Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra penas

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra penas en el contexto de una oración.

Término penas: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "penas" aquí tienes una selección de 46 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra penas para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Mis penas procedían de Dolores.
  • ¿a quién podía confiar sus penas?
  • Petra contenía la risa a duras penas.
  • Todas mis penas me están saliendo por los ojos.
  • A su marido no había que mentarle semejantes penas.
  • El pobre labrador ocultaba sus penas á su propia familia.
  • Su pesimismo piadoso le salía a duras penas de los labios.
  • El órgano parecía sentir más de corazón las penas de María.
  • ¡Qué indecible satisfacción! Pronto concluirían nuestras penas.
  • Briones, con su tropa, y Martín subían por el monte a duras penas.
  • Llevaría ambas penas con paciencia, con tal que no saltara algo más fuerte.
  • En todas las penas y alegrías de la casa era siempre el partícipe más sincero.
  • Él también había sido joven y sabía cuan pesadas resultan las penas del querer.
  • Estas penas sin causa conocida no le inspiraban compasión, le irritaban, le parecían mimos de enfermo.
  • De Pas había querido echar todo el peso de la censura eclesiástica y las más severas penas sobre Contracayes.
  • Estar con los tristes, ésa es la religión eterna, vivir llorando por las penas del mundo, amar entre lágrimas.
  • Era además una necesidad de desahogar su corazón por penas atrasadas y que sin duda no estaban bien lloradas todavía.
  • Benedicto XIV continuó el Magistral confirmó respecto de los solicitantes las penas impuestas por Sixto V y Gregorio XV.
  • Ni nuestra miseria, a duras penas disimulada delante del mundo, nos ha impedido rodearte de todas las comodidades apetecibles.
  • Se le figuró un momento que aquel dolor que sintiera al saber lo de la ministra, era más de las entrañas que sus demás penas.
  • La Delfina la había ofendido y ultrajado, cuando ella no hacía más que contarle a la santa sus penas y el conflicto en que estaba.
  • Durante un rato estuvo la dama silenciosa, sintiendo que se le hacía en la garganta el nudo aquel, síntoma infalible de las grandes penas.
  • Ellos solos descansaban a bordo del Trinidad, y todo les era ajeno, fatigas y penas, la vergüenza de la derrota y los padecimientos físicos.
  • Esta vez aún fué más viva y gesticulante su protesta al ver que el labrador no se ablandaba con la rebaja y á duras penas le ofrecía dos duros más.
  • Y no tuvo escrúpulo en asustarle un poco más de lo que estaba, recordándole las penas del Infierno, aunque estos recursos de terror le repugnaban a ella.
  • El padre, con gesto fosco y severas ojeadas, le recordaba mudamente que debía mostrarse indiferente, ya que sus penas eran un atentado á su autoridad paternal.
  • Enemigo de comunicar sus penas, se le veía siempre sonriente, bonachón, tranquilo, llevando encasquetado hasta las orejas el gorro azul que justificaba su apodo.
  • Una vida descansada, mi misita por las mañanas con la fresca, mi corito mañana y tarde, mi altar mayor cuando me toque, mi paseíto por las tardes, y vengan penas.
  • Y así, es por demás decir que nos saque vuestro padre, si alguno no nos reza en alguna cuenta de perdones y nos saca de penas con alguna misa en altar previlegiado.
  • Hágase en mí según tu palabra y en pedir a su Hijo que provea de vino a unas bodas, de vino que embriaga y alegra y hace olvidar penas, y para que el Hijo le diga.
  • La persecución en esta materia llegó a tal extremo, tales disgustos le causó su afán de expresar por escrito sus ideas y sus penas, que tuvo que renunciar en absoluto a la pluma.
  • Porque no renieguen nuestra santa fe y vayan a las penas del infierno, siquiera ayudadles con vuestra limosna y con cinco paternostres y cinco avemarías, para que salgan de cautiverio.
  • Ya tengo el don de lágrimas, leyó el Magistral en voz alta como diciéndoselo a jilgueros y gorriones, petirrojos y demás vecinos de la enramada, ya lloro, amigo mío por algo más que mis penas.
  • Y cuando por alguna ocupación imprevista se encargaba a otra persona tan dulce comisión, mi pena era tan profunda, que yo la equiparaba a las mayores penas que pueden pasarse en la vida, siendo hombre, y decía.
  • Iii Una tarde, doña Lupe vio entrar a su sobrina tan desolada, que no pudo menos de írsele encima, llena de irascibilidad, no pudiendo sufrir ya que no le confiase sus penas, cualquiera que fuese la causa de ellas.
  • La franqueza es una virtud cuando no se tienen otras, y la franqueza obligaba a Fortunata a declarar que en la primera temporada de anarquía moral se había divertido algo, olvidando sus penas como las olvidan los borrachos.
  • ¡Ah, maldito avaro! Necesario era todo su mal corazón para dejar a una hermana en el sufrimiento, pudiendo remediar sus penas con algunos de los papelotes mugrientos que a fajos dormían en el viejo secrétaire de su alcoba.
  • En mi ánimo se reproducen las emociones dulces o terribles de la juventud, el ardor del triunfo, el pesar de la derrota, las grandes alegrías, así como las grandes penas, asociadas en los recuerdos como lo están en la vida.
  • Se recuerda claramente que en aquellos días no era uno feliz, que tenía uno sus inquietudes y sus penas, y, sin embargo, parece que el sol de entonces debía brillar más, y el cielo tener un azul más puro y más espléndido.
  • Si alguna vez había ensayado interesar a su amiga descubriéndole, o por vía de ejemplo o por alarde de confianza, algo de la propia historia íntima, ella había escuchado distraída, como absorta en el egoísmo de sus penas y cuidados.
  • ¡Y qué horrorizado se quedaba oyendo contar lo mal que se portó el seductor de aquella hermosura! El honradísimo aprendiz de farmacéutico no comprendía que pudieran existir hombres tan malos, y las penas todas del infierno parecíanle pocas para castigarles.
  • Pero, una vez escogido, era preciso considerarle como lo que era en efecto, padre espiritual, y hablando fuera de todo sentido religioso, como hermano mayor del alma, con quien las penas se desahogan y los anhelos se comunican, y las esperanzas se afirman y las dudas se desvanecen.
  • Salvados de éste, nos vimos nuevamente empeñados en una lucha, que fue afortunada, y luego, cuando nos creímos al fin de tantas penas, cuando saludábamos a Cádiz llenos de alegría, nos vimos de nuevo en poder de la tempestad, que hacia fuera nos atraía, ansiosa de rematarnos.
  • En vez de rehuir las obligaciones de su casa, Fortunata hacía por extenderlas y aumentarlas, conociendo que el trabajo le ayudaba a sostenerse en aquel equilibrio, sin balances de dicha, pero también sin penas, el corazón adormecido y aplanado, como bajó la acción de un bálsamo emoliente.
  • Crespo, como si no hubiera en el mundo penas, ni amigos que se ahogaban en ellas, alegre, con aquel insultante regocijo que le inspiraba a él la helada en las mañanas más frías del año, frotaba las manos y hablaba del precio de las reses, y de las ventajas de la parcería, locuaz, como nunca se le veía en Vetusta.
  • Mauricia, amiga de mi alma, ven y las dos juntas nos contaremos nuestras penas, hablaremos de cuando nos querían nuestros hombres, y de lo que nos decían cuando nos arrullaban, y luego beberemos aguardiente las dos, porque yo también quiero el aguardientito, como tú, que estás en la gloria, y lo beberé contigo para que se me duerman mis penas, sí, para que se me emborrachen mis penas.