Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "máscara" aquí tienes una selección de 15 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra máscara para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Buena gana tengo de ponerme de máscara.
- Su realidad era otra, aquello la máscara.
- Su rostro, tan parecido a una máscara japonesa, continuaba imperturbable.
- La idea de maníaco de que estaba vestido de máscara llegó a ser una obsesión intolerable.
- Y arrojar yo la máscara, y la ropa negra, y ser quien soy, lejos de aquí donde no lo puedo ser.
- Pero la máscara barbuda y lívida que asomaba por el embozo de las sábanas permaneció inmóvil.
- Se presentaba sin máscara, tal como era, empezando por decir que el Superior había hecho muy bien en quitarle las licencias.
- La máscara fría y estoica parecía deshacerse como la cera al calor, y sus ojos revelaban emoción que por instantes crecía, como una ola que avanza engrosando.
- Conveníale, pues, quitarse pronto la máscara ante su hermano como se la había quitado ante doña Lupe, pues hasta que lo hiciera no se reintegraría en el uso de su voluntad.
- Sus amigos, que le conocían bien, descubrían en él menos entereza para desempeñar el papel de libertino, y a menudo se le clareaba la buena índole al través de la máscara.
- El desgraciado joven se dejó caer en un banco que en el recibimiento había, el cual semejaba banco de iglesia, y allí se transformó la máscara insana de su rostro, pasando de la furia a la consternación.
- Se me metió en la cabeza la idea de que era un ángel, sí, ángel disfrazado, como si dijéramos, vestido de máscara para estampar a los tontos, y no me habrían arrancado esta idea todos los sabios del mundo.
- Su máscara de misantropía y aquella displicencia de genio perseguido eran natural consecuencia de haber llegado al medio siglo sin encontrar su asiento, pues treinta años de tentativas y de fracasos son para abatir el ánimo más entero.
- II La restauración vencedora i Me ha contado Jacinta que una noche llegó a tal grado su irritación por causa de los celos, de la curiosidad no satisfecha y de la forzada reserva, que a punto estuvo de estallar y descubrirse, haciendo pedazos la máscara de tranquilidad que ante sus suegros se ponía.
- Pero no era más que un antifaz, pues examinándolo bien, bajo la máscara de pelo veíase la cara sonrosada e inocente de un ruño, la mirada tímida y la sonrisa bondadosa de esos seres detenidos en la mitad de su crecimiento moral, que aunque mueran viejos son débiles y blandos, faltos de voluntad, incapaces de vivir sin el calor que presta el cariño.