Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra matrimonial

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra matrimonial en el contexto de una oración.

Término matrimonial: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "matrimonial" aquí tienes una selección de 10 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra matrimonial para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Luego fueron tía y sobrina a ver la casa matrimonial.
  • Farsante, con todo lo demás que en su gresca matrimonial se acostumbra.
  • Me despedí de este paisano, que sin duda no era un caso muy significativo de ternura matrimonial.
  • Por cierto que todo esto tenía que comprarlo, pues de la casa matrimonial no había de sacar nada.
  • Muy abrigado y la cabeza bien envuelta para que no le diese frío, lleváronle a la casa matrimonial, que fue estrenada en condiciones poco lisonjeras.
  • ¡Como que estas historias ayudan bastante a la educación matrimonial! Sabiéndolas de memoria, las mujeres viven más avisadas, y a poquito que los maridos se deslicen.
  • En todas sus aflicciones se consolaba con la dulce memoria de su felicidad matrimonial, pues Jáuregui había sido el mejor de los hombres y el número uno de los maridos.
  • No le repugnaba a doña Lupe trabajar los domingos, porque sus escrúpulos religiosos se los había quitado Jáuregui en tantos años de propaganda matrimonial progresista.
  • V La razón de la sinrazón i La mejoría de Maximiliano continuaba, de lo cual coligieron su tía y su hermano que la separación matrimonial había sido un gran bien, pues sin duda la presencia y compañía de su mujer era lo que le sacaba de quicio.
  • Levantábase á las tres, cargaba con los cestones de verduras cogidas por Tòni al cerrar la noche anterior entre reniegos y votos contra una pícara vida en la que tanto hay que trabajar, y á tientas por los senderos, guiándose en la obscuridad como buena hija de la huerta, marchaba á Valencia, mientras su marido, aquel buen mozo que tan caro le costaba, seguía roncando dentro del caliente estudi, bien arrebujado en las mantas del camón matrimonial.