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Ejemplos de oraciones con la palabra mandaba

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra mandaba en el contexto de una oración.

Término mandaba: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "mandaba" aquí tienes una selección de 70 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra mandaba para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Mandaba allí como un tirano.
  • Pero que el amor le mandaba volver.
  • Allí mandaba Frígilis y nadie más.
  • El Rayo, de 100, que mandaba Macdonell.
  • Mandaba en tu alma que es lo principal.
  • Otras veces mandaba ponerlas a pan y agua.
  • ¿Mandaba ella a Quintanar que le trajese?
  • Ya sabíamos qué clase de hombre nos mandaba.
  • ¿Quién le mandaba formar juicios temerarios?
  • Hablaba a las criadas, mandaba cartas, paseaba la calle.
  • Después supe que era el Victory y que lo mandaba Nelson.
  • Estaba segura de que un deber superior la mandaba mentir.
  • Además, quien mandaba en casa era su marido, no era ella.
  • Ni una sola vez dejó de entrar a la hora que se le mandaba.
  • Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa Madre Iglesia.
  • Recalde nos mandaba aguantar en sentido contrario para detenernos.
  • Iriberri, Francisco Iriberri, que mandaba el Fénix, un barco negrero.
  • Mandaba descansar a los confesores y íbales alabando lo que decían bueno.
  • Y en Barcelona me acordaba de ti y te mandaba besos por el aire, y en Zaragoza.
  • Lo primero que quería averiguar era lo del otro, si el Magistral mandaba allí.
  • Comió sola, y con Papitos les mandaba de algún plato, que volvía casi intacto.
  • Pero si la enfermedad se agravaba, se inhibía, mandaba llamar a otro y no se ofendía.
  • Aunque Estupiñá no creía válida aquella manera de testar, hizo lo que se le mandaba.
  • Una noche, cerca del Finisterre inglés, naufragó la corbeta que mandaba, la Mary Rose.
  • Entonces el Rector le mandaba al paraíso para delatar a los seminaristas que allí viera.
  • Cuatro días después, don Robustiano mandaba en su lugar a un médico joven, su protegido.
  • Don Hilario, el maestro, mandaba recados a casa avisando que el día tal o cual no había ido.
  • Ella no quería en cuanto mandaba en su pensamiento, lo apartaba de las imágenes pecaminosas.
  • Le decían que tenía un papá que la quería mucho y era el que mandaba los vestidos y el dinero y todo.
  • XI Un navío de la retaguardia disparó el primer tiro contra el Royal Sovereign, que mandaba Collingwood.
  • Síntomas favorables eran la obediencia a cuanto se le mandaba, y lo juicioso y sosegado de sus respuestas.
  • Díjome que se determinaba ir y todo lo que le mandaba su padre, que a él le pesaba de dejarme y a mí más.
  • ¿Pero qué hacía Dios que no mandaba uno siquiera de los chiquillos que en número infinito tiene por allá?
  • Por eso doña Casta la mandaba tocar cuando había personas extrañas, para que fuese perdiendo el miedo al público.
  • Alcalá Galiano mandaba la maniobra y la artillería como si hubiéramos estado haciendo el saludo frente a una plaza.
  • Churruca, en el paroxismo de su agonía, mandaba clavar la bandera, y que no se rindiera el navío mientras él viviese.
  • A las prójimas antiguas y ya conocidas y probadas por su sumisión, se las mandaba a acompañar a las nuevas y sospechosas.
  • Yo iba en el Real Carlos, de 112 cañones, que mandaba Ezguerra, y además llevábamos el San Hermenegildo, de 112 también.
  • Un oficial que mandaba en la primera batería subió a tomar órdenes, y antes de hablar cayó muerto a los pies de su jefe.
  • En aquel tiempo la Regenta hubiera mirado esto como una desgracia suya, que le mandaba exprofeso el destino para ponerla a prueba.
  • Mandaba a la tienda por azúcar, pasas, pimienta, sal, ¡diablos coronados! si el señor Pedro no abría los cajones de sus armarios.
  • La viuda de Fenelón llegó a la hora de costumbre, y a poco subió el mozo de la botica con la bandeja de dulces que mandaba Ballester.
  • Aquel petulante idiota mandaba llevar castigadas a las enfermas a las guardillas y tenerlas uno o dos días encerradas por delitos imaginarios.
  • Embarcose más tarde para la expedición al estrecho de Magallanes en la corbeta Santa María de la Cabeza, que mandaba Don Antonio de Córdova.
  • De pronto, el español don José se indignó con aquella inhumanidad, y dijo que Cristo nos mandaba cuidar de los enfermos y consolar a los tristes.
  • Ya te he contado mil veces la saliva amarga que tragaba ¡ay, Dios mío!, cuando mi madre me mandaba ponerme la levita de paño negro para llevarme a tu casa.
  • El Magistral dominaba por completo a Olvidito y Olvido mandaba en su papá por la fuerza del cariño y por su conocimiento de lo que llamaban allí buen tono.
