Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "jesuitas" aquí tienes una selección de 16 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra jesuitas para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- ¡A él jesuitas!
- ¿No se decía que los jesuitas le habían eclipsado?
- Así había él empezado a ponerse enfermucho, allá en los Jesuitas.
- Entre el agua y los jesuitas la tenían triste, aprensiva, cabizbaja.
- ¿Los jesuitas obligaban a las vírgenes vetustenses a ceñir el cilicio?
- Los jesuitas misioneros habían pasado también por allí como una granizada.
- A la entrada de la ciudad, lindando con la huerta, los jesuitas anidan en un palacio plateresco.
- La clase era la antigua capilla del Instituto de San Isidro de cuando éste pertenecía a los jesuítas.
- Lo había sido mucho tiempo hacía, en el Seminario, en los Jesuitas y en los primeros años de su vida de sacerdote.
- Si ellas asisten, las demás, las de reata, vendrán de fijo, malgré todos los jesuitas y padres descalzos del mundo.
- Quintanar acabó por comparar el poder del Provisor en el caserón de los Ozores, con el que tuvieron los jesuitas en el Paraguay.
- La mayor parte de las señoritas comm il faut están entregadas en cuerpo y alma a los jesuitas, creo que muchas traen cilicios debajo de la camisa.
- Por la mañana estudiaba filosofía y teología, leía las revistas científicas de los jesuitas, y escribía sus sermones y otros trabajos literarios.
- Secchi y otros cinco o seis jesuitas, con lo demás de Götinga y de Tubinga y lo del orientalista Oppert, etc., etc., preferían oír al Magistral en sus sermones de costumbres y él también prefería agradar a las señoras.
- De Pas se acordó de su madre, de los Jesuitas, de Barinaga, de Glocester, de Mesía, de Foja, del Obispo, y aunque con repugnancia se decidió a sacar todo el partido posible de aquella conversión que se le venía a las manos.
- Fermín, también por influencia de Matalerejo (el cura), y del párroco de la Virgen del Camino, entró en San Marcos de León en el colegio de los Jesuitas, que pocos años antes se habían instalado en las orillas del Bernesga.