álvaro, una lascivia montaraz, desconocida, fuerte, invencible.