Palabras

Ejemplos de oraciones con la palabra presentarse

Lista de frases en las cuales se puede ver cómo se usa la palabra presentarse en el contexto de una oración.

Término presentarse: Frases

Si quieres ver ejemplos de uso de la palabra "presentarse" aquí tienes una selección de 40 frases y oraciones donde se puede ver su aplicación en un texto.

En cada una de las frases aparece resaltada la palabra presentarse para que la puedas detectar fácilmente.

Para evitar saturar nuestro sistema sólo se mostrarán un máximo de 100 frases por palabra.

  • Le bastó presentarse para triunfar.
  • No es modo de presentarse a la gente.
  • Aracil, Montaner y Hurtado decidieron presentarse.
  • Parece como que tuviera vergüenza hasta de presentarse.
  • A Fortunata no le gustaba ir al teatro ni presentarse en público.
  • No dejó de presentarse el muchacho al anochecer el día siguiente.
  • Pasaban algunas horas, volvía a presentarse Trifón en casa del moribundo.
  • No tardaron en presentarse el señor y la señora del tercero de la derecha.
  • Pensaban presentarse los tres, y no estaba mal el ver enfermos con frecuencia.
  • Al comprobar este sentimiento de hostilidad, dejó de presentarse en casa de Ohando.
  • Martín, al saberlo, sintió deseos de presentarse a Carlos y de insultarle y desafiarle.
  • Machín sabía que entre los pescadores era odiado, y no quiso presentarse como nuestro salvador.
  • Los vascos nos libramos del vómito negro y del escorbuto, que comenzó también a presentarse en el barco.
  • ¿Qué va a hacer una señora bonita, rica, y que además tiene que presentarse todos los días ante los reyes?
  • ¡Encanto, cielo, cielito, monadita mía, ríete, ríete! Por entonces la sonrisa no se dignó presentarse más.
  • El espectro de su maldad no había hecho antes más que presentarse como en broma, y érale a ella muy fácil espantarlo.
  • Al mismo tiempo lanzaba ojeadas de sobresalto en derredor, porque le iba sabiendo mal la tardanza de su mujer en presentarse.
  • Segunda empezó por presentarse todos los días en la tienda de la Concepción Jerónima, y armar un escándalo a su hermano y a su cuñada.
  • Lo mismo fue verle Patricia en aquel lastimoso estado, que correr a dar aviso a doña Lupe, la cual no tardó en presentarse alborotada y afligida.
  • El esfuerzo constante hecho por Niní para presentarse como ingenua y cándida, le daba un carácter más femenino, más corriente también y vulgar.
  • Alguno llegó a presentarse con una corneta, y cuando el profesor se disponía a echar en un vaso de agua un trozo de potasio, dió dos toques de atención.
  • A pesar de lo trastornadas que estaban sus facultades, Fortunata supo apreciar el verdadero sentido de aquella resistencia de Jacinta a presentarse con la niña.
  • Afeminaciones, afeminaciones, gruñía entre dientes, convencidísimo de que la virtud en el sacerdote, para ser de ley, ha de presentarse bronca, montuna y cerril.
  • No había razón para que ella, que sabía presentarse como la primera, dejase de alternar con las damas que seguían a Guillermina cual las ovejas siguen al pastor.
  • Aquel pequeñuelo que iba a presentarse en el mundo era, por ley de la naturaleza, sucesor de los Santa Cruz, único heredero directo de poderosa y acaudalada familia.
  • La madre de Martín, al saber el suceso, quiso obligar a su hijo a presentarse en casa de Ohando y a pedir perdón a Carlos, pero Martín afirmó que antes lo matarían.
  • Poco después había vuelto a presentarse don Víctor, el tonto de don Víctor, con sombrero bajo y sin gabán, de cazadora clara, acompañado de don Tomás Crespo, el del tapabocas.
  • Esto era el colmo de la distinción según lo entendía don Álvaro, y así procuró aquella noche presentarse a la Regenta, a quien estaba visto que había que enamorar por todo lo alto.
  • Pero con la ayuda de Dios, han de salir ustedes de aquí como personas cumplidas, sabiendo presentarse en cualquier parte, ya que han tenido la buena suerte de encontrar un maestro como yo.
  • Feijoo no la había visto nunca, ni el filósofo de café acostumbraba a presentarse en público en compañía de aquella Aspasia, por cuya razón quedose Rubín un tanto cortado al ver a su amigo.
  • ¿Por qué no se le ocurrió darle un escándalo, ir a la casa con el crío en brazos y presentarse a doña Bárbara y a Don Baldomero y contarles allí bien clarito la gracia que había hecho su hijo?
  • Y fue tal el vocerío que hubo de presentarse en la puerta, que estaba abierta, Estupiñá, y penetró en la casa con ademanes policiacos, mandando callar a todo el mundo y amenazando con traer una pareja.
  • En vano esperó, con loca esperanza, ver a la Regenta presentarse en la capilla, por casualidad, por impulso repentino, como quiera que fuese, presentarse, que era lo que él quería, lo que él necesitaba.
  • El mar azul estaba tranquilo, y sobre este mar y bajo aquel cielo las cuarenta velas, con sus blancos velámenes, emprendían la marcha, formando el más vistoso escuadrón que puede presentarse ante humanos ojos.
  • Don Álvaro, que sabía presentarse como un personaje de novela sentimental e idealista, cuando lo exigían las circunstancias, era en lo que llamaba El Lábaro el santuario de la conciencia, un cínico sistemático.
  • Este sistema de la cuerda floja retrasaba el triunfo, pero le permitía a él presentarse a los ojos de Ana más simpático, hablando el lenguaje de aquella vaguedad romántica que ella creía religiosidad sincera, y no pasaba de ser una idolatría disimulada, según don Fermín.
  • Estos pensamientos la llevaban a veces tan lejos que la imagen de don Álvaro volvía a presentarse brindando con la protesta, con aquella amable, brillante, dulcísima protesta de los sentidos poetizados, que había clavado en su corazón con puñaladas de los ojos el elegante dandy la tarde memorable de Todos los Santos.
  • Refugio, la querida de Juan Pablo, estaba aquel invierno muy mal de ropa, y no iba al café del Siglo, sino al de Gallo, porque le cogía cerca (la pareja moraba en la Concepción Jerónima), y además porque la sociedad modesta que frecuentaba aquel establecimiento, permitía presentarse en él de trapillo o con mantón y pañuelo a la cabeza.
  • Su novio no sabía presentarse con las manos vacías, y exploraba todos los cañares y árboles de la huerta para regalar á la hilandera ruedas de pajas y ramitas, en cuyo fondo unos cuantos pilluelos, con la rosada piel cubierta de finísimo pelo y el trasero desnudo, piaban desesperadamente, abriendo un pico descomunal jamás ahito de migas.
  • Pero volvió la idea a presentarse tentadora, y como en las novelas que saboreaba sucedía casi siempre que eran casadas las heroínas, pecadoras sí, pero al fin redimidas por el amor y la mucha fe, vino en averiguar y dar por evidente que se podía querer a una casada y hasta decírselo, si el amor se contenía en los límites del más acendrado idealismo.