Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra merece

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra merece en el contexto de una oración.

Término merece: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "merece" aquí tienes una selección de 36 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra merece para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • No se la merece.
  • Merece pensarse.
  • Porque lo merece.
  • Pero lo merece la pobre.
  • Un ángel que no merece un feo.
  • El caso merece referirse despacio.
  • No se hable de eso, no merece la pena.
  • ¿Querré yo a mi mujer como se merece?
  • Y por la tardanza de la cena, no merece.
  • ¡Ay, qué mala eres! Perdónala, que bien lo merece.
  • Dice que merece estudiarse la cuestión, que es ardua.
  • Ese sí que merece, no digo yo canonjías, sino siete mitras.
  • Le guardo todas las consideraciones que ella se merece, porque.
  • Pero ella no merece la muerte, sino la galera, sí señor, la galera.
  • No ha habido sacrificio, o es tan insignificante, que no merece se hable de él.
  • Ii Don Evaristo González Feijoo merece algo más que una mención en este relato.
  • Lo merezco, como lo merece toda persona que se enfada porque no le han limpiado las botas.
  • Yo creo que este clérigo, como otros muchos, merece nuestro respeto y hasta nuestra admiración.
  • Todo y mucho más se lo merece usted, carambita replicó el farmacéutico con efusión de cariño.
  • La política, si tal nombre merece el enredijo de intrigas y miserias que en las aldeas lo recibe.
  • Hija mía, esa historia de sus tristezas, de sus ensueños, de sus aprensiones merece que yo medite mucho.
  • Cada país tiene el Gobierno que merece, y aquí no puede gobernar más que un hombre que esté siempre con una estaca en la mano.
  • Estimase como merece, y la pusiese sobre las niñas de sus ojos, ¿se libraría por eso de contrariedades, enfermedades, vejez y muerte?
  • Mire usted, don Víctor le decía a su amigo esa niña merece un rey, y por lo menos un magistrado que pronto será Regente, como usted, v.
  • , a ella y a él, que también lo merece, y después de muertos (con salvaje sarcasmo), después de muertos, ¡que tengan los hijos en el otro mundo!
  • Vea usted por qué yo profeso el principio de que no debemos reírnos de nada, y que todo lo que pasa, por el hecho de pasar, ya merece algo de respeto.
  • Eso no es cobardía dice que le dijo eso es hacerse justicia a sí mismo, usted merece la muerte por su traición y yo le conmutó la pena por el destierro.
  • Yo no he faltado, yo no he faltado (alzando la voz), y quien diga que yo he faltado, miente, y merece que se le arranque la lengua con unas tenazas de hierro echando fuego.
  • Habíamos ido a residir en casa de la prima de mi amo, la cual era una señora, a quien el lector me permitirá describir con alguna prolijidad, por ser tipo que lo merece.
  • Lo que está bien, muy bien, y ya ves como lo bueno se te alaba, es que en público mantengas el severo continente que merece no menos elogios del público que tu palmito y buen talle.
  • ¡Ay, Dios mío, si tuviera aquí un revólver, ahora mismo, ahora mismo, sin titubear un instante, le pegaba un tiro por la espalda y le partía el corazón! No merece que se le mate por delante.
  • No, si lo que yo digo es que el alma tiene el pago que merece, y como el cuerpo no es más que a la manera de un cascarón, cuando este se pudre, a mí no me asusta el materialismo de hacerse uno polvo.
  • Lo que ha comprendido el salvaje, que el niño, como más débil, como más tierno, merece más cuidado y hasta más respeto que el hombre, no lo ha comprendido el civilizado, y entre nosotros, el que sería incapaz de hacer daño a un adulto, martiriza a un niño con el consentimiento de sus padres.
  • Juan Pablo y Maximiliano se fueron a vivir con su tía paterna doña Guadalupe Rubín, viuda de Jáuregui, conocida vulgarmente por Doña Lupe la de los pavos, la cual vivió primero en el barrio de Salamanca y después en Chamberí, señora de tales circunstancias, que bien merece toda la atención que le voy a consagrar más adelante.
  • Al consignar estas breves frases en honor al celoso funcionario que ha prestado el concurso de su palabra, siempre elocuente, y de su voluntad, siempre inquebrantable, en pro de los intereses de la provincia, la Comisión cree que se hace intérprete de los sentimientos de la Diputación, al dejar estampado en este documento el tributo de respetuosa consideración que le merece el inteligente diputado y vicepresidente que fue de la Comisión.
  • Figúrense ustedes, señores míos, un hombre viejo, más bien alto que bajo, con una pierna de palo, el brazo izquierdo cortado a cercén más abajo del codo, un ojo menos, la cara garabateada por multitud de chirlos en todas direcciones y con desorden trazados por armas enemigas de diferentes clases, con la tez morena y curtida como la de todos los marinos viejos, con una voz ronca, hueca y perezosa que no se parecía a la de ningún habitante racional de tierra firme, y podrán formarse idea de este personaje, cuyo recuerdo me hace deplorar la sequedad de mi paleta, pues a fe que merece ser pintado por un diestro retratista.