  • En caso de rebeldía se les mandaba azotar, se les ponían cadenas o se les llevaba al calabozo, el black hole (agujero negro), en donde se les tenía a pan y agua.
  • Solían verse la muchacha y el viejo en la zapatería, y el granuja de Ichtaber, para estar más libre, mandaba a Fernando, con cualquier pretexto, a la trastienda.
  • Y Julián se sentía humillado en presencia de un hombre que mandaba allí como indiscutible autócrata, desde su ambiguo puesto de criado con ribetes de mayordomo.
  • Las madres intervenían, y Mauricia callaba al fin, quedándose durante dos o tres horas taciturna, rebelde al trato, haciéndolo todo al revés de como se le mandaba.
  • También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que en yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por el cabo del capuz.
  • El capitán Zaldumbide le conocía, y como mandaba en dueño absoluto y allí no se guardaban más jerarquías que la suya, nos dijo varias veces en vascuence delante del piloto.
  • Cuando en las grandes solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel y vasos de colores, parecía bien, destacándose en las tinieblas, aquella romántica mole.
  • El señor don Matías Cepeda era el socio principal de la Sociedad naviera Vasco Andaluza, Cepeda y Compañía, propietaria de la fragata que mandaba don Ciriaco y de otros muchos buques.
  • La había visto sólo dos o tres veces siendo muy niño, y no vivía en su imaginación sino por las rosquillas y el arrope que mandaba de regalo todos los años en vida de Don Nicolás Rubín.
  • Fuime corriendo a don Diego, que estaba leyendo la carta de su padre, en que le mandaba que se fuese y que no me llevase en su compañía, movido de las travesuras mías que había oído decir.
  • Al mismo tiempo soñaba que yo disparaba las piezas, que subía a la arboladura, que recorría las baterías alentando a los artilleros, y hasta que mandaba la maniobra en el alcázar de popa como un almirante.
  • Y sin más compañía que los pájaros locos de alegría, y las flores que hacían su tocado lavándose con rocío, volvió a leer aquellos pliegos en que Ana le mandaba el corazón desleído en retórica mística.
  • La del Banco se la comía a besos, le hablaba de modas, le mandaba patrones a casa, y le recordaba visitas que tenía que pagar y a que ella la acompañaba, porque don Víctor se negaba a perder el tiempo en estos cumplidos.
  • Pasaba por la honestidad misma, iba a misa todos los días que lo mandaba la Iglesia, rezaba el rosario con la familia, trabajaba diez horas diarias o más en el escritorio sin levantar cabeza, y no gastaba el dinero que le daban sus papás.
  • Yo observé señales de profunda tristeza lo mismo en el semblante de mi amo que en el del general Álava, quien, a pesar de sus heridas, estaba en todo, y mandaba hacer señales a la fragata Themis para que acelerase su marcha si era posible.
  • No se resistía a tomar el alimento ni las medicinas, sometiéndose silenciosamente a cuanto se le mandaba, como si lo dominante, en aquella fase del proceso encefálico, fuera la anulación de la voluntad, el no ser nada para llegar a serlo todo.
  • Le parecía que gastar carbón, pudiendo navegar a vela, era una estupidez, y cuando veía que soplaba un buen viento, creyendo hacer un obsequio a la Compañía, mandaba apagar los fuegos, largaba las velas y se lanzaba a navegar como Dios manda.
  • Pero un día iba en una de esas canoas que cruzan la bahía de Manila conduciendo el pasaje, y que llaman guilalos, cuando entablé conversación con un viejo capitán vasco que mandaba un bergantín, y al decirle que yo era de Lúzaro, me preguntó.
  • ¡Uno del distrito sentándose en el cadalso! Y como Barret había sido siempre de los dóciles, votando lo que ordenaba el cacique y obedeciendo pasivamente al que mandaba, se hicieron viajes á Madrid para salvar su vida, y el indulto llegó oportunamente.
  • El Magistral había sido pastor en los puertos de Tarsa ¡y era él, el mismo que ahora mandaba a su manera en Vetusta! En este salto de la imaginación estaba la esencia de aquel placer intenso, infantil y material que gozaba De Pas como un pecado de lascivia.
  • Creía en el Infierno como en todo lo que mandaba creer la Iglesia, porque siempre que su pensamiento se había revelado, ella lo había sometido con acto de pretendida fe, había dicho creo a ciegas, tomando las palabras y la resolución de creer por la creencia.
  • Yo, puesto en el lugar donde creía estorbar menos, no cesaba de contemplar al comandante, que mandaba desde el alcázar con serenidad heroica, y me admiraba de ver a mi amo con menos calma, pero con más entusiasmo, alentando a oficiales y marineros con su ronca vocecilla.
  • Después de almorzar en Roca Tajada, en la taberna de Matiella, estanquero y albañil, grande amigo de Frígilis, los dos amigos cazadores dejaron el camino real, y por prados fangosos de hierba alta, de un verde obscuro, llegaron otra vez a las orillas del Abroño, allí más ancho, rodeado de juncos y arena, rizado por las ondas verdes que le mandaba el mar ya vecino.