Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "oficina" aquí tienes una selección de 17 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.
En cada una de las frases aparece resaltada la palabra oficina para que la puedas detectar fácilmente.
Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.
- Y me le tenía en la oficina de sol a sol.
- La oficina no ostentaba el lujo del despacho ni mucho menos.
- El Sábado, a poco de entrar en la oficina, le llamó Villalonga a su despacho.
- Empleados no se encuentran allí, por estar aquel caserío lejos de toda oficina.
- Los nuevos clientes de don Ramón atravesaron la oficina tan conmovidos como el otro.
- ¡Hora y media en la oficina! se dijo al salir del palacio, entre avergonzado y contento.
- Me he arruinado, chica, y para mantener a mis padres y a mi mujer, estoy trabajando de escribiente en una oficina.
- Quiso marcharse, sin ver a ningún clérigo ni seglar de los que esperaban en la antesala y en la oficina contigua.
- Era una oficina como otra cualquiera con algo menos de malos modos y un poco más de hipocresía impasible y cruel.
- Atravesaron la oficina, donde media docena de pobres diablos plumeaban encorvados, levantando la cabeza para lanzar a Tónica una mirada rápida.
- Luego me arrepiento pensando que acaso el que escribió ese libro es un buen hombre que tiene seis hijos y que trabaja todo el día en una oficina.
- Más inútil y egoísta aún, nunca quiso hacer nada, ni estudiar ni trabajar, y le habían colocado en una oficina del Estado, adonde iba solamente a cobrar el sueldo.
- El Magistral, distraído, se aventuró a pasar del despacho a la oficina y allí se vio rodeado de litigantes, de pretendientes, casi todos muy afeitados, todos vestidos de negro, o con sotana o con levita que lo parecía.
- ¡Y quién me había de decir a mí que le haría ascos a la comida, yo que jamás le he preguntado a ningún plato por sus intenciones! El estómago se me quiere jubilar antes que lo demás del cuerpo, y ya debes suponer que faltando el jefe de la oficina.
- Que me lleven el café a la oficina dijo en voz alta, mirando el reloj y haciendo un gesto, por el cual los circunstantes podrían comprender, sin necesidad de más explicaciones, el cataclismo que iba a ocurrir en la Hacienda si Don Basilio se retrasaba un minuto más.
- Decidido a hablar con Juan Pablo, fue a verle una mañana al café de Madrid, donde tenía un rato de tertulia antes de entrar en la oficina, pues al fin ¡miseria humana!, hubo de aceptar la credencialeja de doce mil que le había dado Villalonga, por recomendación del mismo Feijoo.
- En Enero del 76, había conseguido domarle hasta el punto de que le llevaba consigo a la oficina, teníale allí ocupado en ordenar papeles o en tomar algún apunte, y por las noches solía llevarle a la tertulia del café, donde estaba el pobre chico como en misa, oyendo atentamente lo que se decía, y sin desplegar sus labios.