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Ejemplos de oraciones con la palabra pollos

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra pollos en el contexto de una oración.

Término pollos: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "pollos" aquí tienes una selección de 28 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra pollos para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • No, si a mí no me gustan los pollos.
  • Parecen otras las chicas dicen los pollos.
  • Y cerró las vidrieras en las narices de Álvaro y de los pollos.
  • Los pollos de la aristocracia acabaron por confesar que Ana era una excepción.
  • Los pollos elegantes tampoco frecuentan la sala, o patio, como se llama todavía.
  • Además, las niñas, a ruegos de los pollos, iban a hacer un poco de música y canto.
  • Muchos pollos se figuraban que semejante prenda exigía la fortuna de un Montecristo.
  • Pollos asados, fritos, en pepitoria, estofados, con guisantes, con cebollas, con patatas y con huevos.
  • Glocester, que fingía atender a lo que le decían los pollos insulsos, devoraba con el rabillo del ojo a los del grupo.
  • Los pollos advirtieron que el Paseo de los curas era más corto y más estrecho que el Paseo Grande, y esto les convenía.
  • Cabritos, pollos, anguilas, truchas, pichones, ollas de vino, manteca y miel, perdices, liebres y conejos, chorizos y morcillas.
  • La alcoba de los pollos se comunicaba con habitaciones de servicio, y le seguían dos grandes piezas que Jacinta destinaba a los niños.
  • A veces son espectadores de aquella algazara algunos adolescentes y pollos con cascarón que tienen en los bancos de la plataforma sus amores.
  • Lo primero, yo puse pena de la vida a todos los cochinos que se entrasen en casa y a los pollos de la ama que del corral pasasen a mi aposento.
  • Preguntó a dos mujeres que pelaban gallinas y pollos, y le contestaron, señalando una mampara, que aquella era la entrada de la escalera del 11.
  • Todavía puedes alcanzar el grado de brigadier, que tendrías ya de seguro si Paca no te hubiese echado una calza como a los pollos para que no salgan del corral.
  • Ni los pollos nuevos cuando rompían el cascarón, ni los cachorros de la Linda, ni los recentales de la vaca, consiguieron nunca fijar así las miradas atónitas de Perucho.
  • Toda su prodigalidad de señora que recibe de confianza, se reducía a entregar vestidos y pañuelos de estambre, todo viejo, para que los pollos de imaginación se disfrazasen de mujeres o de turcos.
  • Y seguía firme, impasible, cada vez más pálido, con los ojos entumecidos y rojos, preguntando si Copa había ya matado un par de pollos para la cena y dando instrucciones sobre el modo de guisarlos.
  • Otros llevaban el buen par de pollos, la cesta de tortas, la banasta de frutas, para enternecer á los señores, para que aceptasen la paga incompleta, lloriqueando y prometiendo redondear la suma más adelante.
  • Dialogaba con su hija, y, a lo que Perucho pudo comprender, ésta explicaba que el señorito había salido de madrugada a tirar a los pollos de perdiz, y suponía que anduviese hacia la parte del camino de Cebre.
  • Los pollos, despedazados, hundidos en el rosado caldo del tomate, y después las rodajas de salchichón a centenares, un jamón entero cortado en gruesas lonjas, y una enorme pirámide de huevos cocidos, con la cáscara teñida de rojo o amarillo.
  • Y eran de ver las señoritas tapándose la cara con las manos, chillando como gallinas asustadas, por miedo a que les golpeasen encima de las cejas, y los aplausos y vivas con que se acogía la travesura de alguna joven cuando era ella la que agredía a los audaces pollos.
  • Las tres rodearon al Magistral y con permiso de los señores que ya no eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses insignificantes, tuvieron con él un conciliábulo en que hubo risas, protestas del Magistral, mimosas y elegantes en los gestos que las acompañaban.
  • Jaulones enormes había por todas partes, llenos de pollos y gallos, los cuales asomaban la cabeza roja por entre las cañas, sedientos y fatigados, para respirar un poco de aire, y aun allí los infelices presos se daban de picotazos por aquello de si tú sacaste más pico que yo.
  • Y luego, aunque se quede usted sólita en el baile, mucho cuidado con aceptar invitación de tantos pollos amables, porque si el señor sabe que se ha bailado, pone un hocico inaguantable y habla de un tal Otelo, y dispara un soneto en que le pone a una de pérfida, perjura e infiel, que no hay por dónde cogerla.
  • Estas tres personas formaban grupo en el balcón de galería, y desde el gabinete, sentados aquí y allá, y algunos en pie, oían a Glocester tres canónigos más, el capellán de la casa, don Aniceto, tres damas nobles, la gobernadora civil, Joaquinito Orgaz, y otros dos pollos vetustenses, de los que estudiaban en la Corte.
  • A pesar de Don Frutos y sus altercados de crítica dramática, la bolsa de Don Álvaro, que así se llamaba en todas partes, era la más distinguida, la que más atraía las miradas de las mamás y de las niñas y también las de los pollos vetustenses que no podían aspirar a la honra de ser abonados en aquel rincón aristocrático, elegante, donde se reunían los hombres de mundo (en Vetusta el mundo se andaba pronto) presididos por el jefe del partido liberal dinástico.